Cuba empeñada en popularizar el fútbol en la isla
Contra viento y marea, con escasos recursos, Cuba se esfuerza por popularizar el fútbol y sueña con ir a su primer mundial en casi 100 años ahora que la justa admitirá 48 equipos a partir de 2026
Todos los recesos, Gabriela Alfonso Cabrera miraba de reojo cómo los varones jugaban al fútbol. Le encantaba el deporte y un día se animó y le dijo a su maestra de quinto grado que ella también quería jugar. La maestra le recordó que ella era una niña.
“Quería jugar, pero en mi escuela no me dejaban hacerlo porque si me daban un golpe iba a llorar”, contó Gabriela.
Hoy Gabriela tiene 14 años y juega con varones. A veces es la única mujer en los partidos, con muchachos mucho más grandes y fuertes que ella. Pero esperó cuatro años para poder jugar con ellos y no se amilana.
Es una de cientos de jugadores que técnicos de toda la isla están reclutando como parte de un nuevo programa que busca popularizar el fútbol en esta isla, que no se clasifica a un Mundial de balompié desde 1938, en que cayó 8-0 ante Suecia en los cuartos de final.
Un grupo inicial de 16 técnicos recibió hace poco capacitación de la FIFA. Su misión es formar una nueva generación de futbolistas en una isla apasionada por el béisbol y el boxeo.
Deberán preparar a más de 1.500 técnicos en los próximos meses. El objetivo es que Cuba se clasifique a una Copa Mundial en la próxima década, algo que no consigue desde hace casi un siglo.
“Esperamos poder lograrlo”, dijo el técnico Héctor Noa Cuadro, que empezó a jugar a los 13 años en Guantánamo, después de ver cómo Argentina ganaba la Copa Mundial de 1978.
Agregó que los jóvenes cubanos tienen fuerza física, pero deben adquirir más habilidades, mejorar su técnica, sus remates y aprender a hacer combinaciones de pases.
Una mañana reciente Cuadro analizó desde un costado de la cancha el desempeño de más de una docena de jugadores, todos hombres, con excepción de Alfonso, ahora en el octavo grado, y su hermana melliza, en el Estadio Nacional de Fútbol Pedro Marrero.
“¡Eso es! ¡Vamos! ¡Se me activan!”, gritaban varios técnicos mientras los jugadores se movían por el campo usando chalecos verdes y anaranjados.
La tarea ese día era practicar jugadas ofensivas.
Reniel Bonora, quien dirige al equipo sub20, miraba satisfecho mientras hablaba de los desafíos que implica popularizar el fútbol en Cuba a pesar del embargo de Estados Unidos, la falta de recursos y una crisis económica que deriva en escasez de alimentos.
Hace un par de años, Bonora dijo que había fundado dos fábricas que producían tacos (tapones) y pelotas para el equipo de mujeres que dirigía porque no quería perder jugadoras talentosas debido a la falta de equipo.
Bonora, quien tuvo que elegir entre el fútbol y el ajedrez y optó por el primero, señaló que no hay dinero en Cuba para que los clubes puedan competir en el exterior y así mejorar su nivel.
“Esas son las cosas que nos están limitando”, manifestó Bonora, agregando que los cubanos han tenido que ser muy imaginativos para producir cosas similares a los conos de plástico y otros equipos de uso común en los entrenamientos.
El precario estado de cosas hizo que conocidos jugadores desertasen durante torneos regionales, lo que dificulta la formación de un equipo competitivo ya que los talentos que asoman se van de la isla, que figura en el puesto 167 entre 211 equipos en la clasificación de la FIFA.
La clasificación a la Copa Mundial, no obstante, no suena tan descabellada si se tiene en cuenta que 48 equipos competirán en la edición 2026.
Muchos jugadores se incorporaron a clubes de Estados Unidos en las dos últimas décadas, incluidos los mediocampistas Osvaldo Alonso, del Atlanta United, y Maikel Chang, del Real Salt Lake, ambos de la liga MLS.
En una ocasión, en enero de 1999, todo el equipo nacional cubano se fue de la isla para jugar con el Bonner SC, un club de la cuarta división alemana, con el que firmó un contrato de seis meses. El grupo incluyó a 15 jugadores, dos técnicos, un intérprete, un fisioterapeuta y un cocinero.
El equipo masculino de Cuba llegó a estar 46to en el escalafón de la FIFA en 2006, pero 12 años después estaba más abajo que nunca, 182.
La selección femenina, mientras tanto, está 97ma entre 185 países.
Los nuevos técnicos quieren que Cuba quede entre los 100 primeros, aunque eso no es tan importante para los chicos que juegan al fútbol en un parque público.
“Para mí lo que importa es jugar, no ganar”, dijo Cristian Montes de Oca Peña, de nueve años.
Más de una docena de jugadores a su lado asintieron antes de salir corriendo para continuar su partido.