Chinos norcoreanos sufren discriminación en el Sur
Muchos norcoreanos de etnia china han huido a Surcorea para escapar de las penurias económicas y la represión política, pero allí sólo encuentran discriminación y abandono
Cho Guk-gyeong se siente abandonado por tres países.
Un día reciente le mostró a un reportero su cédula surcoreana, donde se le clasifica como “Sin Nacionalidad”, una descripción apta considerando lo que ha sido su vida 15 años después de salir de Corea del Norte para pasar a Corea del Sur.
La mayoría de los desertores que pasan del Norte al Sur son étnicamente coreanos, pero Cho, de 53 años, es descendiente de dos generaciones de chinos. Si bien los desertores de etnia coreana gozan por ley de ciertos derechos y beneficios para facilitar su reintegración a la sociedad surcoreana, Cho no los tiene, pues en Corea del Norte mantuvo su nacionalidad china, a pesar de que su familia lleva ya tres generaciones en suelo norcoreano.
“Yo no estoy pidiendo subsidios ni ninguna otra asistencia pública, lo único que quiero es la ciudadanía surcoreana para poder trabajar duro”, expresó Cho en una entrevista reciente en Gwangyang, Corea del Sur, donde trabajó recientemente como jornalero, su primer empleo en ocho años.
No se sabe cuántos norcoreanos de etnia china han desertado a Corea del Sur en años recientes. Grupos activistas dicen que unos 30 han sido clasificados como “Sin Nacionalidad” y encarcelados en Corea del Sur, al haber sido descubiertos tratando de hacerse pasar por norcoreanos.
Esa designación de “Sin Nacionalidad” les dificulta conseguir empleo u otros beneficios en el Sur y, si bien son relativamente pocos, sus denuncias arrojan sobre un tema poco conocido pero importante de derechos humanos.
“Son probablemente los ciudadanos chinos más desafortunados del mundo, pues han sido abandonados por Corea del Norte, China y Corea del Sur”, explica Yi Junghee, profesor de cultura china de la Universidad Nacional de Incheon. “No reciben ayuda de ningún país”.
Si regresan a Corea del Norte quedarían largo tiempo en la cárcel, o correrían peor suerte. Radicarse en China es difícil porque muchos de ellos no hablan chino y han perdido contacto con sus familiares allí. Y obtener una tarjeta de residente en China podría tardar años.
En el 2019, Cho y otros tres norcoreanos de etnia china solicitaron status de refugiados en Corea del Sur, la primera vez que ocurre un esfuerzo conjunto de ese tipo. En junio, lograron finalmente sus entrevistas con el servicio de inmigración. Pero las probabilidades no están a su favor. En años pasados, Corea del Sur ha aprobado apenas un 2% de las solicitudes de status de refugiados.
En respuesta a una lista de preguntas de la AP, el Ministerio de Justicia surcoreano indicó que entre los aspectos a determinar están: si Cho y los demás serán víctimas de persecución en otro país, si sus testimonios son consistentes y si sus documentos están en orden. El ministerio se negó a divulgar el contenido de las entrevistas pero advirtió que el proceso podría tardar mucho.
El ministerio explicó que los extranjeros podrían ser legalmente chinos de nacionalidad, pero no están en capacidad de probarlo y por lo tanto son clasificados como “de facto sin nacionalidad”, aunque se les permitirá quedarse en el Sur.
La presencia china en la península coreana data de por lo menos los inicios del siglo XIX. Entre 3.000 y 5.000 personas de etnia china hoy en día viven en Corea del Norte. Son los únicos extranjeros con derechos de residentes permanentes entre los 26 millones de habitantes que tiene Corea del Norte, dicen analistas.
Pueden mantener su ciudadanía china, visitar China una o dos veces al año y hacer negocios transfronterizos. Los hombres están exentos del servicio militar, pero su etnicidad los hace más vulnerables a la vigilancia estatal, tienen prohibido ser miembros del Partido de los Trabajadores y tienen escasas oportunidades políticas.
En general, se consideran norcoreanos.
Cho contó que cuando era niño en la escuela, recibió el mismo adoctrinamiento que los demás, en que todos veneran a la familia gobernante Kim. Trabajó en una fábrica estatal y vivió dos años como norcoreano naturalizado.
“Mis raíces ancestrales hace tiempo que se evaporaron y, honestamente, yo siento que Corea del Norte es mi hogar”, expresó Cho, cuyo abuelo migró a la ciudad norcoreana de Chongjin en la década de 1920.
Desde la década de 1990 unos 34.000 norcoreanos han migrado al Sur, huyendo de las penurias económicas y la represión política. Entre ellos hay muchos norcoreanos de etnia china como Cho. Al no tener pasaportes chinos, suelen pagarle a gestores para que les organicen viajes por diversos países asiáticos como Tailandia hasta llegar a suelo surcoreano.
Al llegar a Corea del Sur en 2008, cuando fue interrogado por funcionarios de inteligencia, Cho se hizo pasar por un amigo norcoreano que había muerto en un accidente vial. Aseveró que ansiaba rehacer su vida y por eso ocultó su ascendencia china, la que considera una desventaja en ambas Coreas. Hoy en día afirma que no estaba consciente de la gravedad del engaño.
Corea del Sur le dio ciudadanía, un apartamento y asistencia económica, como hace con todos los desertores de Corea del Norte. Pero en el 2012 descubrieron su engaño por agentes que inicialmente pensaron que se trataba de un espía norcoreano. Cho fue absuelto de los cargos de espionaje, pero fue despojado de su ciudadanía y demás beneficios y sentenciado a un año de cárcel por infracción de las leyes de inmigración.
Otro norcoreano de etnia china, de apellido Yoon, relató que estuvo 20 meses retenido en otra instalación por un intento similar, de hacerse pasar por norcoreano. El individuo de 60 años de edad no llegó a ser convicto porque su engaño fue detectado temprano, antes de ser integrado a la sociedad.
“A veces me pongo a pensar que jamás debí venir aquí. No sé cuántos años más voy a vivir, pero quiero morirme después de obtener la ciudadanía”, declaró Yoon, quien pidió ser identificado sólo por su apellido por temor a que le pase algo a sus familiares en Corea del Norte.
En sus entrevistas en junio, los chinos-norcoreanos le afirmaron a los funcionarios que regresar al Norte les conllevaría represalias y que no pueden ir a China debido a que no tienen documentos de residencia, no tienen familia y por la barrera idiomática, indicó Kim Yong-hwa, un norcoreano que se pasó al Sur y es hoy en día un activista.
Para Corea del Sur, facilitar la integración de norcoreanos-chinos es un tema delicado porque podría animar a otros norcoreanos-chinos a emigrar al Sur, enfurecer al gobierno de Pyongyang y complicar las gestiones para la reconciliación entre las dos secciones de la península.
“Vivimos y sufrimos juntos en Corea del Norte ... así que no tiene sentido decidir que no son desertores norcoreanos”, afirmó Noh Hyun-jeong, desertor norcoreano en Seúl que conoce a muchos chinos que vinieron al Sur desde el Norte.
A diferencia de Noh, otros desertores norcoreanos tratan con desdén a los norcoreanos-chinos, que tampoco entablan buenas relaciones con otras comunidades chinas en Corea del Sur.
Yoon relata que se mantiene gracias a ayuda económica de Kim y de una iglesia. Cho, quien vive con una desertora norcoreana, afirma que no le ha dicho a sus compañeros desertores norcoreanos sobre sus raíces étnicas ni sobre su status legal.
“No creo que dejarán de ser mis amigos, pero no me gusta pensar que alguien sepa sobre mis antecedentes o mi status. Simplemente, no sé cómo van a reaccionar”, afirmó Cho.