Capilla de Bernini aún más deslumbrante tras restauración
Una capilla en una iglesia de Roma que alberga una obra maestra escultórica barroca de Gian Lorenzo Bernini queda aún más deslumbrante después de su restauración
Una capilla en una iglesia de Roma que alberga una obra maestra escultórica barroca de Gian Lorenzo Bernini luce aún más deslumbrante después de su restauración.
Especialistas en arte y restauración presentaron el resultado en la Capilla Cornaro en la Iglesia de Santa María de la Victoria el jueves. La pieza central de la capilla es una de las esculturas más famosas de Bernini, que representa la experiencia mística de Santa Teresa de Ávila.
Conocida como "El éxtasis de Santa Teresa”, la ostentosa estatua de mármol es iluminada por los rayos del sol que atraviesan una abertura. Durante la restauración de la obra del siglo XVII, los especialistas eliminaron incrustaciones en el vidrio que filtra la luz, haciendo que la escena sea aún más dramática.
Los rayos de sol de la tarde que atraviesan una pequeña cúpula en la capilla acentúan el efecto de los rayos dorados esculpidos por Bernini. La santa está representada envuelta en túnicas esculpidas y arrugadas e irradia tal fervor en su encuentro con su Dios en el Paraíso que su arrobamiento a menudo se toma por erotismo.
Durante la restauración se limpiaron todas las superficies y se revivieron los colores en los frescos cerca del techo, en parte gracias a la eliminación de los rastros de hollín negro de un incendio en 1833.
Los restauradores dijeron que pudieron determinar que el trabajo realizado en 1915 para reemplazar el vidrio original que se había deteriorado parecía fiel a los colores originales. Encontraron fragmentos del marco original del vidrio y algunos fragmentos que datan del siglo XVII, posiblemente parte del vidrio original.
La capilla es una de las favoritas de los turistas, y parece que a Bernini también le gustaba. El artista describió su representación dramática de la capilla como “su obra menos mala”.
Arquitecto, escultor y pintor, Bernini dejó su huella en Roma con otras obras, incluyendo el baldaquín, un dosel majestuoso y ornamentado sobre el altar central de la Basílica de San Pedro, y la divertida y monumental fuente de los Cuatro Ríos en Piazza Navona.