Aumentan los decesos por COVID-19 en el sudeste asiático
En las dos últimas semanas, Indonesia, Malasia y Myanmar superan la tasa máxima de mortalidad per cápita de India mientras la nueva ola del coronavirus, avivada por la virulenta variante delta, asola la región
Indonesia ha convertido casi toda su producción de oxígeno para uso médico para satisfacer la demanda de los pacientes con COVID-19 que tienen problemas para respirar. Los desbordados hospitales en Malasia han tenido que recurrir a tratar pacientes en el piso. Y en la ciudad más grande de Myanmar, los enterradores trabajan día y noche para atender la terrible demanda de cremaciones y sepelios.
Las imágenes de cuerpos ardiendo en piras al aire libre en el peor momento de la pandemia en India horrorizaron al mundo en mayo, pero en las dos últimas semanas, estas tres naciones del sudeste asiático han superado la tasa máxima de mortalidad per cápita de India mientras la nueva ola del coronavirus, avivada por la virulenta variante delta, asola la región.
Los decesos llegan después de que todos los países de la zona hayan registrado una cifra récord de casos que han dejado a los sistemas de salud luchando por hacer frente a la situación y a los gobiernos tratando de imponer nuevas restricciones para intentar frenar la propagación.
Una serie de factores han contribuido a esta ola en la región, incluyendo la fatiga pandémica, que hace que la gente olvide las precauciones; las bajas tasas de vacunación y la aparición de la variante delta, detectada por primera vez en India, dijo Abhishek Rimal, coordinador de emergencias sanitarias de Cruz Roja para Asia-Pacífico desde Malasia.
En Malasia, las medidas de confinamiento no han logrado reducir la tasa diaria de contagios. El país, con unos 32 millones de habitantes, superó por primera vez la barrera de las 10.000 infecciones por día el 13 de julio y no ha vuelto a bajar de esa cifra.
La tasa de vacunación, aunque sigue siendo baja, ha aumentado y casi el 15% de la población está totalmente inoculada. El gobierno espera que la mayoría hayan recibido la vacuna a final de año.
En India, con una población de casi 1.400 millones de personas, el número de víctimas mortales por COVID-19 supera al de los países del sudeste asiático. Pero su promedio de decesos a 7 días por millón de habitantes alcanzó un máximo de 3,04 en mayo, según la publicación científica online Our World in Data, y sigue a la baja.
Indonesia, Myanmar y Malasia han experimentado importantes rebrotes desde finales de junio y su promedio a siete días llegaron a 4,37, 4,29 y 4,14 por millón, respectivamente, el miércoles. Camboya y Tailandia también han visto fuertes incrementos tanto en los contagios como en las muertes, aunque el dato a siete días por millón de habitantes en significativamente más bajo, 1,55 y 1,38, respectivamente.
Otros países en otras partes del mundo tienen tasas más altas, pero el repunte es especialmente alarmante en una región que había logrado controlar las cifras al inicio de la pandemia.
Con la experiencia de India como lección, la mayoría de las naciones ha reaccionado relativamente rápido imponiendo nuevas restricciones para frenar el virus y tratando de cubrir las necesidades del creciente número de hospitalizados con cuadros graves de COVID-19, afirmó Rimal.
“La gente en esta región es cauta porque lo han visto justo delante de ellos — 400.000 casos al día en India — y realmente no quieren que eso se repita aquí", agregó en una entrevista telefónica desde Kuala Lumpur.
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Rising informó desde Bangkok, Tailandia. Los periodistas de The Associated Press Edna Tarigan y Niniek Karmini en Yakarta, Indonesia, y Grant Peck en Bangkok contribuyeron a este despacho.