Altos niveles de inseguridad alimenticia en EEUU
La inseguridad alimenticia disminuye en EEUU en los últimos seis meses, pero sigue por encima de los niveles previos a la pandemia del COVID-19 y millones de familias se encuentran en una situación muy frágil
El hambre y la inseguridad alimenticia disminuyeron sensiblemente en los últimos seis meses en Estados Unidos pero se mantienen por encima del nivel previo a la pandemia del COVID-19. Y especialistas en el tema advierten que millones de familias enfrentan situaciones muy frágiles.
Un estudio de la Associated Press de las estadísticas suministradas por cientos de bancos de alimentos de todo el país reveló que la situación mejoró mucho a partir del segundo trimestre del 2021, en que tomó fuerza la vacunación contra el coronavirus y empezaron a reactivarse algunos sectores de la economía.
La inseguridad alimenticia “bajó, pero sigue siendo alta”, expresó Katie Fitzerald, CEO de Feeding America, una organización sin fines de lucro que coordina los esfuerzos de más de 200 bancos de alimentos de toda la nación. Destacó que, a pesar de que las cosas mejoraron, los bancos de alimentos asociados con Feeding America siguen distribuyendo un 55% más de comida que antes de la pandemia.
Dijo asimismo que se teme que las cosas vuelvan a empeorar. Entre los posibles reveses que avizora figuran la variante delta del coronavirus, que demoró al regreso a la oficina de millones de empleados y podría forzar nuevos cierres de escuelas y negocios en el invierno que se avecina. Otros obstáculos son la gradual expiración de protecciones como moratorias al desalojo de inquilinos y ayudas especiales del gobierno.
Muchas familias de bajos ingresos o que no tienen trabajo encaran un futuro incierto.
“Hay gente que está volviendo al trabajo, pero es un proceso lento y Dios no permita que tengan que tengan que hacerle algún arreglo al auto o que pase alguna otra cosa”, dijo Carmen Cumberland, presidenta del banco de alimentos Community Harvest Food Bank de Fort Wayne, estado de Indiana
A nivel nacional, los bancos de alimentos que trabajan con Feeding America registraron un aumento del 31% en la comida distribuida en el primer trimestre del 2021, comparado con el mismo período del 2020, poco antes de que la pandemia llegase a Estados Unidos. Esas cifras bajaron a fines del 2020 y en el primer trimestre del año en curso, pero se han nivelado, según los últimos datos.
En todos los rincones del país se registra la misma tendencia. En el Community Food Bank del condado de Alameda, en Oakland, California la demanda alcanzó su pico en el invierno pasado y a comienzos de la primavera de este año. En febrero del 2021, esa organización distribuyó 2,2 millones de kilos (5 millones de libras) de alimentos, su máxima histórica. En marzo batió esa marca, al distribuir 2,7 millones de kilos (6 millones de libras).
A partir de marzo, las cifras empezaron a bajar. En agosto se distribuyeron casi 2,1 millones de kilos (4,6 millones de libras), cifra muy alta comparado con los 1,2 millones de kilos (2,7 millones de libras) de junio del 2019.
“La recuperación va a ser muy, muy larga y penosa para las familias que dependen de los bancos de alimentos”, expresó Michael Altfest, enlace del banco de alimentos con la comunidad. Acotó que la pandemia agregó más traumas a los que ya padecían las familias aquejadas de inseguridad alimenticia y generó un nuevo destinatario de asistencia: personas que jamás habían necesitado ayuda pero que ahora si la requerían como consecuencia de la pandemia.
Se pronostica que ambos grupos van a seguir necesitando ayuda hasta bien entrado el año que viene.
“Las cosas no están mejorando para las familias de ingresos bajos o medianos, y no esperamos que mejoren por un tiempo”, manifestó Altfest.
Entre las personas que comenzaron hace poco a depender de bancos de alimentos figura Ranada James. Mientras hacía cola hace poco en su auto para recibir comida de un centro de distribución de alimentos operado por una organización caritativa local llamada The Arc en Washington, James dijo que “nunca pensé que necesitaría asistencia alimenticia”.
“Pero me ayudó mucho, y lo sigue haciendo”, agregó.
James tiene dos nietos y dos sobrinos viviendo con ella. No se anima a mandarlos a la escuela por temor a la pandemia, lo que implica que ella no puede ir a trabajar.
“Y comen mucho”, bromeó. “Están creciendo y son selectivos”.
La CEO del Central California Food Bank de Fresno, California, Kym Dildine, mientras tanto, dice que “mucha gente sigue sin trabajo, sobre todo mujeres”.
En el Capital Area Food Bank de Washington, la cantidad de comida distribuida en julio del 2021 fue un 64% más alta que la del mismo mes en el 2019.
“El COVID no se ha terminado”, dijo la presidenta del banco de alimentos Radha Muthiah. “Sigue habiendo mucha necesidad”.
Los cupones alimenticios del gobierno ni por asomo cubren las necesidades de la gente, según Muthiah, quien dice que a menudo una persona no está habilitada para recibir esa ayuda, se siente intimidada por la burocracia o teme pedir asistencia porque no tiene permiso de residencia en el país. Esto hace que los bancos de alimentos sean la principal fuente de comida para estos grupos.
En un banco de datos de Washington los voluntarios se han hecho amigos de algunas personas que van en busca de asistencia regularmente, incluidos Rob y Devereaux Simms. Chofer de autobuses y empleada de una escuela, ambos retirados y setentones, se consideran clase media y jamás pidieron ayuda alimenticia. Pero al llegar la pandemia, dos de sus hijos se quedaron sin trabajo “y las cosas empezaron a escasear”, dijo Devereaux Simms.
Hoy tienen tres nietos en su casa y van todos los miércoles al banco de alimentos.
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Michael Casey (Boston) y la experta en datos Camille Fassett (Oakland, California) colaboraron en este despacho.