Aeropuerto de Kabul queda en silencio, en manos del Talibán
El Talibán controla el aeropuerto internacional de Kabul tras la salida del último avión estadounidense, lo que puso fin a la guerra más larga de Estados Unidos y dejó un aeródromo ahora en silencio
El Talibán controlaba el martes todo el aeropuerto internacional de Kabul tras la salida del último avión estadounidense, lo que puso fin a la guerra más larga de Estados Unidos y dejó un aeródromo ahora en silencio, y a varios afganos en torno al recinto con la esperanza de huir del régimen de los insurgentes.
Varios vehículos recorrían la única pista del Aeropuerto Internacional Hamid Karzai, en la zona militar al norte del aerpuerto. Antes del amanecer, combatientes fuertemente armados caminaron por los hangares de la zona militar entre algunos de los siete helicópteros CH-46 que utilizó el Departamento de Estado en sus evacuaciones antes de inutilizarlos.
Los líderes del Talibán cruzaron simbólicamente la pista del aeropuerto para conmemorar su victoria.
“El mundo debería haber aprendido la lección y este es el momento de disfrutar la victoria”, dijo el vocero del grupo, Zabihullah Mujahid, en una emisión en vivo de un insurgente mientras recorría las instalaciones.
En el aeropuerto se produjeron escenas dramáticas después de que los Talibanes conquistaran Afganistán en una ofensiva relámpago y tomaran Kabul el 15 de agosto. Miles de afganos rodearon el aeropuerto, y algunos murieron tras aferrarse con desesperación al lateral de un avión de transporte C-17 del Ejército estadounidense que despegaba. La semana pasada murieron al menos 169 afganos y 13 militares de Estados Unidos , un ataque suicida del grupo extremista Estado Islámico en una puerta del aeropuerto.
Pero el martes, tras una noche en la que combatientes talibanes dispararon al aire en gesto de triunfo, nuevos guardias mantenían alejados a los curiosos y a los que de algún modo aún aspiraban a tomar un vuelo para marcharse.
“Después de 20 años hemos derrotado a los estadounidenses", dijo Mohammad Islam, un guardia talibán en el aeropuerto, procedente de la provincia de Logar y que sostenía un rifle Kalashnikov. “Se han marchado a ahora nuestro país es libre”.
“Está claro lo que queremos”, añadió. “Queremos sharía (ley islámica), paz y estabilidad”.
Zalmay Khalilzad, el representante especial de Estados Unidos que supervisó las conversaciones de Estados Unidos con el Talibán, escribió en Twitter que “los afganos afrontan un momento de decisión y oportunidad” tras la retirada.
“El futuro del país está en sus manos. Elegirán su camino con plena soberanía”, escribió. “Esta es la oportunidad de poner fin a su guerra también”.
Pero el Talibán afronta lo que podría ser una sucesión de grandes crisis mientras toma el control del país. La mayoría de los miles de millones de dólares que tiene Afganistán en divisas extranjeras está ahora congelado en Estados Unidos, lo que presiona una moneda local que se deprecia. Los bancos han impuesto controles a la retirada de dinero por temor a una fuga de depósitos en el clima de incertidumbre. Funcionarios de todo el país dicen que llevan meses sin recibir sus salarios.
El equipo médico sigue escaseando y miles de personas que huyeron del avance del Talibán viven en condiciones penosas. Además, una fuerte sequía ha reducido la producción de alimentos en el país y hecho aún más importantes las importaciones, al tiempo que aumenta el riesgo de hambruna.
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El periodista de Associated Press Jon Gambrell en Dubai, Emiratos Árabes Unidos, contribuyó a este despacho.