Así era el extravagante zoológico de Joaquín “El Chapo” Guzmán, el líder del Cártel de Sinaloa
De acuerdo con testigos que colaboraron con el otrora líder del Cártel de Sinaloa, este llegó a ser tan rico y poderoso, que construyó una gran mansión que albergaba cuatro piscinas, cancha de tenis y hasta una colección de animales salvajes
Cada vez que el narcotraficante mexicano, Joaquín Guzmán Loera, mejor conocido como “El Chapo”, era capturado, se conocían más detalles íntimos de su familia, sus propiedades e, inclusive, sus gustos de comida o sus pasiones fuera del mundo del narcotráfico, como vacacionar con su familia en Los Cabos, en el estado de Baja California.
Pese a sus capturas en 1993, 2014 y 2016; y sus dos fugas de centros penitenciarios de máxima seguridad en México, en 2001 y 2015, “El Chapo” Guzmán siempre mantuvo su liderazgo y hegemonía al frente del Cártel de Sinaloa.
Y, aunque se dice que Ismael “El Mayo” Zambada fue y sigue siendo el jefe máximo de la organización, lo cierto es que Guzmán Loera posicionó al cártel como la empresa criminal más pujante, con diversas franquicias alrededor del mundo, al estilo de una cadena de restaurantes de comida rápida como McDonald’s.
Durante el denominado “Juicio del Siglo”, celebrado en la ciudad de Nueva York, y que concluyó con la cadena perpetua más 30 años adicionales en contra de “El Chapo”, se dieron a conocer nuevos detalles de la vida del excapo sinaloense, entre estos, la existencia de un presunto zoológico en uno de los ranchos de Guzmán Loera.
De acuerdo con el testimonio de Miguel Ángel Martínez Martínez, alias “El Gordo” o “El Tololoche”, quien fungiera como piloto del capo entre 1986 y 1998, “El Chapo” Guzmán actuó como “nuevo rico” cuando comenzó el auge de las importaciones y exportaciones de cocaína en la ruta Colombia-México-EE.UU.
El relato de “El Gordo” es revelador y coincide con la historia del exlíder del Cártel de Sinaloa, cuando empezó su carrera en el mundo del hampa. Durante la década de los ochenta, “El Chapo” se abrió paso como chofer de Miguel Ángel Félix Gallardo, “El Jefe de Jefes”, entonces líder del Cártel de Guadalajara; y con el transcurso de los años, heredó las plazas de los capos de la vieja guardia caídos, y amasó una fortuna que le permitió comprar una flotilla de aviones privados, mansiones en playas paradisiacas de México y hasta un zoológico en un rancho de Guadalajara, Jalisco.
Según el excolaborador del capo, “El Chapo” construyó una gran vivienda en la denominada “Perla Tapatía”, la cual contaba con cuatro piscinas, una cancha de tenis e, inclusive, un zoológico que, a modo de safari, los visitantes recorrían en un trenecito. En el predio de Guzmán Loera, había tigres, panteras y leones.
Años más tarde, en el libro “Narcojuniors. Los herederos del poder criminal”, se confirmaría el gusto de los hijos de “El Chapo”, Iván Archivaldo y Jesús Alfredo Guzmán Salzar, por los animales exóticos; ya que estos eran presumidos a través de sus cuentas de redes sociales como un símbolo de estatus y poder.
En noviembre de 2018, en la Corte de Brooklyn, en Nueva York, “El Gordo” reveló que los lujos y excesos de “El Chapo” fueron “gracias al ‘boom’ cocainero de comienzos de los años noventa” en México y Colombia.
Y agregó que Guzmán Loera recibía uno o dos camiones mensuales repletos de dinero, producto de la venta de droga que era enviada a EE.UU. de forma ilegal. El testigo refirió que “El Chapo” pedía a su personal más cercano recoger el efectivo en Tijuana, y de ahí transportarlo a la Ciudad de México para ser depositado en múltiples cuentas bancarias.