“Cobro $25.000 por narcocorrido”. Entrevista con Ernesto Barajas, vocalista de Enigma Norteño
En la tercera parte de “Narcomundo”, la investigación especial de Independent en Español, José Luis Montenegro conversa con Ernesto Barajas, vocalista y fundador de Enigma Norteño, y revela cómo una melodía se convirtió en la expresión cultural de la violencia en México
El pasado 11 de febrero, el secretario de Seguridad Pública del Estado de Sinaloa, Cristóbal Castañeda, informó que al interior del Penal de Aguaruto, en la ciudad de Culiacán, se localizaron 13 armas de fuego, drogas, bebidas alcohólicas y más de 1.250.000 pesos, lo equivalente a más de 61.000 dólares. El Módulo 8 que, presumiblemente, alberga a reos que purgan condenas por delitos del fuero federal, está bajo investigación por ese hallazgo. En varias conferencias de prensa, Castañeda ha reiterado que el centro penitenciario no reúne las condiciones necesarias para encerrar a reos de alta peligrosidad, pero que han tratado los casos con absoluta transparencia y en colaboración con las agencias de seguridad de la Federación.
Cabe mencionar que, en septiembre de 2021, se registró una balacera entre reos que cometieron delitos del fuero común contra personas privadas de su libertad que cometieron delitos del fuero federal, nuevamente en el Módulo 8. El saldo del incidente fue de dos personas heridas y dos más perdieron la vida. Tras el altercado, tuvo que intervenir la Sedena (Secretaría de la Defensa Nacional) y la Guardia Nacional. El responsable del hecho ya purgaba una condena dentro de la cárcel por posesión de arma de fuego de uso exclusivo del Ejército y fue sujeto de una nueva indagatoria, según informaron las autoridades sinaloenses.
En octubre de 2019, cuando se suscitó el denominado “Culiacanazo”, el Penal de Aguaruto también fue la sede de una riña de la que escaparon 51 reos que purgaban condenas por robo a mano armada, feminicidios, tráfico de cocaína y metanfetaminas, entre otros delitos. Un año después del “Jueves Negro” en Culiacán, las autoridades reportaron la recaptura de al menos seis de esos reos; sin embargo, el centro penitenciario de la capital es reconocido como un lugar donde los prisioneros viven con toda clase de lujos y del cual logran escapar rápidamente.
Debido a estos hechos, Culiacán se ha convertido en la urbe de inspiración para los cantantes de los denominados ‘narcocorridos’, una melodía que acompañada de guitarra, trompeta, tuba, acordeón, bajosexto, entre otros instrumentos musicales, fungen como “periódico musical”, es decir, cumplen con el objetivo de destacar una hazaña criminal, contar parte de la vida de un personaje mafioso e, inclusive, narrar algún enfrentamiento entre sicarios y fuerzas de seguridad mexicanas.
Algunos estudiosos aseguran que el origen del ‘narcocorrido’ tiene sus antecedentes en la Revolución Mexicana (1910-1920), cuando los cantantes y compositores comenzaron a escribir historias acerca de pistoleros, prófugos de la justicia, de caballos y, en aquellos años, quizás una década más tarde, en 1930, se escuchaban melodías explícitas que hablaban del contrabando de drogas y de narcotraficantes. El ‘narcocorrido’ más viejo del que se tiene registro es el que habla de Pablo González, alias “El Pablote”, un barón de la droga del estado de Chihuahua que alcanzó gran notoriedad a principios del siglo XX; el corrido habría sido grabado en 1931 y mencionaba a Ignacia Jasso, “La Nacha”, la primera mujer narcotraficante que tomó control del trasiego de estupefacientes de México a EE.UU.
El ‘narcocorrido’ fue evolucionando con el paso de los años y, una de las agrupaciones que capitalizó ese subgénero del corrido, fue Los Tigres del Norte. Su canción más popular conocida como “Contrabando y traición”, habla de cómo dos personajes conocidos como Emilio Varela y Camelia “La Tejana”, transportaban drogas en una camioneta procedente de Tijuana, Baja California, con destino a Los Ángeles, California. A los pocos años, surgieron decenas de cantantes y bandas musicales como Los Tucanes de Tijuana, Chalino Sánchez, Ramón Ayala, dedicados a componer ‘narcocorridos’ para ensalzar las actividades criminales de capos de la droga que, años después, se consolidarían no solo en el mundo del hampa sino que serían catalogados como “enemigos públicos” por EE.UU.
Enigma Norteño es una de las agrupaciones que ha logrado posicionarse en el gusto del público, no solo por el peculiar tono de voz de su líder, el cantante Ernesto Barajas, sino por lo pegajoso de sus canciones, entre ellas, “El Chapo Guzmán”, “El Señor Iván”, “El Mayito Gordo”, “El Flaquito”, “El Cholo Iván”, “El Sargento Ántrax”, “El Chicken Little”, por mencionar solo algunas. Todas con títulos de notables capos de la droga, la mayoría oriundos de Culiacán, Sinaloa, lugar donde radica la mayoría de los integrantes de la banda perteneciente al género regional mexicano.
“Del penal del Altiplano, con papel y pluma en mano/ Escribió la carta ‘El Chapo’ con un destino final/ Sabemos el remitente, tenemos un nuevo jefe/ Y no se agüite mi gente, ya le dieron el lugar/ Pues la silla del ‘Chapito, la tiene el señor Iván”, reza el narcocorrido “El Señor Iván”, que habla de cómo, supuestamente, Joaquín Guzmán Loera heredó su puesto y liderazgo al interior del Cártel de Sinaloa a su hijo Iván Archivaldo Guzmán Salazar, "El Chapito”, luego de ser aprehendido por las autoridades mexicanas y, tiempo después, extraditado a EE.UU. donde actualmente purga una condena de por vida.
Enigma Norteño comenzó a hacer música y pisar algunos escenarios destacados en el año 2004, pero logró tener relevancia en el año 2010 con la creación y lanzamiento de ‘narcocorridos’, y lo hizo cuando México vivía la oleada más fuerte de criminalidad en el sexenio del expresidente Felipe Calderón, durante la denominada “guerra contra el narcotráfico”, la cual emprendió a 11 días de haber asumido el máximo cargo público de elección popular. En esos años, se consolidaron grandes figuras del narcotráfico como Joaquín “El Chapo” Guzmán, Ismael “El Mayo” Zambada, Juan José Esparragoza Moreno, alias “El Azul”; Héctor “El Güero” Palma; Dámaso López Núñez, “El Licenciado”; José Manuel Torres Félix, “El Ondeado”; Javier Torres Félix, “El JT”, entre muchos otros.
Asimismo emergieron figuras que, años más tarde, se convertirían en los herederos del poder criminal, entre ellos, José Rodrigo Aréchiga Gamboa, “El Chino Ántrax”; Serafín Zambada; Ismael Zambada Imperial, “El Mayito Gordo; Dámaso López Núñez, “El Mini Licenciado”; Aureliano Guzmán Araujo, alias “El Guanito”; Ismael Zambada Sicairos, “El Mayito Flaco”; Néstor Ernesto Pérez Salas, “El Chicken Little”; y, por supuesto, Iván Archivaldo y Jesús Alfredo Guzmán Salazar, conocidos como ”Los Chapitos”; así como sus medios hermanos Joaquín y Ovidio Guzmán López, este último también conocido bajo el apodo de “El Ratón”.
En entrevista con Independent en Español, el fundador y vocalista de Enigma Norteño, el cantante Ernesto Barajas, comenta que decidieron migrar de las baladas románticas a los corridos porque sabían que, de esa manera y siendo de Culiacán, “podíamos catapultarnos a otro nivel y, era muy probable, que otra gente nos pusiera atención; además, lo que se escuchaba en ese momento eran los corridos de grandes agrupaciones como Los Canelos de Durango y Los Tucanes de Tijuana”. Sentado en su oficina, a solo unos 10 minutos del centro de la capital sinaloense, Barajas revela que “para no depender de otros autores, decidimos crear nuestros propios corridos”. Ernesto siempre supo que, tarde o temprano, necesitaban pedir una autorización a los protagonistas de los ‘narcocorridos’ “y no sabíamos cómo hacerlo. Éramos unos muchachos que íbamos saliendo de la preparatoria”, agrega.
Uno de los corridos que, rápidamente se popularizó en aquellos años, fue “El Ondeado”, dedicado a José Manuel Torres Félix, un lugarteniente que logró ganarse la confianza de “El Mayo” Zambada, hasta que fue abatido en un enfrentamiento con militares en febrero de 2012, en el poblado de Oso Viejo, en Sinaloa. Torres Félix se caracterizaba por ser un lugarteniente muy sanguinario, pues algunas versiones aseguran que, tras el asesinato de su hijo, Atanasio Torres, en abril de 2008, “El Ondeado” juró cobrar venganza a cualquiera de sus enemigos. El asesinato de Atanasio se le atribuyó al narcotraficante Arturo Beltrán Leyva, alias “El Barbas”, cuando en aquellos años, el Cártel de los Beltrán Leyva y el Cártel de Sinaloa se disputaban algunos territorios de la República Mexicana para afianzar su hegemonia.
“Dicen que soy muy sanguinario/ Porque a los contrarios los he torturado. Sobre aviso no hay engaño/ Cuídense gallinas que estoy bien ‘Ondeado’/ Ya me quitaron a mi hijo. Yo soy muy canijo/ Y me han hecho enojar/‘Tachillo’ fuiste un gran valiente/ Y estoy orgulloso de ser tu papá/ Voy a revelarles mi nombre/ Y si quieren un norte, pueden preguntar/ Me llamo Manuel Torres Félix, de clave M-1 y soy de Culiacán”, revela el narcocorrido “El Ondeado”.
–¿Cómo se escribió el ‘narcocorrido’ de “El Ondeado”, por petición del mismo personaje o, simplemente, porque era una de las figuras más influyentes del narcotráfico en ese momento?
“Se escribió el ‘narcocorrido’ con la intención de no ofender al personaje. Cuando escribimos ‘El Ondeado’, no le habíamos pedido permiso a nadie, no conocíamos a nadie. Lo único que podía pasar es que, cuando lo sacáramos, nos dijeran que lo borráramos. En ese momento, no existían plataformas digitales como Spotify, eran casetes y discos compactos. No iba a haber problema. El que había comprado el disco, podía escucharlo y ya, pero no se iba a viralizar. En ese momento, consideré que debíamos hacer un ‘corrido bonito’ que enalteciera al personaje”.
–¿Qué diferencia hay entre esos tiempos y los tiempos de ahora, son más violentos, hay que pedir permiso o hay ciertos protocolos que seguir para escribir un ‘narcocorrido’?
“La sobreexposición [del mundo del narcotráfico] ha provocado que crezca el morbo y, por lo tanto, que esos personajes sientan presión, se cuiden más o no quieran ser el centro de atención. Yo pienso que pueden sentirse acorralados o que los busquen; antes no era así, no existía ese reflector sobre ellos. Era una nota de periódico y ya. Antes ahorrábamos para grabar nuestros discos y regalárselos a la gente; ahora la música está disponible para todos, en las plataformas te aparece ‘nueva canción’ y tienes acceso de inmediato”.
“Una vez que termino el corrido, lo mando y si ellos [los narcotrafciantes] aseguran que está bien, se graba y se distribuye. No debería haber algún problema porque ya tiene autorización”
Barajas está consciente del riesgo que implica cantar ‘narcocorridos’ y asegura que “puede ser peligroso dar a conocer un corrido sin autorización, ya que podrías estar revelando muchos datos del personaje, y las autoridades estarían recibiendo esos detalles como ‘pistas’ para capturarlos”.
–¿El corrido de “El Ondeado” tuvo alguna repercusión negativa para Enigma Norteño?
“No provocó nada malo, al contrario, comenzaron a darnos trabajo en Culiacán; no directamente el personaje del corrido pero sí gente allegada a él. Nos decían: ‘¡Qué bonito está el corrido, le gustó mucho a su familia!’. Ese fenómeno también provocó que tuviéramos éxito en EE.UU. y que ganáramos unos dólares. En alguna ocasión, nos tocó ver a ‘El Ondeado’. Unas personas nos dijeron: ‘esa persona que ven allá es el sujeto al que le compusieron el corrido’; sin embargo, nunca se acercó a nosotros”.
–Los cantantes de corridos revelan detalles de los presuntos mafiosos, es decir, datos específicos de qué hace, dónde se mueve y cómo opera. ¿Ellos mismos les brindan esa información o platican en persona con los protagonistas de las canciones? Por ejemplo, el corrido de “El Señor Iván”, dedicado a uno de los hijos de “El Chapo”, revela algunos detalles íntimos del personaje…
“Para hacer un corrido así, tan específico, con datos que el oyente puede preguntarse: ‘¿Cómo sabe?’, hay emisores que nos contactan. Normalmente, marcan a la oficina y no puedes hacer mucho. En ocasiones, me llaman por teléfono a mí, y me solicitan un corrido y me preguntan los costos de mis servicios. También hay corridos por encargo, a lo mejor no va a venir el personaje porque son capos y no tienen el tiempo de venir contigo y decirte: ‘quiero que me hagas un corrido y platica de esto’, pero asignan a una persona para esa tarea”.
–Es decir, marca un emisor de uno de los hijos de “El Chapo” Guzmán y les dice: ‘quiero un ‘narcocorrido’ y necesito que incluyas ciertas palabras o frases claves’, ¿correcto? ¿Qué hace con ese texto? Elabora una letra musical y después marca para debatir esa “lluvia de ideas”…
“Exacto. Te contactan y te dicen hablo para gestionar el corrido de este personaje. Yo espero los datos que quieren que incluya, a veces te los mandan por teléfono o en ocasiones en una carta en una hoja de papel. Los empiezo a leer y, si percibo que hace falta algo más, le pido a la persona que me mande más datos. El corrido se estructura de, por lo menos, 6 versos. Una vez que termino el corrido, lo mando y si ellos aseguran que está bien, se graba y se distribuye. No debería haber algún problema porque ya tiene autorización y te lo están pidiendo”.
Además de la música, Barajas recientemente incursionó en otros canales de comunicación como los videoblogs y los podcasts, una especie de programas de radio digitales bajo demanda que pueden ser escuchados cuando el usuario lo desee. En uno de esos programas, el cantante de Enigma Norteño entrevistó a uno de sus grandes amigos y colegas, Roberto Tapia, que alcanzó una gran popularidad luego de componer corridos para Joaquín “El Chapo” Guzmán.
En la entrevista, Tapia dio a conocer la impresión que tuvo el día que cantó para “El Chapo” y varios integrantes del Cártel de Sinaloa. “Es una persona, en mi experiencia, de las más humilde que he conocido en mi vida”, dijo Roberto. Y agregó: “Una persona que tiene ese tipo de poder, de dinero, normalmente te imaginas que son personas arrogantes, que no los puedes saludar cuando los ves. Todo lo contrario”.
Tapia reveló que Guzmán Loera se sorprendió y le cuestionó quién le había proporcionado los detalles que él contó en el corrido titulado “El Hijo de la Tuna”, a lo que el cantante respondió mirando al hijo del capo ahí presente, Iván Archivaldo Guzmán Salazar: “Él me los dio”. Según Roberto, “El Chapito” asintió con la cabeza y “El Chapo” reviró: “Es el corrido que más me gusta y que me han hecho a mí. Ese corrido me recuerda todo lo que he vivido”.
En algún momento de la conversación, Tapia le comenta a Barajas que él también estuvo en esa misma reunión, departiendo con “El Chapo” Guzmán, Iván Archivaldo y demás integrantes del Cártel de Sinaloa. El vocalista de Enigma Norteño evade la revelación y, entre risas pícaras, la conversación fluye en su podcast.
–¿Qué relación tiene con los hijos de “El Chapo” Guzmán?
“No tengo una relación directa, es decir, no tengo su teléfono ni tampoco hablo con ellos. No tendría nada de malo. Pero yo me imagino que, por seguridad, ellos se cuidan cada vez más. En algún momento, sí me tocó amenizar fiestas y que me dijeran: ‘Mira, ahí están los muchachos’. Les envié saludos y ya. No tengo una relación directa con ellos ni con ningún otro personaje”.
–Si un capo solicita un ‘narcocorrido’ y el cantante brinda una negativa, ¿qué pasa, hay amenazas o algún atentado físico contra ustedes?
“Lo mejor es hablar con la verdad. Quizás por eso nunca he tenido problemas. Lo ideal es que, mientras te conduzcas con respeto y no ofendas a otros bandos, puedes o no componer el corrido que, obviamente, tiene un costo”.
“Mientras te conduzcas con respeto y no ofendas a otros bandos, puedes o no componer el corrido que, obviamente, tiene un costo. Yo cobro 25.000 dólares por ‘narcocorrido’”
–¿Cuánto cuesta un ‘narcocorrido’?
“Yo cobro 25.000 dólares por ‘narcocorrido’”.
–¿Cuáles de los ‘corridos’ que tiene en su repertorio tuvieron ese costo?
“El costo de los 25.000 dólares es de hace poco tiempo”.
–¿Considera que los ‘narcocorridos’ provocan que la juventud perciba a los capos como “figuras aspiracionales”?
“Si tú como joven escuchas el ‘narcocorrido’ y creces en ese círculo, pues tarde o temprano vas a querer imitar ese patrón. Nosotros tratamos de ser muy cuidadosos de lo que decimos y no dar un mal ejemplo. Cuidamos mucho ese aspecto. A ver, tú puedes estar en un antro y escuchar una canción de amor o de reguetón y puede ocurrir un incidente [refiriéndose a una balacera], no necesariamente por un ‘narcocorrido’”.
“Fueron siete los impactos en el vidrio de la ‘Cherokita’. El blindaje me hizo el paro que se necesita. Pa’ librar a los del casco y Guardia Nacional”, narra el ‘narcocorrido’ de Enigma Norteño titulado “El Nini”. Otro de ellos titulado “El Cholo Iván” explica: “Y no se metan porque traigo un arsenal. Y, por cierto, mis muchachos están que tientan pa’ pelear. Y este ‘power’ que me cargo me lo dio ‘El Chapo’ Guzmán”.
Contrario a lo que Barajas explica, los ‘narcocorridos’ que él compone hablan de poder de asalto e, inclusive, enfrentamientos violentos entre los grupos de la delincuencia organizada y las agencias de seguridad mexicanas.
“Solo hay dos opciones: eres pobre o criminal”, dice un chico de unos 19 años que se desempeña como cajero en el supermercado Casa Ley. La frase pertenece al ‘narcocorrido’ escrito por el cantante Virlán García. El joven, con un prominente bigote, porta con orgullo un collar con el número “701”, la posición que, en el año 2009, le atribuyó la revista Forbes a Joaquín “El Chapo” Guzmán en la lista de millonarios con una fortuna valuada en 1.000 millones de dólares. “Si por mi fuera, ya estaría con ‘la gente del general’”, dice refiriéndose a los líderes del Cártel de Sinaloa. “Mujeres, dinero, autos y droga. Todo vale la pena en el narco. Solo hay que traficar y a veces disparar”, agrega. Como si se tratara de una simple transacción, el joven vive su realidad. “Son 250 pesos”, dice muy servicial.
Los ‘narcocorridos’ han encontrado un nicho de mercado en los jóvenes.
Entre los años 2001 a 2010, cuando emergieron y se fortalecieron la mayoría de los cárteles de la droga en México, la Segob (Secretaría de Gobernación) a través de la Dirección de la RTC (Radio, Televisión y Cinematografía) impuso “76 acciones legales” contra los concesionarios por la transmisión de ‘narcocorridos’, argumentando que contribuían a la apología de la violencia y el crimen organizado. De acuerdo con la Ley Federal de Radio y Televisión, en su Artículo 63, establece que están “prohibidas todas las transmisiones que causen la corrupción del lenguaje y las contrarias a las buenas costumbres, ya sea mediante expresiones maliciosas, palabras o imágenes procaces, frases y escenas de doble sentido, apología de la violencia o del crimen”.
El asistente de Ernesto Barajas irrumpe en el estudio en el que se desarrollaba la charla y donde también graba sus podcasts. “Ya llegó Pedro Villa”, dice. Barajas, vestido con un atuendo deportivo Adidas, se despide no sin antes lanzar una pregunta: “No dije nada malo, ¿o sí?”. El silencio reina en la habitación.
Una camioneta Jeep, modelo JT de color blanco y con un valor de más de 1,2 millones de pesos –más de 58.000 dólares–, se estaciona afuera de la oficina de representación artística de Barajas. De ella, desciende Villa, vocalista del Grupo 360, otra banda dedicada a componer música regional mexicana y ‘narcocorridos’. Una fotografía en las cuentas de Instagram de ambos artistas anuncian una nueva colaboración: “Aquí preparando algo perro”. Barajas añade: “¿Qué tal les caería una colaboración con mi compa Pedrito Villa?”.
La normalización de la violencia continúa. Y es que, según expertos, no se trata de la exposición de las canciones, series de televisión e, inclusive, libros; sino que el proceso social de indolencia y saturación, hace que esas expresiones “ya no nos duelan”. Pese a ello, el país sigue sangrando, las víctimas no cesan y los cárteles siguen ahí. En la impunidad.
Esta es la tercera parte de la investigación especial “Narcomundo: Sinaloa” de Independent en Español.
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