La UE critica los "crímenes de guerra" en Ucrania

Países de la Unión Europea acusan a las fuerzas armadas rusas de cometer crímenes de guerra en Ucrania, aunque parece poco probable que impongan nuevas sanciones a Moscú pese al clamor en el continente por exigir cuentas a los responsables de ataques contra civiles

AP Noticias
Lunes, 21 de marzo de 2022 07:32 EDT
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UCRANIA-GUERRA-UE (AP)

Países de la Unión Europea acusaron el lunes a las fuerzas armadas rusas de cometer crímenes de guerra en Ucrania, aunque parecía poco probable que impusieran nuevas sanciones a Moscú pese al clamor en el continente por exigir cuentas a los responsables de ataques contra civiles.

Mientras crecían las cifras de muertes civiles en la asediada ciudad portuaria de Mariúpol, la ministra alemana de Exteriores, Annalena Baerbock, destacó el aumento de ataques rusos contra infraestructuras civiles como teatros y hospitales.

Las “cortes tendrán que decidir, para mí estos son claramente crímenes de guerra”, dijo Baerbock.

Antes de presidir una reunión de cancilleres de los 27 estados miembros en Bruselas, el jefe de política exterior de la UE, Josep Borrell, dijo que “lo que está ocurriendo en Mariúpol es un enorme crimen de guerra. Destruyéndolo todo, bombardeando y matando a todo el mundo de forma indiscriminada. Esto es algo espantoso”.

La cercada ciudad sureña, en el Mar de Azov, ha sufrido algunas de las peores escenas de la guerra. Varios intentos de evacuar a los residentes de Mariúpol han fracasado o tenido un éxito sólo parcial. Las autoridades municipales dicen que al menos 2.300 personas han muerto en el asedio, algunas de las cuales han sido sepultadas en fosas comunes.

Borrell destacó que la “guerra también tiene leyes”. La Corte Penal Internacional en La Haya está reuniendo pruebas sobre posibles crímenes de guerra en Ucrania. Pero Rusia, al igual que Estados Unidos, no reconoce la jurisdicción del tribunal.

El ministro irlandés de Exteriores, Simon Coveney, dijo que su país está “desde luego abierto a otros mecanismos de exigir responsabilidades en cuanto a las atrocidades que se están produciendo en Ucrania ahora mismo”.

La invasión de Ucrania, señaló, es probablemente la primera “guerra librada en medios sociales, donde la gente puede ver en vivo imágenes de lo que ocurre, y están indignados por ello”.

Las imágenes “impulsan una indignación en toda la Unión Europea entre la población sobre por qué no podemos detener esto”, dijo a la prensa. “Quieren que se rindan cuentas por las decisiones tomadas y la brutalidad que hemos visto”.

La imposición de una nueva ronda de sanciones, como congelaciones de activos y vetos de viaje, parecía improbable de momento.

La UE, conocida por su gestión a menudo lenta de sucesos internacionales que evolucionan con rapidez, ha impuesto sanciones sobre 877 personas en las tres semanas desde que comenzó la invasión el 24 de febrero. Entre ellas están el presidente de Rusia, Vladimir Putin, oligarcas afines al Kremlin y ministros del gobierno.

Otras 62 “entidades” -empresas, bancos, aerolíneas y astilleros- han sido sancionados en un tiempo casi récord. Pero la cuestión de imponer medidas restrictivas sobre la energía sigue siendo muy sensible, dada la dependencia de muchos países de la UE de los suministros de gas natural ruso.

Un grupo de países liderado por Alemania quiere evitar nuevas medidas por el momento, ante la preocupación por los altos precios de la energía y el temor a que Rusia detenga las exportaciones de gas a Europa. Algunos también quieren ahorrar munición de sanciones para cualquier nueva atrocidad bélica, como el empleo de armas químicas.

“Hacemos todo lo que podemos por cerrar lagunas en las sanciones” ya acordadas, dijo Baerbock.

Pero el ministro lituano de Exteriores, Gabrielius Landsbergis, cuyo país limita con Rusia y Bielorrusia, advirtió contra la “fatiga de sanciones”.

“No podemos cansarnos de imponer sanciones. No podemos cansarnos de ofrecer asistencia y ayuda a Ucrania”, afirmó.

La UE, señaló, debe empezar a pensar en qué clase de ataque de Rusia supondría una “línea roja” que supusiera medidas más duras. El bombardeo de ciudades y civiles, señaló, no parece bastar para persuadir a algunos estados miembros, “pero en algún lugar tiene que haber una”.

Landsbergis añadió que Lituania, Letonia y Estonia necesitan que sus países socios refuercen sus defensas.

“Creo que necesitamos ver más equipamiento, y antes de nada los planes de defensa para los países bálticos que reflejen la realidad estratégica modificada de la región”, dijo a la prensa.

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Geir Moulson, en Berlín, contribuyó a este despacho.

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