¿Quién es el anterior papa Benedicto XVI?
El expapa alguna vez fue conocido como el “rottweiler de Dios” por su postura conservadora radical
El expapa Benedicto XVI renunció en 2013 y fue el primer pontífice en 600 años que dio ese paso en lugar de gobernar de por vida. Ahora, el papa Francisco anunció el miércoles que el pontífice emérito está “muy enfermo”.
Benedicto XVI fue el primer papa alemán en 1.000 años. Lo eligieron el 19 de abril de 2005 y sucedió al papa Juan Pablo II, quien reinó durante 27 años.
Durante casi 25 años, el expapa, entonces conocido como el cardenal Joseph Ratzinger, fue el poderoso líder de la oficina doctrinal del Vaticano, el Dicasterio para la Doctrina de la Fe. Como teólogo conservador, Ratzinger dejó Alemania y su puesto como arzobispo de Múnich en 1982 para liderar el dicasterio. Sus medidas disciplinarias contra sacerdotes latinoamericanos que promovían la teología de la liberación de influencia marxista le valieron el apodo de “el rottweiler de Dios”.
A pesar de tener la reputación de ser muy severo, su papado de ocho años estuvo marcado por errores y escándalos. De hecho, él admitió una “falta de determinación en el gobierno y la toma de decisiones”.
Enfureció a los musulmanes al sugerir que el islam era intrínsecamente violento. Enfureció a los judíos al rehabilitar a un negacionista del Holocausto, y provocó la consternación internacional al afirmar que el uso de condones en la lucha contra el sida solo empeoró el problema.
El escándalo de “Vatileaks” en 2012 ayudó a desentrañar su papado cuando Paolo Gabriele, el mayordomo de Benedicto, filtró documentos secretos que revelaban corrupción y disputas dentro del Vaticano. Benedicto dijo que se retiró porque su mala salud le impedía soportar todo el peso del papado.
Los escándalos de abuso infantil también asediaron la mayor parte de su papado, pero se le atribuye haber iniciado el proceso para tomar medidas correctivas contra o expulsar a los sacerdotes depredadores después de una actitud más laxa bajo Juan Pablo II. Ordenó una investigación sobre los abusos en Irlanda, que derivó en la dimisión de varios obispos.
Además, corrigió al difunto padre Marcial Maciel, fundador de la orden católica de los Legionarios de Cristo y uno de los depredadores más notorios de la Iglesia.
El Vaticano del papa Juan Pablo II no tomó medidas contra Maciel a pesar de la abrumadora evidencia de sus crímenes.
En 2022, un informe independiente en la Alemania natal de Benedicto XVI alegó que no tomó medidas en cuatro casos cuando era arzobispo de Múnich entre 1977 y 1982. El frágil expapa reconoció en una emotiva carta personal que se habían producido errores y pidió perdón. Sus abogados argumentaron en una refutación detallada que él no tenía la culpa directa.
Trató de mantener un perfil bajo después de su retiro, pero el expapa se opuso públicamente al papa Francisco mediante escritos y entrevistas.
Aunque prometió mantener un perfil bajo después de su retiro, Benedicto XVI escribió, concedió entrevistas y, sin saberlo o no, se convirtió en un pararrayos para los conservadores que se oponían al papa Francisco.
Algunos simpatizantes todavía lo consideraban la cabeza de la Iglesia católica, refiriéndose a él como “mi papa”.
La confusión de los “dos papas” se agravó porque eligió seguir vistiendo de blanco y ser conocido como “papa emérito” lo que resultó en una polarización que condujo a llamados tanto de conservadores como de liberales por cambios en la ley de la Iglesia para regular las funciones y el estatus de los papas anteriores.
La relación de Benedicto XVI con el papa Francisco fue el tema de la película de Netflix de 2019, Two Popes, donde el galés ganador del Óscar Anthony Hopkins interpretó al controvertido líder de la iglesia y Jonathan Pryce interpretó a su sucesor.
Benedicto produjo más de 60 libros entre 1963, cuando era sacerdote, y 2013, cuando renunció.
“En realidad soy más un profesor, una persona que reflexiona y medita sobre cuestiones espirituales”, afirmó Benedicto después de su renuncia.
Asimismo, tocaba el piano y tenía preferencia por Mozart y Bach. Como clasicista, desaprobaba el rock and roll como una “expresión de bajas pasiones” y una vez llamó a la música popular un “culto a la banalidad”.
Al papa Francisco, por el contrario, también le encanta la música clásica, pero aprecia las canciones pop italianas de principios de la década de 1960, así como la música de tango de su Argentina natal.
Traducción de Michelle Padilla