Arizona: las elecciones de mitad de legislatura de las que todo el mundo debería estar pendiente
Los republicanos que niegan las elecciones se postulan a puestos para supervisar futuras elecciones en Arizona. Si ganan, podrían trastocar la democracia electoral en EE.UU., informan Richard Hall y Alex Woodward
Al caer la noche del día de las elecciones de 2020, una multitud de enojados manifestantes a favor de Trump se reunió frente a una oficina electoral en Phoenix, Arizona, mientras los trabajadores electorales en el interior contaban votos. Algunos en la multitud estaban armados con rifles de asalto. Al conspiranoico Alex Jones lo aclamaron cuando llegó para avivar las llamas. Todos ellos parecían creer, sin una pizca de evidencia, que se robaban las elecciones.
Al final, Joe Biden ganaría el estado de Arizona en una contienda reñida y, a pesar de varias investigaciones, no se descubrió evidencia de que se cometiera algo ilegal.
Dos años después de esa noche, el estado se mantiene en el centro de las teorías de conspiración sobre las elecciones de 2020 y un punto focal para los llamados “negacionistas de elecciones”, es decir, personas que se niegan a aceptar los resultados de las elecciones que pierden. El estado también tiene el dudoso honor de ser uno de los principales estados en cuanto a amenazas contra los trabajadores electorales.
Muchos de esos negacionistas de las elecciones ahora se postulan como candidatos republicanos para puestos que son responsables de la supervisión de futuras elecciones. Si hubieran estado en el cargo en 2020, podrían haber anulado la voluntad del electorado de Arizona y convertido las elecciones en un caos. En 2024, pueden tener otra oportunidad para hacerlo.
“Creo que tenemos todas las razones para estar bastante preocupados por Arizona”, le comentó Lawrence Douglas, un experto en derecho electoral de Amherst College, a The Independent esta semana.
“Quienes se opusieron contra Trump en 2020 fueron los funcionarios electorales, muchos de ellos republicanos, y estaban preparados para defender el sistema contra las presiones de Trump y sus negacionistas. Lo que vemos ahora en estados como Arizona es un intento de expulsar a estos funcionarios de integridad”, comentó.
Entre los candidatos republicanos que se postulan para los tres cargos estatales cruciales se encuentran la candidata a gobernadora, Kari Lake; el candidato a secretario de estado, Mark Finchem; y el candidato a fiscal general, Abraham Hamadeh. Todos ellos declararon sin fundamento que le robaron a Trump las elecciones de 2020, y todos ellos recibieron el respaldo del expresidente.
Esta semana, Lake se negó a decir que aceptaría el resultado de una elección en la que pierde. Usó el mismo lenguaje y negaciones que el expresidente Donald Trump antes de negarse a aceptar los resultados de la elección de 2020.
“Voy a ganar las elecciones y aceptaré ese resultado”, expresó en una entrevista con State of the Union de CNN. La presentadora Dana Bash volvió a preguntarle a Lake: “Si pierdes, ¿lo aceptarás?”. A lo que ella respondió con la misma frase: “Voy a ganar las elecciones, y aceptaré ese resultado”.
Si Lake, expresentadora de noticias de televisión, gana su contienda para convertirse en gobernadora de Arizona en noviembre, tendría el poder de bloquear o aprobar legislación que cambie la forma en que se llevan a cabo las elecciones.
A lo largo de su campaña, promovió afirmaciones sin fundamento sobre el fraude electoral en 2020 y pidió el encarcelamiento de la actual secretaria de Estado demócrata, Katie Hobbs. También se comprometió, si es elegida, a ordenar al fiscal general del estado que abra una investigación criminal sobre las elecciones, incluida la incautación de “todo el material electoral, todo el equipo electoral, y que comience a interrogar a las personas de inmediato”.
El actual representante del estado de Arizona, Mark Finchem, quien se postula para secretario de estado, presentó una legislación para descertificar los resultados de las elecciones estatales de 2020 y afirmó sin fundamento que “ocurrieron actos ilegales” y que el resultado está “irremediablemente comprometido, y es imposible nombrar un ganador claro de la contienda”. También asistió a la manifestación Stop the Steal que precedió al ataque al Capitolio de EE.UU. el 6 de enero de 2021.
Como secretario de Estado, Finchem sería el funcionario electoral de mayor rango en Arizona. Estaría a cargo de mantener las listas de votantes, certificar los resultados y dar forma a cómo se llevan a cabo las elecciones locales, desde la auditoría de los resultados hasta la gestión de las máquinas y los materiales de votación.
En el primer mitin estilo campaña del expresidente de 2022 en Arizona, Finchem dijo que su campaña es parte de un “movimiento populista nacional para recuperar el control de nuestro gobierno”.
“Lo sabemos y ellos lo saben: ganó Donald Trump”, aseguró.
Los republicanos de Arizona, los agentes de derecha y las firmas de contabilidad poco conocidas han pasado meses, y gastado millones de dólares, estudiando el resultado de las elecciones del estado. Han afirmado varias veces la victoria de Biden.
Abraham Hamadeh también prometió usar la oficina del fiscal general para “enjuiciar los delitos de las elecciones manipuladas de 2020”.
“Arizona en este momento necesita un guerrero como fiscal general. Lucharé para asegurar nuestras elecciones, de modo que cuando Donald Trump se presente otra vez y gane en 2024, todos sabrán que es legítimo”, declaró en un mitin en julio al que asistió Trump.
Un negacionista de las elecciones en cualquiera de esos puestos podría hacer cambios significativos en las reglas electorales. Si ganan los candidatos republicanos, los cambios podrían ser radicales. Podrían alterar las reglas para certificar elecciones estatales, introducir limitaciones en el acceso a la votación y eliminar las urnas, todo para favorecer a su candidato preferido. En Arizona, un estado indeciso que Biden ganó por solo 12.000 votos, eso podría tener implicaciones dramáticas para todo el país en 2024.
Si los tres candidatos ganan en las elecciones de mitad de mandato, el profesor Douglas, experto en leyes electorales, le dijo a The Independent: “Arizona tendría leales a Trump en todos los puestos clave encargados de certificar el resultado estatal de la contienda presidencial” en 2024.
“Podrían negarse de manera efectiva y corrupta a certificar que Biden ganó en su estado. El resultado, si se repite en solo un par de otros estados indecisos, podría introducir un caos indescriptible en las elecciones presidenciales de 2024 y marcar el colapso de la democracia electoral en EE.UU.”, especuló.
El problema de los negacionistas de las elecciones que se postulan para puestos de supervisión electorales no se limita solo a Arizona. El grupo de defensa de la democracia States United Action, que ha seguido de cerca el progreso de los candidatos que niegan las elecciones en EE. UU., encontró que 18 de las 26 contiendas para gobernador este año incluyen al menos un candidato que ha puesto en duda la legitimidad de las elecciones de 2020. Un tercio de todas las contiendas para fiscal general incluyen al menos uno de esos candidatos, y 12 de las 27 contiendas para secretario de estado incluyen candidatos que se han negado a aceptar el resultado de esa elección.
El último informe de United Action de EE.UU. se difunde luego de un análisis reciente de grupos a favor de la democracia que encontró que las legislaturas estatales controladas por el Partido Republicano introdujeron al menos 244 proyectos de ley para socavar el proceso electoral y entregar la supervisión de las elecciones a funcionarios partidistas.
Veinticuatro de estos proyectos de ley se convirtieron en ley en el último año.
Ese esfuerzo a nivel estatal “facilitaría mucho más que los actores hiperpartidarios suscitaran la duda, el caos y la confusión que podrían usarse como pretexto para la subversión electoral”, según el informe.
Arizona y Wisconsin, que tienen un total combinado de cuatro candidatos que niegan las elecciones que se postulan para cargos estatales en sus respectivas boletas, han liderado el país con más de 30 proyectos de ley relacionados con las elecciones cada uno.
Pero los conspiranoicos no solo buscan un cargo en Arizona. Al estado lo clasificó el Departamento de Justicia y el FBI como uno de los principales estados por las amenazas a los funcionarios electorales y trabajadores electorales, según Axios.
Así como los manifestantes armados se reunieron frente a las oficinas electorales la noche de las elecciones de 2020, los trabajadores electorales e incluso los votantes se han enfrentado a amenazas por su trabajo en la administración de las elecciones.
Esta semana, a un votante que trató de usar una urna se le “acercó y siguió” un grupo de personas, según una denuncia presentada por la oficina del secretario de estado de Arizona. Hace poco, a un hombre de Iowa lo arrestaron por amenazar con ahorcar a un funcionario electoral del condado de Maricopa por “mentir” sobre el resultado de las elecciones de 2020. En julio, arrestaron a otro hombre por amenazar con detonar una bomba en el “espacio personal” de la secretaria de Estado Katie Hobbs si no renunciaba.
El FBI ha revisado más de 1.000 amenazas contra personas involucradas en elecciones en todo el país y descubrió que el 58 por ciento de ellas se cometieron en estados donde se realizaron las llamadas “auditorías” o recuentos de los resultados de las elecciones de 2020, como Arizona, Colorado y Pensilvania, según Axios.
A raíz de las elecciones de 2020, Arizona se convirtió en un semillero de teorías de conspiración y negación electoral, desde una “auditoría” falsa de las boletas de 2020 hasta la campaña para un escaño en el Senado de EE.UU.
En Arizona se hizo una de las auditorías más destacadas del país, realizada por una dudosa empresa de ciberseguridad llamada Cyber Ninjas. La firma, con sede en Sarasota, Florida, llevó a cabo una revisión sin precedentes de las boletas en el condado de Maricopa, Arizona. Después de meses de controversia sobre sus métodos y sus motivos, la empresa al final declaró a Biden como el ganador legítimo en el condado. De hecho, encontró más votos para Biden que el recuento original, según el New York Times.