Los antivacunas fueron demasiado lejos al irse sobre Big Bird
Quizá deberían tomar este consejo: “Todos tenemos días malos, pero cuando tú tengas uno, sigue dando lo mejor de ti y nunca permitas que un mal día te haga sentir mal contigo mismo”
Justo cuando pensaba que los antivacunas acérrimos no podían caer más bajo, en realidad subieron más alto. Así es, han venido por Big Bird de Sesame Street: sus 8'2” completos. El ultraje.
¿Y por qué? Bueno, porque el gigantesco pájaro amarillo favorito de todos tuvo la audacia de tuitear (tuitear, ¿lo entienden?) el siguiente mensaje : “¡Recibí la vacuna contra el covid-19 hoy! Me duele un poco el ala, pero esto le dará a mi cuerpo un refuerzo protector adicional que nos mantiene a mí y a los demás sanos. @EricaRHill incluso dijo que he recibido vacunas desde que era un polluelo. ¡No tenía ni idea!”.
El tuit del ícono de la televisión obtuvo mucho apoyo de cuentas de alto perfil, incluido este del presidente de los Estados Unidos, Joe Biden: “Bien por ti, @BigBird. Vacunarse es la mejor manera de mantener seguro a todo tu vecindario”.
También desencadenó que decenas de padres compartieran fotos de sus hijos recibiendo la vacuna (en EE.UU., la vacuna Pfizer-BioNTech ha sido aprobada para niños de cinco a 11 años) y agradecieron a Big Bird por ayudarlos a sentir más valentía al respecto. Uno dijo: “¡Gracias, Big Bird, por seguir dando un ejemplo tan bueno al preocuparte por tu comunidad! ¡Mi hija recibe su vacuna mañana y significó mucho para ella saber que tú obtuviste la tuya!”.
Pero desde otros rincones de Internet, la respuesta fue... menos positiva. De hecho, fue totalmente violenta. Una persona aseguró que vacunar a un menor de edad significa que “no amas” a tus hijos, y acusó a los que eligen vacunarlos de tener una “conducta sectaria extraño” (ah, qué dulce ironía).
En este interesante hilo de Twitter, la escritora Charlotte Clymer explica cómo el furor por Big Bird es solo otro ejemplo de una “guerra cultural” de distracción diseñada para desviar nuestra atención de los problemas que son más importantes.
“Las personas con las que temes discutir sobre los derechos trans, el racismo sistémico y la misoginia, porque te han hecho creer que estas son ‘guerras culturales’ de distracción que dañarán a los demócratas, acaban de pasar esta semana atacando a Big Bird por hacer que los niños se sientan seguros al recibir su vacuna contra el covid-19”, tuiteó. “El punto es crear controversia”, agregó.
Es un argumento válido: solo tienes que echar un vistazo a los comentarios al tuit de Big Bird antes de quedar inmediatamente enredado en las disputas de la gente sobre la edad de la estrella de televisión infantil, que cuestionan si “él” tiene seis o 52 años (la primera aparición del personaje en la televisión fue en 1969). Algunos llegan aún más lejos, y acusan a Big Bird de “trabajar para las grandes farmacéuticas”, otros lo tildan de “triste” y advierten: “¡No más Sesame Street para ninguno de mis hijos!”.
Esto solo hace que el problema sea más evidente: si los argumentos de los antivacunas son tan frágiles que se sienten amenazados por una persona vestida con un disfraz de animal, ¿tienen en realidad algún argumento?
Quizá deberían tomar este consejo: “Todos tenemos días malos, pero cuando tú tengas uno, sigue dando lo mejor de ti y nunca permitas que un mal día te haga sentir mal contigo mismo”.
Lo dijo alguien muy alto, muy sabio... y muy amarillo.