¿Qué se puede esperar de la reunión de Joe Biden con Andrés Manuel López Obrador?
Ha trascendido que el encuentro se centrará en el espinoso tema migratorio, pero no se anticipa que se puedan lograr grandes acuerdos
En la víspera de su viaje a Washington para reunirse con el jefe de la Casa Blanca, Joe Biden, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, dijo sentirse optimista de que se lograrán acuerdos importantes entre ambas naciones en las áreas de migración y economía.
Sin embargo, no se espera mucho de este encuentro. Se anticipa que Biden anunciará la expedición de alrededor de 300 mil visas de trabajo para mexicanos y centroamericanos con la idea de mitigar la grave crisis humanitaria que hay en la frontera por la llegada de miles de migrantes que buscan asilo en Estados Unidos.
Pero más allá de este paliativo, es poco lo que la administración Biden puede ofrecer. El tema migratorio está anclado en el Congreso porque los republicanos se niegan a ofrecer un camino a la legalización para los indocumentados y los demócratas dicen que lo apoyan pero en los hechos se han mostrado temerosos de impulsar el tema porque es altamente controversial.
El frecuente arribo de caravanas de migrantes a la frontera y las tragedias que han terminado con la vida de decenas de ellos se han convertido en fuerte motivo de discordia entre ambos partidos. Los republicanos acusan a Biden de haber implementado una política de puertas abiertas para los indocumentados y de ser el causante de calamidades como la ocurrida el pasado 27 de junio, cuando se descubrió en San Antonio, Texas, un tráiler repleto de migrantes. Debido al calor y a la falta de aire, 53 de ellos perdieron la vida.
La realidad es que Biden, pese a que prometió una política migratoria más humana que la que impuso Donald Trump, ha podido hacer muy pocos cambios . Además de que la reforma migratoria se ve cada vez más lejana, aún se mantiene el Título 42 que es la norma que permite expulsar de manera expedita a la mayoría de los migrantes que llegan en busca de asilo, debido a la pandemia. El único triunfo que el demócrata ha obtenido, hasta ahora, es que la Suprema Corte le dio luz verde para que termine con el programa “Quédate en México”, que permite a las autoridades estadounidenses regresar al país vecino a quienes piden asilo, mientras esperan que su caso sea resuelto.
Al igual que Donald Trump, Biden ha tenido que recurrir al gobierno de López Obrador para que haga el “trabajo sucio” de ayudar a detener al mayor número posible de migrantes que intentan cruzar hacia Estados Unidos.
López Obrador, por su parte, ha aprovechado el favor que le hace a Biden para golpearlo. Aunque en sus mañaneras, se refiere al jefe de la Casa Blanca como un “hombre bueno”, son continuos los desaires y la críticas abiertas que le hace: desde haberse negado a ir a la Cumbre de las Américas porque Biden no invitó a Cuba, Venezuela y Nicaragua, hasta exigir un indulto para Julian Assange y proponer que, como no hay libertad de expresión en Estados Unidos, se desmantele la Estatua de la Libertad.
Biden ha tenido que hacer caso omiso de estos comentarios ofensivos, en aras de mantener la relación bilateral en buenos términos, pero no así el Congreso. Tanto legisladores demócratas como republicanos han criticado abiertamente a López Obrador por su falta de resultados en el combate al crimen organizado, por sus críticas a la prensa independiente y por su reticencia a cumplir las cláusulas del T-MEC, sobre todo en el sector energético.
En este marco, la reunión entre ambos mandatarios dista de ser promisoria. Es de esperarse que, ante la opinión pública, el encuentro esté aderezado con los consabidos discursos de amistad y cooperación bilateral en todos los órdenes, pero en el fondo, tanto Biden como López Obrador saben que los intereses de sus agendas políticas difieren en más de un sentido. El reto, para los dos, será tratar de superar esas diferencias para ver si es posible encontrar soluciones a los múltiples problemas que tienen en común sus países.