Rusia a punto de apoderarse de Mariúpol luego de que combatientes sitiados son evacuados a un destino incierto
Los combatientes ucranianos serán investigados por un comité ruso, afirman informes en Moscú
Mariúpol estuvo a punto de caer completamente bajo el control ruso el martes después de que evacuaran a cientos de combatientes fuera de una fábrica de acero después de sobrevivir a semanas de bombardeos por parte de Rusia.
La captura de la ciudad la convertiría en la más grande en ser tomada por las fuerzas de Moscú hasta el momento y le daría al Kremlin una victoria muy necesaria, aunque en gran parte ha quedado reducida a escombros.
Inmediatamente hubo preocupación sobre el destino de los combatientes capturados por las fuerzas rusas.
Vyacheslav Volodin, presidente de la cámara baja del parlamento ruso, declaró que había “criminales de guerra” entre los defensores de las plantas y que deberían ser juzgados. Un comité de investigación ruso interrogará a los combatientes ucranianos que se rindieron en la planta siderúrgica de Azovstal, informó la agencia de noticias TASS.
El interrogatorio se realizará como parte de la investigación de lo que Moscú llama “casos penales relacionados con los crímenes del régimen ucraniano”, agregó TASS.
Más de 260 combatientes, algunos de ellos gravemente heridos y sacados en camillas, abandonaron las ruinas de la planta y se entregaron al lado ruso en un acuerdo alcanzado por las dos partes en conflicto.
Las autoridades ucranianas dijeron que trabajan para sacar a los soldados restantes de la acerera, aunque no estaba claro cuántos quedaban allí. Hasta 600 personas quedaron atrapadas en la planta siderúrgica durante 82 días desde que Vladimir Putin lanzó la invasión de Ucrania el 24 de febrero.
Rusia calificó la operación como una rendición en masa.
Cincuenta y tres soldados heridos fueron trasladados a un hospital en la ciudad de Novoazovsk, controlada por Rusia, a unas 20 millas (32 kilómetros) al este de Mariúpol, informó la viceministra de Defensa de Ucrania, Anna Malyar.
Otras 211 personas fueron llevadas a la ciudad de Olenivka, en un área controlada por separatistas respaldados por Rusia, detalló Malyar, y agregó que los evacuados estarán sujetos a un posible intercambio de prisioneros con Rusia.
“Ucrania necesita que los héroes estén vivos. Es nuestro principio”, declaró el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky al anunciar que las tropas habían comenzado a abandonar la fábrica.
Sin embargo, un funcionario ruso puso en duda si Moscú devolvería a todos a Ucrania en un intercambio de prisioneros de guerra. La operación marcó el principio del fin de un asedio de casi tres meses que convirtió a Mariúpol en un símbolo mundial de desafío y sufrimiento.
El bombardeo ruso mató a más de 20.000 civiles, según los ucranianos, y dejó a los habitantes restantes, quizás una cuarta parte de la población de la ciudad antes de la guerra, de 430.000, con poca comida, agua, calefacción o medicinas. Los sitios que atacaron las fuerzas rusas incluyeron un hospital de maternidad y un teatro donde los civiles habían buscado refugio.
Obtener el control total de Mariúpol le daría a Rusia un puente terrestre ininterrumpido hacia la Península de Crimea, la cual le arrebató a Ucrania en 2014, y privaría a Ucrania de un puerto vital.
También podría liberar a las fuerzas rusas para que luchen en otras partes del Donbás, el corazón industrial del este que el Kremlin está decidido a capturar.
A principios de esta semana, los combatientes del batallón Azov, una unidad de la Guardia Nacional de Ucrania que ha tenido neonazis en sus filas, dijeron que sus camaradas dentro de la planta vivieron en condiciones insalubres, sufrieron “heridas abiertas vendadas con trapos no estériles” como vendajes, sin el medicamento necesario ni comida”. Las imágenes mostraban varias tropas a las que les faltaban extremidades.
“Las condiciones en las que se encuentran son horribles”, aseguró Alina Nesterenko, residente de Mariúpol. “No tengo palabras para describirlos. Por eso estamos aquí. Estamos rogando, suplicamos de todas las formas posibles, pedimos que nuestros seres queridos se salven”.
Natalia Zaritskaya, cuyo esposo es miembro del Regimiento Azov, describió las condiciones “infernales” en la planta. “Están en el infierno. Sufren nuevas heridas todos los días. Están sin piernas ni brazos, exhaustos, sin medicinas”, dijo.
A principios de este mes, varios civiles fueron evacuados del interior de la planta, una de las instalaciones metalúrgicas más grandes de Europa. Alrededor de 1.000 mujeres, niños y ancianos se habían refugiado en los túneles subterráneos de la planta siderúrgica, según el ayuntamiento de Mariúpol.