EE.UU. rechazó acuerdo para que Polonia envíe aviones a Ucrania por uso de bases aéreas
La administración de Biden sigue recelosa de llevar a Estados Unidos a una guerra contra Rusia
Este domingo, un alto funcionario de la Casa Blanca confirmó que la administración de Biden instó a no transferir aviones de combate de Polonia a Ucrania porque el acuerdo implica que las naves se trasladen a través de una base aérea estadounidense.
El asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, habló en el programa Meet the Press de NBC sobre los riesgos potenciales que representa enviar armamento ofensivo a Ucrania desde la base aérea estadounidense Ramstein en Alemania.
“El análisis costo/beneficio no justifica enviar aviones de combate desde la base estadounidense en Alemania a un espacio aéreo en disputa en Europa del Este”, explicó Sullivan a Chuck Todd, de NBC.
“Pero [el presidente Joe Biden] también nos ordenó que redoblemos nuestros esfuerzos para que los ucranianos tengan capacidades avanzadas que puedan lograr un propósito similar”, continuó.
Otros funcionarios estadounidenses que también se oponen al acuerdo, entre ellos comandantes militares, han asegurado que el ejército ucraniano no necesita aviones de combate adicionales, una postura fuertemente cuestionada por el propio gobierno de Ucrania. Ha surgido una distinción respecto a si las aeronaves MiG-29 deben considerarse armamento ofensivo o defensivo, dado su potencial para usarse en el ataque de objetivos en Rusia.
Mientras tanto, funcionarios rusos han protestado enérgicamente contra la iniciativa occidental de suministrar armamento a Ucrania y declararon que estos envíos son objetivos legítimos en la invasión actual a su país vecino.
“La transferencia de aviones MiG-29 no aumentará apreciablemente la eficacia de la Fuerza Aérea de Ucrania”, dijo el general Tod Wolters, jefe del Comando de EE.UU. en Europa. También sostuvo: “Es poco probable que agregar aviones al inventario ucraniano cambie la efectividad de la Fuerza Aérea de Ucrania en relación con las capacidades rusas”.
Sus declaraciones entran en conflicto directo con las solicitudes del gobierno de Ucrania, que ha presionado a EE.UU. para que suministre aviones al país o permita que otros aliados de la OTAN lo hagan.
El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, también solicitó a la OTAN que establezca una zona de exclusión aérea sobre su país, a lo que Estados Unidos se ha negado, argumentando que podría resultar en una guerra directa con Rusia.
Zelensky reiteró su solicitud durante una llamada que sostuvo recientemente con legisladores del Capitolio el pasado fin de semana. El Congreso ha sido en gran medida una fuente de apoyo bipartidista para la resistencia ucraniana ante la invasión rusa, aunque algunos comentaristas de derecha en los medios han expresado simpatía por la línea oficial del gobierno de Rusia sobre la invasión. Un puñado de legisladores progresistas de izquierda también han criticado las paralizantes sanciones que buscan dañar la economía rusa, argumentando el deseo de evitar castigar al pueblo ruso.
“Si no pueden hacer [una zona de exclusión aérea], al menos consíganme aviones”, pidió Zelensky a los miembros del Congreso en la llamada.
El gobierno de Polonia había ofrecido dar más de dos docenas de aviones MiG-29 fabricados en Rusia al ejército ucraniano, pero el acuerdo habría requerido que las naves se transfirieran a través de la base aérea Ramstein en Alemania, lo que significa que una base estadounidense habría sido la última parada del llamado armamento ofensivo destinado a Ucrania.
El domingo, Sullivan también reiteró las advertencias que otros funcionarios estadounidenses, como el secretario de prensa del Pentágono, John Kirby, han hecho recientemente, sobre el potencial uso de Rusia de armas químicas o biológicas en los próximos días. El gobierno de Biden ha enfatizado que no ha visto pruebas concretas de que estos planes estén llevándose a cabo, pero han apuntado a las acusaciones hechas por autoridades rusas de que EE.UU. y Ucrania están desarrollando estas tecnologías como un probable precursor del despliegue de tales armas en las zonas de combate.
“Cuando Rusia comienza a acusar a otros países de la posibilidad de hacer algo, es una buena señal de que pueden estar a punto de hacerlo ellos mismos”, expresó Sullivan.
Advirtió que la administración de Biden se aseguraría de que Rusia pagara un “grave precio” por el empleo de estas armas prohibidas.
La Casa Blanca ha seguido mayormente una campaña de sanciones multinacionales y medidas económicas destinadas a paralizar la economía de Rusia y el círculo íntimo de Vladimir Putin, mientras continúa oponiéndose políticamente a la invasión rusa de Ucrania, que ya entró en su tercera semana.