Líderes golpistas del ejército de Guinea convocan a ministros del gobierno
La unidad de fuerzas especiales que destituyó al presidente afirma su control sobre el gobierno y el ejército
Los soldados que tomaron el poder en un golpe militar en Guinea han reforzado su control sobre el Estado de África Occidental ordenando un toque de queda y exigiendo que los ministros del gobierno y otras unidades del ejército se pongan a sus órdenes.
El presidente Alpha Conde fue detenido el domingo por soldados de las fuerzas especiales de élite del ejército.
La junta anunció entonces que disolvía la asamblea nacional y la constitución de Guinea, e impuso un toque de queda nocturno.
Los ministros del gobierno y otros altos cargos fueron convocados a una reunión el lunes, y un portavoz del ejército dijo a los medios de comunicación estatales que cualquiera que no asistiera sería considerado rebelde.
En un esfuerzo por afianzar su control del poder, la unidad de fuerzas especiales que encabezó el golpe ha ordenado también a las tropas de la guardia presidencial que deserten a la nueva junta militar. Los gobernadores provinciales de Guinea también han sido sustituidos por comandantes regionales del ejército.
Sin embargo, no está claro el grado de apoyo que la unidad de fuerzas especiales tiene en el resto de las fuerzas armadas.
El líder del golpe, el coronel Mamady Doumbouya, es el comandante de la unidad de élite que detuvo a Conde, pero no se sabe si sus acciones serán apoyadas por los soldados del resto del país.
Al anunciar el golpe en la televisión estatal, el coronel Doumbouya trató de presentarse como un defensor del pueblo guineano frente al gobierno corrupto de Conde, que, según él, no había logrado ayudar a la nación a salir de su agobiante pobreza.
El presidente depuesto había tratado de eludir los límites de su mandato, recogidos en la Constitución del país, y conservar el poder para un tercer mandato.
Pero algunos observadores creen que las tensiones entre el presidente de Guinea y el coronel del ejército tienen su origen en una reciente propuesta de recorte de algunos salarios militares.
Aunque la oposición política se alegrará de la destitución de Conde, tampoco se sabe aún si se aliará al golpe.
“Ya no confiaremos la política a un solo hombre. Se la confiaremos al pueblo”, dijo el coronel Doumbouya, envuelto en una bandera guineana y con una media docena de soldados flanqueando a su lado.
Después de que los temores y el caos del golpe de Estado del domingo se hayan disipado, la vida en la capital, Conakry, ha empezado a volver poco a poco a la normalidad.
Hay algo de tráfico en las calles y algunos comercios han reabierto después de que el domingo terminara un intenso tiroteo entre las fuerzas especiales y los soldados leales a Conde.
También se han reabierto las fronteras internacionales del país por tierra y por mar, aunque se ha prohibido la salida de los funcionarios del gobierno.
El golpe provocó una amplia condena internacional y amenazas de sanciones, entre ellas las de la Cedeao -el bloque regional de África Occidental-, la Unión Africana y la ONU.
La exportación más importante de Guinea es la bauxita, importante para la producción de aluminio, y el precio de la bauxita se disparó hasta alcanzar el máximo de los últimos 10 años tras el anuncio del golpe, por el temor a que se cortara o interrumpiera el suministro.