Turquía parece encaminarse a una segunda vuelta en las presidenciales
Las elecciones presidenciales de Turquía parecen encaminarse hacia una segunda vuelta
Las elecciones presidenciales de Turquía parecían encaminarse el lunes hacia una segunda vuelta. El presidente, Recep Tayyip Erdogan, que ha gobernado el país con firmeza durante 20 años, consiguió más votos que su principal rival, pero no suficientes para una victoria directa.
Una vez contabilizados el 99,4% de los votos en el país y el 84% de los depositados en el extranjero, Erdogan tenía el 49,4% de los sufragios, y su principal rival, Kemal Kilicdaroglu, tenía el 45%, según dijo a la prensa Ahmet Yener, jefe de la Junta Electoral Suprema. Un tercer candidato, el nacionalista Sinan Ogan, obtuvo el 5,2%.
Erdogan, de 69 años, dijo a sus seguidores el lunes de madrugada que aún podía ganar. Sin embargo, dijo que respetaría la decisión de la nación si la pugna pasaba a una segunda vuelta el 28 de mayo.
Turquía forma parte de la OTAN y se encuentra en una ubicación estratégica -tiene una costa en el Mar Negro al norte y limita con Irán, Irak y Siria al sur- y las elecciones despertaban un gran interés sobre si el país seguiría bajo el control de un presidente cada vez más autoritario o si podría tomar una senda más democrática defendida por Kilicdaroglu.
Los sondeos de opinión antes de la votación del domingo daban a Kilicdaroglu, el candidato de una coalición de seis partidos opositores, una ligera ventaja sobre Erdogan, que gobierna Turquía desde 2003 como primer ministro o como presidente.
Kilicdaroglu se mostró optimista sobre una victoria en segunda ronda.
“Desde luego ganaremos en la segunda ronda (...) y traeremos democracia”, afirmó el líder opositor, de 74 años, que aseguró que Erdogan ha perdido la confianza de un país que ahora reclama cambios.
Ogan no ha dicho a quién apoyará si los comicios llegan a una segunda vuelta. Se cree que ha recibido apoyo de votantes que quieren cambios tras dos décadas bajo el mando de Erdogan pero no están convencidos de la capacidad de gobierno de la coalición opositora de seis partidos.
Los resultados indicaban que el Partido Justicia y Desarrollo de Erdogan también retendría su mayoría en el parlamento de 600 escaños, aunque la asamblea ha perdido mucho poder legislativo tras un cambio en el sistema de gobierno del país a una presidencia ejecutiva, aprobado por la mínima en un referendo en 2017.
La alianza gobernante de Erdogan rondaba el 49,3% de los votos en las parlamentarias, frente al 35,2% de la Alianza Nación de Kilicdaroglu y algo más del 10% de un partido prokurdo.
El hecho de que Erdogan pareciera haber mantenido la mayoría aumentaba sus posibilidades de ganar una votación de segunda ronda, ya que era probable que más votantes apoyaran a Erdogan para evitar un gobierno dividido.
Las elecciones de este año se celebraban en un contexto de dificultades económicas, en plena crisis de coste de la vida y tras un terremoto en febrero que mató a más de 50.000 personas. Países occidentales e inversionistas extranjeros prestaban atención al resultado también por la heterodoxa gestión económica de Erdogan y sus esfuerzos a menudo vehementes pero exitosos de poner a Turquía en el centro de negociaciones internacionales.