Macron se juega su liderazgo en la reforma de las pensiones

El presidente de Francia, Emmanuel Macron, aspiraba a que su campaña para subir la edad de la jubilación de los 62 a los 64 años consolidara su legado como el presidente que transformó la economía francesa para el siglo XXI

Sylvie Corbet
Domingo, 19 de marzo de 2023 04:20 EDT
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EUR-ECO FRANCIA-PENSIONES-PROTESTAS (AP)

Una imagen parodia que se ve en carteles de protesta en y en internet en Francia muestra al presidente, Emmanuel Macron, sentado sobre un montón de basura. La escena alude a los desperdicios sin recoger por la huelga de trabajadores de limpieza, pero también a lo que muchos franceses piensan sobre su líder.

Macron, de 45 años, aspiraba a que su campaña para subir la edad de la jubilación de los 62 a los 64 años consolidara su legado como el presidente que transformó la economía francesa para el siglo XXI. En lugar de eso, ve su liderazgo cuestionado tanto en el parlamento como en las calles de grandes ciudades.

Su audaz maniobra para imponer una reforma de las pensiones sin votación ha enfurecido a la oposición política y podría mermar la capacidad de su gobierno de aprobar leyes durante los cuatro años que quedan de su mandato.

Los manifestantes mostraron la imagen de la basura en protestas después de que Macron decidiera en el último momento invocar el jueves su poder constitucional de aprobar la ley sin votación en la Asamblea Nacional. Desde entonces no ha hablado sobre el tema.

Desde que asumió la presidencia en 2017, Macron ha sido acusado a menudo de arrogancia y de estar alejado de la realidad cotidiana. Percibido como el “presidente de los ricos”, avivó el resentimiento al decir a un hombre desempleado que sólo tenía que “cruzar la calle” para encontrar trabajo y sugerir que algunos trabajadores franceses eran “vagos”.

Ahora, el gobierno de Macron ha enojado a los ciudadanos “durante mucho tiempo” en el futuro al utilizar la autoridad especial que le concede el Artículo 49.3 de la Constitución francesa para imponer un cambio muy impopular, dijo Brice Teinturier, subdirector general de la encuestadora Ipsos.

Los únicos ganadores de la situación son la líder de ultraderecha Marine Le Pen y su partido Agrupación Nacional, “que continúa su estrategia de ‘mostrarse respetable’ como contraparte a Macron” y a los sindicatos franceses, indicó Teinturier. Le Pen llegó a la segunda vuelta de las dos últimas elecciones presidenciales del país, que perdió ante Macron.

Mientras las pilas de basura siguen creciendo y el olor empeora, mucha gente en París culpa a Macron y no a los trabajadores en huelga.

Macron ha reiterado que está convencido de que el sistema de pensiones de Francia necesita una reforma para seguir financiado. Afirma que otras opciones propuestas, como incrementar la ya considerable carga fiscal, ahuyentaría inversiones, y que reducir las pensiones de los jubilados actuales no es una opción realista.

Las demostraciones públicas de descontento podrían pesar mucho en sus decisiones futuras. Las protestas espontáneas y en ocasiones violentas registradas en París y todo el país en los últimos días han chocado con las huelgas y manifestaciones en su mayoría pacíficas organizadas antes por los grandes sindicatos franceses.

La reelección de Macron el pasado abril para un segundo mandato reforzó su posición a nivel europeo. Basó su campaña en propuestas para facilitar los negocios y prometió abordar el asunto de las pensiones, afirmando que los franceses deben “trabajar más tiempo”.

Su alianza centrista perdió la mayoría parlamentaria en junio, aunque aún tiene más escaños que otros partidos políticos. Entonces dijo que su gobierno quería “legislar de una manera diferente” basada en compromisos con distintos grupos políticos.

Desde entonces, los legisladores conservadores han acordado apoyar algunas leyes que encajan con sus políticas. Pero la tensión en torno a las pensiones y la desconfianza generalizada entre partidos de gran diversidad ideológica podrían poner fin a los esfuerzos de alcanzar compromisos.

La oposición política a Macron en la Asamblea Nacional presentó el viernes dos mociones de censura contra el gobierno de la primera ministra, Elisabeth Borne. Los miembros del gobierno esperan sobrevivir a una votación sobre las dos iniciativas fijada para el lunes porque la oposición está dividida y se espera que muchos Republicanos no las apoyen.

Sin embargo, si una de las mociones se aprueba sería un gran golpe para Macron: la reforma de las pensiones quedaría rechazada y su gobierno tendría que dimitir. En ese caso, el presidente tendría que formar un nuevo gobierno y vería reducida su capacidad aprobar leyes.

Pero Macron mantendría poderes considerables en política exterior, asuntos europeos y defensa. Como comandante en jefe de las fuerzas armadas, puede tomar decisiones sobre el apoyo francés a Ucrania y otros asuntos globales sin aprobación parlamentaria.

Los grandes poderes presidenciales en Francia son un legado del deseo del general Charles e Gaulle de tener un sistema político estable en la Quinta República que estableció en 1958.

El futuro de la primera ministra parecía más incierto. Si las mociones de censura fracasan, Macron podría aprobar la subida de la jubilación pero intentar apaciguar a sus críticos con un cambio de gobierno. Borne no ha mostrado intención de hacerse a un lado.

“Estoy convencida de que crearemos las buenas soluciones que necesita nuestro país al seguir buscando compromisos con los sindicatos de trabajadores y organizaciones de empleadores”, dijo el jueves a la televisora francesa TF1. “Hay muchos temas en los que debemos seguir trabajando en el parlamento”.

Macron tiene previsto plantear nuevas medidas para bajar la tasa de desempleo del 7,2% actual al 5% para cuando termine su segundo y último mandato.

Otra opción a la que puede recurrir el presidente es disolver la Asamblea Nacional y convocar unas elecciones parlamentarias anticipadas.

Eso parece improbable por ahora, ya que la impopularidad de los planes de pensiones hace improbable que la alianza de Macron pudiera conseguir una mayoría de escaños. Si gana otro partido, tendría que nombrar un primer ministro de la facción mayoritaria y dar poder al gobierno para aprobar medidas que no concuerdan con las prioridades del presidente.

Mathilde Panot, legisladora de la coalición izquierdista Nupes, dijo con sarcasmo el jueves que era una idea “muy buena” que Macron disolviera la Asamblea y convocara elecciones.

“Creo que sería una buena ocasión para que el país reafirme que sí, quieren bajar a los 60 la edad de la jubilación”, dijo Panot. “El Nupes siempre está disponible para gobernar”.

También LePen dijo que recibiría de buen grado una “disolución”.

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