EEUU: Proponen parque nacional en honor de empresario judío que financió escuelas para negros
Cuando Ralph James se sentó en el escritorio restaurado con respaldo elevado en la escuela segregada a la que asistió en una región rural de Carolina del Sur, recordó la vieja campana escolar, la luz que se filtraba abundantemente a través de las ventanas elevadas, el certamen de Navidad y la cancha de básquetbol ubicada justo afuera.
Fue en escuelas como esta, y en casi 5.000 más construidas en el sur de Estados Unidos hace un siglo, que estudiantes de raza negra ignorados en gran medida por las personas blancas en el poder obtuvieron un cimiento educativo a través de la generosidad de un empresario judío que pronto podría ser conmemorado con un parque nacional que lleve su nombre.
Ahora se les llama Escuelas Rosenwald en honor a Julius Rosenwald, propietario de una parte de Sears, Roebuck and Co. y a la larga presidente de la compañía, que se asoció con el educador y líder afroestadounidense Booker T. Washington para crear el programa, con el cual se compartían con la comunidad los gastos de las escuelas para niños negros.
Era ni más ni menos un acto revolucionario en un lugar en el que se aplicaba la segregación de razas como Carolina del Sur, donde los gobiernos gastaban centavos para educar a los niños de raza negra y dólares en los estudiantes blancos.
“La educación siempre ha sido la llave del éxito. Julius Rosenwald nos dio esa llave”, declaró James.
El juez municipal retirado de 76 años se ha propuesto la meta de restaurar su vieja escuela. En la última década, James ha recaudado más de 2 millones de dólares en subvenciones, dinero del estado y donativos de empresas y otros.
La recompensa está cerca. Henry McMaster, gobernador de Carolina del Sur, visitará la renovada Escuela Rosenwald en St. George el martes, en una jornada en la que será anfitrión de una reunión para cooperativas eléctricas. Después de recibir una solicitud del Congreso, el Servicio de Parques Nacionales está estudiando cómo crear un parque nacional para honrar a Rosenwald. En Chicago se establecería un centro de visitas sobre su vida, y el proyecto también podría incluir unas cinco escuelas a lo largo de los 15 estados del sur donde se erigieron las escuelas originales.
Rosenwald le dio 20 millones de dólares a su fundación para que construyera escuelas y otros 4 millones a otras causas para la educación y asistencia social de los afroestadounidenses. Ese dinero equivaldría a unos 440 millones de dólares en la actualidad.
De todas formas era menos de la mitad del dinero que Rosenwald donó durante su vida a otras causas, entre ellas organismos judíos de beneficencia, construcción de hospitales, investigación científica y ayuda humanitaria a personas afectadas por guerras, según un informe de La Campaña para Crear un Parque Nacional Histórico sobre Julius Rosenwald y las Escuelas Rosenwald.
Rosenwald era hijo de inmigrantes judíos provenientes de Alemania y vio en los afroestadounidenses una oportunidad de ayudar a otro grupo oprimido dispuesto a invertir lo poco que pudiera en su propio futuro, dijo Dorothy Canter, excientífica de la Agencia de Protección Ambiental que encabeza la iniciativa para crear el parque nacional. Canter se sintió inspirada a involucrarse tras ver un documental de 2015 sobre Rosenwald.
Con frecuencia, la comunidad judía vio en la comunidad negra la misma clase de represión violenta que sufrió en Europa, señaló.
La historia de las Escuelas Rosenwald es crucial para el éxito moderno de Estados Unidos, y muestra cómo grupos distintos que trabajaban juntos para crear una sociedad mejor cuando las personas que estaban en el poder no querían ayudar es una lección importante, agregó Canter.
“¿Dónde estaría el movimiento por los derechos civiles? ¿Dónde habrían obtenido su educación John Lewis, Medgar Evers o Maya Angelou?”, preguntó.
La educación para los niños negros era algo secundario en el sur de Estados Unidos en las generaciones que siguieron tras el fin de la esclavitud. Más del 51% de la población de Carolina del Sur fue clasificada como “negra” en el censo de 1920. Pero en 1927, el estado gastó 14,9 millones de dólares en los estudiantes blancos y 1,7 millones en los alumnos negros, según el informe anual al Congreso presentado por el superintendente educativo.
El Fondo Rosenwald ayudó a construir 481 escuelas en Carolina del Sur. Sólo Carolina del Norte (787) y Mississippi (557) tenían más.
El fotógrafo Andrew Feiler, que está fascinado por la historia de Rosenwald, ha tomado fotos de más de 100 escuelas Rosenwald y planea estar el martes en el evento en St. George. Para él, el legado de Rosenwald es dar mientras estés vivo, al igual que ser un pionero de la idea moderna de un donativo de contrapartida en el que se proporciona dinero para iniciar y se solicita el apoyo de la comunidad.
“Frecuentemente pensamos que los problemas en el Estados Unidos moderno son irresolubles, especialmente los relacionados con la raza”, señaló Feiler. “Pero esta sociedad entre afroestadounidenses y un empresario judío muestra (cómo) la acción conjunta y enfocada realmente puede hacer una diferencia”.
Unas 500 Escuelas Rosenwald aún están de pie, y aproximadamente la mitad se encuentran en condiciones de utilizarse, según el Fideicomiso Nacional para la Preservación Histórica.
Una Escuela Rosenwald de dos cuartos en Gifford, Carolina del Sur, fue erigida en 1920 pero en la actualidad a duras penas se mantiene en pie. Dejó de operar en 1958 y fue retomada por una iglesia que había donado el terreno. En el lugar se llevaron a cabo encuentros comunitarios, conciertos y reuniones familiares, pero a la larga cayó en el abandono.
El pastor Charlie Grant está tratando de asegurar el dinero para restaurar la construcción, pero no ha hallado el mismo apoyo que se ha proporcionado en St. George.
“Me gustaría ver que se haga mientras estoy vivo. Pero si no es así, eso está bien también”, dijo Grant. “Siempre recurro a las Sagradas Escrituras. Hubo un Moisés y hubo un Josué. Tal vez yo estoy avanzando en los pasos de Moisés y alguien llegará y captará la idea y representará a Josué”.
Grant aspira a que la vieja escuela sea transformada en un centro comunitario con un pequeño museo en honor a los cuartetos de música góspel de raza negra: grupos de cantantes que recorrían el sur de Estados Unidos durante la época de la segregación racial vendiendo discos con canciones populares de esperanza y fe. La construcción ya se encuentra en el Registro Nacional de Lugares Históricos del país.
Otras escuelas Rosenwald han sido convertidas en centros para adultos mayores, ayuntamientos, espacios para eventos especiales o restaurantes. Muchas siguen siendo reconocibles por los cuidadosos planes que Rosenwald aprobó. Ventanas elevadas orientadas hacia el este y el oeste aseguraban abundante luz natural y ventilación en áreas rurales a donde la electricidad a menudo no arribó sino hasta después de la Gran Depresión.
En St. George, el objetivo no es sólo restaurar la escuela, sino proporcionar una idea del pujante vecindario afroestadounidense que la circundaba durante la época de la segregación racial. Diversos negocios, entre ellos una tienda de comestibles, una peluquería y un salón de billar, beneficiaban a la comunidad negra.
Dentro de la escuela restaurada, dos salones de clase se ven casi iguales al aspecto que tenían hace 70 años. Otro salón de clases se usa para reuniones públicas. El auditorio ha sido convertido en un espacio para usos múltiples y tendrá exposiciones con la historia de la escuela y presentaciones científicas interactivas, indicó James.
“Ustedes pueden sentir cómo era de la misma forma en que yo lo experimenté”, manifestó.