EEUU, Gran Bretaña y Canadá sancionan a exgobernador de banco central libanés
Estados Unidos, Gran Bretaña y Canadá impusieron sanciones el jueves al exgobernador del Banco Central del Líbano y a un grupo de parientes cercanos y asociados por acusaciones de corrupción, informó el Departamento del Tesoro estadounidense.
Riad Salameh, de 73 años, puso fin a su mandato de 30 años el 31 de julio bajo una nube de investigación y culpa por la histórica crisis económica de su país.
Francia, Alemania y Luxemburgo investigan a Salameh y a estrechos colaboradores por presuntos delitos financieros, entre ellos enriquecimiento ilícito y blanqueo de 330 millones de dólares. París y Berlín emitieron sendas notificaciones de Interpol sobre Salameh en mayo, aunque Líbano no entrega sus ciudadanos a países extranjeros.
“Salameh abusó de su posición de poder, probablemente violando la ley libanesa, para enriquecerse y enriquecer a sus socios canalizando cientos de millones de dólares a través de empresas fantasma para invertir en propiedades inmobiliarias europeas”, señaló un comunicado del Departamento del Tesoro de Estados Unidos.
El comunicado indica que Estados Unidos ha coordinado las sanciones con Gran Bretaña y Canadá y que se congelarán los activos relacionados con Salameh. Estados Unidos también sancionó al hijo de Salameh, Nady, a su hermano Raja, a su estrecha colaboradora Marianne Hoayek y a su “antigua socia” Anna Kosakova. Reino Unido sancionó a la misma lista de personas, excepto a Nady Salameh, y Canadá sólo sancionó a Salameh, a su hermano y a Howayek.
Salameh ha negado reiteradamente las acusaciones de corrupción, malversación y enriquecimiento ilícito. Insiste en que su riqueza procede de propiedades heredadas, inversiones y su anterior trabajo como banquero de inversiones en Merrill Lynch.
El abogado de Salameh no respondió de momento a una solicitud de The Associated Press para comentar las sanciones.
Funcionarios estadounidenses dijeron que Salameh ocultó supuestamente su identidad a través de sociedades ficticias en Panamá y un fondo fiduciario en Luxemburgo, en una trama en que adquirió acciones de una empresa en que su hijo Nady trabajaba como asesor de inversiones. Posteriormente, vendió esas acciones a un banco libanés regulado por el Banco Central, lo que, según el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, constituía un conflicto de intereses y probablemente violaba una ley libanesa que prohibe a los empleados del Banco Central beneficiarse de negocios privados.