La apatía de los votantes y la preocupación por violencia marcan una elección en Irak

Qassim Abdul-Zahra
Sábado, 16 de diciembre de 2023 06:32 EST
MOR-POL IRAK-ELECCIONES
MOR-POL IRAK-ELECCIONES (AP)

Los iraquíes empezaban a votar el sábado por primera vez en una década para elegir a los nuevos miembros de los consejos provinciales — que a su vez nombrarán a los gobernadores — en unos comicios cuyo resultado será considerado un indicador para las parlamentarias previstas para 2025.

La votación estaba restringida el sábado a miembros del ejército y las fuerzas de seguridad y a los desplazados internos que viven en campamentos. El grueso de los electores están llamados a las urnas el lunes y se espera que los resultados se anuncien el martes.

Preocupa que la baja participación y la posible violencia marquen las esperadas elecciones que se celebran en las 18 provincias del país.

El poderoso clérigo chií y líder político Muqtada al-Sadr — que renunció oficialmente a la política en 2022 durante un largo bloqueo a la formación de gobierno — ha pedido a sus seguidores que boicoteen la convocatoria alegando que su participación reforzaría el dominio de la clase política corrupta.

Un boicot generalizado “reduciría la legitimidad de los comicios nacional e internacionalmente”, afirmó Sadr en un comunicado.

En algunas zonas, los partidarios de Sadr arrancaron los carteles electorales y varias oficinas de campañas políticas sufrieron desperfectos. En Najaf, una cuidad del sur del país que es un feudo Sadr, miles se manifestaron el jueves para pedir un boicot electoral.

Los activistas que organizaron las masivas protestas antigubernamentales de 2019 y que se oponen a todos los partidos gobernantes, también se comprometieron a no participar en los comicios.

Aparte de quienes defienden el boicot, muchos iraquíes son simplemente apáticos.

Sajad Jiyad, analista político iraquí y miembro de un centro de estudios no partidista The Century Foundation, indicó que millones de personas con derecho a voto no están registradas para hacerlo y que la baja participación ha sido una tendencia desde 2005.

“Todos los indicios apuntan a la apatía de la población”, dijo. “Los jóvenes, en especial, no están comprometidos con la política y ningún partido ha captado su atención”.

Aqeel Al-Rubaie, propietario de una perfumería en Bagdad, contó que él y su familia no acudirán a las urnas. Dijo que no encontró “ningún programa electoral real” y vio una corrupción generalizada en las campañas políticas, con algunos candidatos ofreciendo sobornos a posibles votantes.

“¿Qué han ganado los iraquíes en elecciones anteriores que me haga pensar que puedo beneficiarme de estas elecciones?”, dijo. “La corrupción y las armas siguen campando a sus anchas por el país. No hay empleo ni servicios”.

En algunas zonas, la cita electoral podría avivar las tensiones políticas y sectarias ya existentes. Uno de esos lugares en la provincia de Kirkuk, con una población mixta de sunís, chíís, kurdos y turcomanos, que desde hace años es escenario de una disputa territorial entre el gobierno central de Bagdad y el de la región semiautónoma kurda del norte.

Se cree que la polémica ley electoral aprobada en marzo para aumentar el tamaño de los distritos electorales merma las posibilidades de los partidos más pequeños y de los candidatos independientes para lograr escaños.

La norma contó con el respaldo del Marco de Coordinación, una coalición de partidos mayoritariamente chiís apoyados por Irán, que es el principal rival del bloque de Sadr. Ante su boicot, es posible que el Marco de Coordinación sea el principal beneficiario de los comicios.

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