El primer ministro de Japón promete más fondos para zona del sismo entre temores sobre enfermedades
El primer ministro de Japón, Fumio Kishida, dijo que estaba “sin palabras” por la gravedad y la inmensidad de la destrucción en la zona de desastre que vio durante un vuelo en helicóptero, en su primera visita a la región norcentral del país de Noto desde los letales sismos del 1 de enero, entre preocupaciones por la propagación de enfermedades en centros de evacuación.
Kishida prometió hacer todo lo posible para mejorar las condiciones de vida de los evacuados y para reconstruir sus hogares y restaurar los medios de vida tan pronto como fuera posible.
El terremoto de magnitud 7,6 dejó 221 muertos y más de 20 desaparecidos, además de herir a cientos. Más de 20.000 personas, muchas de las cuales vieron sus casas dañadas o destruidas, se cobijan en unos 400 gimnasios escolares, centros comunitarios y otros refugios improvisados, según un reporte de la Agencia de Manejo de Incendios y Desastres.
Los daños en las carreteras han complicado las labores de recuperación, y aunque los suministros de ayuda han llegado a la mayoría de las regiones afectadas por el sismo, cientos de personas en zonas aisladas reciben escaso apoyo. Además, en las castigadas ciudades de Noto, Wajima y Suzu, los ancianos suponen la mitad de la población y muchos enfrentan riesgos de que su salud empeore, según autoridades y expertos.
“Cuando vi la gravedad del desastre me quedé sin palabras”, dijo Kishida a la prensa. Desde el aire, señaló, se veían agujeros en el suelo, aludes de tierra sobre la carretera, y una elevación del lecho marino que cambiaba el hermoso paisaje en la costa oriental de la península. “También escuché a los residentes sobre sus dificultades y preocupaciones”.
El primer ministro dijo que se había tomado en serio la situación de los evacuados y prometió apoyo. “Haremos todo lo que podemos para que puedan tener esperanza en el futuro”, dijo.
Kishida también se reunió con el gobernador de Ishikawa, Hiroshi Hase, en la sede de gobierno de la prefectura en Kanazawa, donde recibió una lista de peticiones, como financiamiento del gobierno central para la reconstrucción de infraestructura clave y préstamos de emergencia para personas y pequeños negocios.
Muchos han criticado al gobierno de Kishida por lo que describieron como una lenta respuesta al desastre, aunque el gobierno ha aprobado una partida de 4.700 millones de yenes (unos 32 millones de dólares) en tareas de ayuda y apoya las peticiones de una segunda evacuación, lo que incluye llevar gente a instalaciones en la región de la capital.
Kishida dijo que el gobierno tiene previsto autorizar un segundo fondo de alivio de 100.000 millones de yenes (casi 690 millones de dólares) esta semana para ayudar a la gente a reconstruir su vida, además de multiplicar por dos los fondos del presupuesto de 2024 a 1 billón de yenes (6.900 millones de dólares) para reforzar el financiamiento de la reconstrucción.
El primer ministro, vestido con un informe de manejo de emergencias, también visitó una escuela secundaria convertida en centro de evacuación en Wajima, donde las autoridades le mostraron las duras condiciones de vida de los evacuados. Hablaron sobre el posible riesgo de que se propaguen enfermedades infecciosas como gripe, COVID-19 y virus estomacal debido a la falta de agua corriente y la congestión.
Para aliviar los temores inmediatos sobre posibles problemas de salud y riesgo de muertes en centros de evacuación, funcionarios locales y centrales dijeron que ofrecerían a los evacuados alojamiento gratuito en hoteles y apartamentos, más lejos de sus vecindarios, hasta que haya alojamientos temporales preparados. Pero mucha gente se ha negado a irse, preocupada por sus viviendas destruidas, sus pertenencias y sus poblaciones.
Hase instó a la gente el viernes a trasladarse de forma temporal a los centros recomendados para descansar mejor y "proteger sus vidas".