Air France y AirBus serán juzgados por el accidente de 2009 que dejó 228 personas muertas
Un tribunal falló por juzgar a estas compañías por homicidio involuntario
Air France y Airbus recibieron la orden de ser juzgados por homicidio involuntario por el accidente del vuelo AF447 en 2009 que mató a 228 personas.
El avión se dirigía de Río de Janeiro a París cuando se hundió en el Atlántico en junio de 2009, matando a todos a bordo en el accidente más mortal en la historia de la aerolínea.
Se descubrió que los pilotos no estaban lo suficientemente capacitados después de que un mal funcionamiento técnico en el Airbus A330 provocara lecturas de velocidad inexactas.
Una investigación de los magistrados concluyó en 2019 que ninguna de las compañías debería enfrentar cargos por el incidente, pero el fallo del miércoles en un tribunal de apelaciones de París anula esa decisión. Ambas empresas dijeron que apelarían la decisión.
Las familias de las víctimas del accidente hablaron de su alivio después de la decisión judicial. "Es una inmensa satisfacción haber sido finalmente escuchado por los tribunales", dijo Daniele Lamy, presidente de una asociación de familiares de víctimas.
Ophelie Toulliou, hermana de una de las víctimas, declaró: "Es un gran alivio para nosotros, porque han sido 12 años de procedimientos, y es cierto que en los últimos años realmente no creíamos en eso".
Las dos empresas tienen la intención de apelar ante un tribunal superior. Air France "sostiene que no cometió un delito", informó un portavoz de la aerolínea.
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Airbus dijo: “La decisión judicial que se acaba de anunciar no refleja de ninguna manera las conclusiones de la investigación que llevó al sobreseimiento del caso”.
Después del accidente del AF447, una operación de búsqueda de las armadas francesa y brasileña tomó dos años para encontrar los restos, que finalmente se ubicaron a casi 13,000 pies (3,962 metros) debajo de la superficie del océano.
Una investigación realizada por las autoridades de aviación francesas encontró que dos de los pilotos se habían visto abrumados después de que las sondas pitot del avión, que funcionan como sensores de velocidad, se congelaron y dieron lecturas inexactas.
El capitán estaba descansando lejos de la cabina mientras el piloto automático se desconectaba y asustaba a los copilotos. La tripulación no tuvo en cuenta una advertencia de que el avión se estaba deteniendo y luego se estrelló.
El desastre llevó a un ajuste de cuentas de la relación de la industria de la aviación con la tecnología, y las autoridades aconsejaron a las aerolíneas que mejoraran la capacidad de los pilotos para operar aviones manualmente.