Recibió un imperio fracturado por la guerra y dejó un trono consolidado: los logros de Isabel II
Es difícil resumir la vida del reinado más largo de la historia que supo conducir a su pueblo a través de crisis económicas, independencias y escándalos familiares
Más de 70 años de reinado dieron a Isabel II la responsabilidad de dirigir al Reino Unido a través de diferentes momentos, crisis y emergencias, por lo que sus méritos y logros se puede decir que son incontables, sin embargo, hay momentos que quedaron en la historia como los mayores de su reinado.
La princesa Isabel Alexandra María nació tercera en la línea de sucesión al trono el 21 de abril de 1926, en medio de dos guerras mundiales que, casi con certeza, se puede decir que inculcaron en ella la sobriedad y compromiso por el trabajo.
La reina no sólo era jefe de Estado del Reino Unido, sino que su influencia abarcaba Irlanda del Norte y la Commonwealth, en los que garantizó la estabilidad y la continuidad de las políticas públicas desde que tenía 25 años.
Isabel II entregó su vida entera al servicio de la monarquía desde que ascendió al trono de forma inesperada en 1952 luego de la muerte del rey George VI, su padre. Su imagen, que le dio un aire moderno a la familia real, cobró popularidad entre el pueblo británico, por lo que se puede contar como un logro el haber dejado el trono en una posición mucho más sólida de aquel en que lo encontró, tras dos guerras mundiales.
“En cierto modo, no tuve un entrenamiento. Mi padre murió demasiado joven. Fue algo muy repentino de asumir y hacer el mejor trabajo posible. Es cuestión de madurar en algo a lo que uno se ha acostumbrado y aceptar que aquí estás y ese es tu destino, porque creo que la continuidad es muy importante. Es un trabajo para toda la vida”, dijo para la BBC en el documental Elizabeth R.
A pesar de su corta edad, al llegar al trono supo enfrentar las dificultades de un imperio que se desmoronaba entre clamores de independencia, y tomó la decisión de promover la transición independentista de las colonias para fortalecer la Commonwealth, una labor titánica que desarrolló con diplomacia y pensamiento estratégico, y que terminó con 56 integrantes después de iniciar en 8.
La monarquía se vio amenazada durante la década de los 60 y 70, cuando los cambios culturales que introdujeron el Rock & Roll y el movimiento feminista, llevaron a la sociedad a cuestionar cuánto costaba a los contribuyentes su estilo de vida.
En ese momento, la reina logró cambiar la percepción pública sobre lo que hacía la familia real y, en lugar del tradicional hermetismo, el palacio de Buckingham optó por una mayor apertura a los medios de comunicación que los acercó a sus súbditos.
Por primera vez, las cámaras entraron en la intimidad de las actividades cotidianas de la monarca y su familia.
La reina Isabel II también consiguió mantener la unidad del reino, a pesar de las casi tres décadas de violencia que vivió Irlanda del Norte que terminaron en 1998 con la firma del Acuerdo de Viernes Santo. Los atentados tocaron de cerca a la familia real cuando un comando terrorista hizo explotar el navío de lord Mountbatten, primo de la monarca, en 1979.
Otro de los logros fue la reanudación de las relaciones con la corona española a pesar de la distancia que mantuvo con Juan Carlos I y la reina Sofía, con quienes incluso comparte parentesco, que se evidenció con su ausencia a la boda de Carlos y Diana en 1981. Ambos fueron invitados a una primera visita a Londres en 1986, que después fue correspondida con la primera y única visita de Isabel II a España en 1988.
Durante siete días visitó Madrid, Sevilla, Barcelona y Mallorca, en medio de las tensiones políticas por el estrecho de Gibraltar que llevaron a un intento de boicot de la visita.
Los analistas afirman que fue una maestra de la neutralidad política e incluso cuando sus hijos protagonizaron los peores escándalos para la familia, conservó la ecuanimidad y jamás expresó una opinión controvertida en público.
“Ninguna institución, ciudad, monarquía, lo que sea, debe esperar estar libre del escrutinio de quienes le dan su lealtad, sin mencionar a quienes no lo hacen”, dijo en el discurso que pronunció en Guildhall a finales de 1992 que públicamente catalogó como annus horribilis.
Para superar aquella crisis, que incluyó el divorcio de Lady Di y el, en ese entonces, príncipe Carlos: la reina decidió que tanto ella como su primogénito pagarían impuestos sobre sus ingresos privados y que abriría el palacio de Buckingham al público para pagar la restauración del castillo de Windsor que se había incendiado.
Isabel II, tomaba el timón y cambiaba la dirección para sortear los obstáculos que imponían los cambios sociales, los reclamos desde la base de la sociedad y los dramas familiares de la familia real.
A pesar de que la monarquía tuvo otras crisis que llevaron los nombres de la familia real a los tabloides, el trabajo de la reina Isabel es reconocido por casi todo el pueblo británico, desde los mayores hasta los más jóvenes, como lo demostró el homenaje que Harry Styles le rindió en su concierto del jueves, llenando el Madison Square Garden de aplausos por “70 años de servicio”.