Hip hop 50: El género mantiene el espíritu de protesta a medio siglo de su nacimiento
En los inicios del hip hop, conectar tocadiscos a un poste de luz y convertir una cancha de baloncesto al aire libre en una discoteca pudo haber parecido una simple invitación a la fiesta.
Viéndolo más de cerca revelaba una verdad: el hip hop fue una respuesta a la injusticia social y económica en barrios marginados, un escaparate de alegría, ingenio e innovación a pesar de la falta de recursos.
La música que emanaba del equipo del DJ podía decirle a la gente en la fiesta que “muevan los pies” y, al siguiente set, pedirles que “luchen contra el poder”.
El hip hop ha sido una parte integral de los movimientos de justicia social y racial. También ha sido objeto de escrutinio por parte de las fuerzas del orden público y grupos políticos debido a su creencia de que el hip hop y sus artistas fomentan delitos violentos.
Ya sea una advertencia, una demanda o una afirmación, la cultura del hip hop y, especialmente, el rap han sido medios para responsabilizar a los poderosos, para lanzar acusaciones líricas contra la injusticia sistémica. El hip hop puede defender a los desposeídos y recuperar espacio, incluyendo paredes con grafiti o batallas improvisadas de breakdance en la calle.
Debido a que puede amenazar la concentración de poder, ciertas fuerzas han satanizado la cultura, dijo Willie “Prophet” Stiggers, cofundador y presidente de Black Music Action Coalition, un grupo de artistas, abogados, gerentes y productores unidos contra el racismo sistémico en la industria musical y la sociedad.
“Por supuesto que quieren convertirlo en un arma”, dijo Stiggers. “La narrativa no puede ser que esta genial expresión cultural, que es la mayor fuerza cultural que tenemos a nivel mundial, surgió de gente privada de derechos”.
Muchos atribuyen el nacimiento del hip hop a una fiesta de regreso a clases celebrada en un edificio de apartamentos del Bronx en agosto de hace 50 años. Y desde su nacimiento, los MC o raperos, el beatboxing (sonidos con la boca para imitar efectos de consolas), los DJs y el grafiti han hecho mucho más que entretener a legiones de fans en todo el mundo y generar miles de millones de dólares en ganancias: los cuatro elementos del hip hop transmiten el espíritu de resistencia y libre expresión como un consuelo para el afligidos y afligen a los que están demasiado cómodos.
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“Got to give us what we want/Gotta give us what we need/Our freedom of speech is freedom or death/We got to fight the powers that be!” (Tienen que darnos lo que queremos/Tienen que darnos lo que necesitamos/Nuestra libertad de expresión es libertad o muerte/Tenemos que luchar contra los poderes, ¡que así sea!) – Public Enemy, “Fight the Power,” 1990.
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Los conservadores sociales y religiosos de todas las tendencias han visto durante mucho tiempo al hip hop como una amenaza para los llamados valores tradicionales, la paz y el orden, pero sus intentos de sofocar la cultura sólo la han impulsado a ser aclamada en todo el mundo y han aumentado su influencia en los debates públicos y la democracia.
Sin embargo, los activistas por la justicia racial y los defensores de la libertad de expresión ven la persecución a los raperos como una guerra de poder que se libra principalmente contra los hombres negros y latinos que son pioneros de la cultura. Y para los artistas del hip hop que viven bajo regímenes represivos en todo el mundo, “hacer versos” para expresar sus quejas contra el gobierno puede significar tiempo tras las rejas o algo peor.
“La historia negra está bajo ataque, la cultura negra está bajo ataque, la música rap está bajo ataque”, dijo el representante federal Hank Johnson, un impulsor demócrata de la legislación federal que protegería a los artistas de que sus letras y expresiones creativas sean utilizadas en su contra en los tribunales.
El congresista de Georgia habló en apoyo de la legislación a miles de personas que asistieron al festival de hip hop Rolling Loud en Miami a fines del mes pasado. Johnson y el representante demócrata Jamaal Bowman de Nueva York impulsan la Ley de Restauración a la Protección Artística (RAP por sus siglas en inglés), para garantizar que las letras no sean la única evidencia que respalde un caso penal. Una legislación similar en un puñado de estados requeriría que los fiscales demuestren que la letra de un acusado no es figurativa, exagerada o puramente ficticia.
Un estudio realizado por la profesora de derecho de la Universidad de Georgia, Andrea Dennis, coautora del libro de 2019 “Rap on Trial: Race, Lyrics and Guilt in America”, encontró aproximadamente 500 casos de juicios penales que datan de fines de la década de 1980 en los que letras de rap se usaron con éxito como evidencia. Dennis y otros activistas creen que los casos, presentados en su mayoría contra acusados negros, han llevado a encarcelamientos injustos.
Algunos han señalado el caso de asociación delictuosa, presentado bajo la ley Georgia, contra el rapero de Atlanta Young Thug y más de una veintena de supuestos afiliados del sello discográfico Young Stoner Life del rapero. En 2022, los fiscales del condado de Fulton incluyeron letras del rapero, haciendo referencia a drogas y violencia, como evidencia de un “acto manifiesto en apoyo de una asociación delictuosa”.
Young Thug, cuyo nombre legal es Jeffrey Williams, coescribió el éxito de Childish Gambino “This is America”, que es un comentario sobre la violencia y el racismo sistémico en Estados Unidos. La canción hizo historia en 2019 como la primera de hip hop en ganar el Grammy a la canción del año, y fue retomada por artistas globales para hablar sobre la corrupción y la injusticia en países como Nigeria, Malasia y Australia.
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“Cops give a damn about a negro/Pull the trigger, kill a n——-, he’s a hero” (A los policías les importa un bledo un negro/Aprieta el gatillo, mata a un n——-, es un héroe). – Tupac, “Changes,” 1992
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A medida que el hip hop y el rap se convirtieron en una fuerza en la cultura estadounidense, sus pioneros los utilizaron como un medio para hablar de sus realidades personales. En 1982, en la canción “The Message”, Grandmaster Flash y Furious Five denunciaron la pobreza extrema y la falta de inversión que parecía especialmente concentrada en las comunidades negras. Una década después, Tupac Shakur criticó la brutalidad policial en la canción “Changes”.
En 2016, luego de los tiroteos fatales de la policía contra Philando Castile y Alton Sterling, el rap y las protestas estaban casi indisolublemente unidos. Entonces era raro asistir a una manifestación y no escuchar la canción de Kendrick Lamar de 2015 “Alright”, una celebración del triunfo sobre la adversidad ante la opresión y la injusticia.
“Toda la expresión creativa negra es política porque la vida negra es política”, dijo Timothy Welbeck, director del Centro para el Antirracismo de la Universidad de Temple en Filadelfia.
Welbeck, quien también es un artista de rap independiente e imparte cursos de hip hop en el Departamento de Estudios Afroestadounidenses y Africología de Temple, dijo que la accesibilidad de la música rap es lo que hace que el género sea tan popular e impactante.
“Tiene sentido que los movimientos sociales graviten hacia el hip hop como cultura y la música rap como medio de expresión”, dijo. “Y también tiene sentido que los raperos se posicionen en estos movimientos, en parte, porque los raperos están saliendo de las comunidades que experimentan la necesidad de protestar”.
En una entrevista con Associated Press a principios de este año, Chuck D de Public Enemy dijo que ve el hip hop como un catalizador para el movimiento Black Lives Matter.
“(BLM es) un colectivo donde la gente sentía lo mismo”, dijo. “Hablaba políticamente de la injusticia con respecto a George Floyd y fue una chispa que conectó en todo el mundo. El hip hop ha hecho lo mismo. El hip hop vincula a los seres humanos por sus similitudes y deja de lado las diferencias. Es un movimiento”.
Luego de las protestas mundiales por el asesinato de Floyd a manos de la policía en Minneapolis en 2020, su hermano Terrence Floyd se unió a un esfuerzo para fusionar rap, gospel y música espiritual en un álbum de canciones de protesta. Terrence Floyd, quien fue baterista de una iglesia, dijo que quería usar la música para llevar al cambio en nombre de su hermano.
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“I’m at the preacher’s door/My knees gettin’ weak and my gun might blow/But we gon’ be alright” (Estoy en la puerta del predicador/Mis rodillas se están debilitando y mi arma podría estallar/Pero vamos a estar bien). – Kendrick Lamar, “Alright,” 2015
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Y luego está la influencia global del hip hop en las protestas, la resistencia y la disidencia política. Desde la Primavera Árabe y la lucha por la libertad en Palestina hasta el feminismo y las luchas de clases, el rap es un medio popular para los llamados a la acción, así como para denunciar a déspotas y colonizadores.
Los videos musicales de rap producidos por artistas de África, Europa, Asia y Latinoamérica a menudo incluyen beatbox, breakdance, grafiti y otros elementos del hip hop.
En 2016, en una visita a Vietnam durante una gira histórica por Asia, el expresidente Barack Obama respondió preguntas sobre derechos humanos y libertad de expresión en todo el continente. Una pregunta provino de Suboi, una rapera conocida como la “Reina del hip hop” de Vietnam, quien dijo que luchó contra el estereotipo vietnamita de que la música rap no es una expresión adecuada para las mujeres asiáticas.
“Seamos honestos, a veces el arte es peligroso y por eso los gobiernos a veces se ponen nerviosos con el arte”, dijo Obama. “Pero una de las cosas en las que realmente creo es que, si intentas suprimir las artes, creo que estás suprimiendo los sueños y aspiraciones más profundos de un pueblo”.
El reverendo y líder por los derechos civiles Al Sharpton, quien cumplió 18 años cuando el hip hop despegó de su Nueva York natal, dijo que el rap impulsó el movimiento que ha dado forma a gran parte de su vida pública. A los 68 años, cree que la cultura hip hop preparó el terreno para la elección del primer presidente afroamericano en 2008.
“No salí de la generación de ‘We Shall Overcome’ (del Dr. Martin Luther King, Jr.)”, dijo Sharpton. “Salí de ‘Fight the Power’ de Public Enemy”.
Agregó: “El hip hop nos quitó las cadenas y dijo: ‘No, lo diremos a nuestra manera’… Fue esa libertad. Era ese tipo de expresión cruda, no diluida. Entendíamos esa rabia y esa ira, aunque la expresamos de diferente manera”.
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El periodista de The Associated Press Jonathan Landrum en Los Ángeles contribuyó a este despacho.
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Aaron Morrison es integrante del equipo de AP para temas de raza y etnicidad con sede en Nueva York. Sígalo en: https://www.twitter.com/aaronlmorrison.