Los millones secretos detrás de las escuelas religiosas de Florida que prohíben a los niños homosexuales
Bajo el gobernador republicano Ron DeSantis, Florida ha permitido que las escuelas religiosas privadas obtengan vales financiados por los contribuyentes con una supervisión aparentemente mínima. Io Dodds explica cómo el programa ha llevado a los contribuyentes de Florida a subsidiar políticas anti-LGBT+
Bill Mutz había sido miembro de la junta directiva de Lakeland Christian School, cerca de Tampa, Florida, durante más de 20 años. Como alcalde de Lakeland y creyente devoto, había enviado a todos sus hijos a esa escuela, uno de ellos incluso apareció en un vídeo promocional.
Eso fue hasta junio, cuando Mutz leyó una proclamación de la ciudad en una reunión pública que reconocía ese mes como el Mes del Orgullo LGBT+. Según LkldNow, otros miembros de la junta creían que esto entraba en conflicto con la propia declaración de valores de la escuela, que define todo el sexo gay y todas las formas de transición de género como “inmorales y, por lo tanto, pecaminosas”, y le pidieron que renunciara.
“Mi responsabilidad como alcalde es servir a todos los ciudadanos de la ciudad”, le dijo Mutz al periódico local The Ledger. “Mi papel en la junta tiene una declaración de fe adjunta... Puedo hacer ambas cosas. No encuentro conflicto en eso”.
La partida de Mutz es solo un ejemplo de cómo el sistema educativo de Florida ha empoderado a los conservadores religiosos para rechazar los derechos LGBT+. A principios de este mes, otra escuela privada llamada Grace Christian School en Valrico apareció en los titulares cuando envió un correo electrónico a los padres para recordarles que los alumnos LGBT+ tendrían que salir de la escuela.
“Creemos que cualquier forma de homosexualidad, lesbianismo, bisexualidad, identidad/estilo de vida transgénero, autoidentificación, bestialidad, incesto, fornicación, adulterio y pornografía son pecaminosas a los ojos de Dios y de la iglesia”, declaró el pastor y director de la escuela Barry McKeen, según NBC News. “A los estudiantes que se encuentren participando en estos estilos de vida se les pedirá que abandonen la escuela de inmediato”.
Sin embargo, esta política discriminatoria fue subsidiada por los contribuyentes de Florida, gracias a la expedición masiva de vales escolares en el estado del sol bajo el gobernador republicano Ron DeSantis y una sólida legislatura estatal republicana.
Al permitir que los padres gasten sus cupones en instituciones religiosas privadas, sin imponer ningún requisito de que traten a los alumnos LGBT+ por igual, el estado ha canalizado cientos de millones de dólares en dinero de los contribuyentes a las escuelas anti-LGBT+.
“Es irónico llamarlas escuelas privadas cuando la mayor parte de sus estudiantes se benefician del dinero público”, le dice a The Independent Anna Eskamani, una legisladora estatal demócrata que presentó un proyecto de ley para prohibir la práctica.
“Entonces, en realidad, se trata de escuelas discriminatorias subsidiadas públicamente que no tienen estándares educativos, que al mismo tiempo seleccionan y eligen a los niños a los que quieren servir... es muy peligroso, inquietante, y antiestadounidense como para que permitamos que esto suceda”.
“Todos los empleados deben abstenerse del sexo gay”
Grace Christian School está lejos de ser la única. En 2019, a una maestra de secundaria en una escuela cristiana en la “Costa Espacial” de Florida, que había recibido más de US$900.000 en dinero público el año anterior, la despidieron después de admitir que era lesbiana.
“Todos los empleados deben aceptar y emular nuestra posición sobre la sexualidad humana, que se basa en la enseñanza bíblica que pide a todos los seguidores de Cristo que se abstengan de cualquier actividad sexual fuera del matrimonio de un solo hombre y una sola mujer”, declaró la escuela en un comunicado.
En 2021, a un maestro devoto de una escuela adventista del séptimo día en el centro de Florida (IS$1,7 millones en dinero público) lo despidieron después de revelar que era homosexual.
Una investigación de The Orlando Sentinel en 2020 encontró 83 escuelas cristianas privadas que se negaban a admitir estudiantes LGBT+ o podían expulsarlos si se conocía su identidad, y otras 73 que calificaban como pecado ser gay o transgénero.
En total, recibieron más de US$129 millones del estado de Florida para educar a casi 21.000 alumnos durante el año escolar 2018-2019. Algunas escuelas incluso expulsaron a los alumnos si sus padres eran homosexuales.
La historia de Grace Christian School provocó la condena inmediata de los defensores LGBT+. “Absolutamente vergonzoso”, expresó Eddie Geller, entonces candidato de las primarias demócratas a uno de los escaños de Florida en la Cámara de Representantes de EE.UU. “Lucharé con todo para asegurarme de que esto nunca vuelva a suceder”.
Josh Bell, director ejecutivo de One Orlando Alliance, una organización sin fines de lucro LGBT+ con sede en Florida, le comentó a NBC News: “Políticas como esta son intrínsecamente dañinas. Los estudiantes que reciben estos mensajes tienen muchas más probabilidades de sufrir depresión [e] ideas suicidas, ser retraídos sociales, volverse vulnerables a todo tipo de mecanismos dañinos de afrontamiento”.
Para Scott Hottenstein, un antiguo maestro de secundaria que dirige el Democratic Public Education Caucus of Florida, el correo electrónico de la escuela Grace no fue una sorpresa.
“Hemos tenido casi 25 años de gobierno republicano en Florida”, le dice a The Independent. “Esta es la política que siguen. Tratan de utilizar los fondos de la educación pública como un cajero automático. Monetizan a nuestros niños y no les importa si las escuelas son discriminatorias mientras sacan dinero del sistema”.
Los republicanos de Florida han invertido dinero en vales escolares
Lanzado por el entonces gobernador Jeb Bush en 1999, el programa de vales escolares de Florida fue el primero de su tipo en el país y desde entonces ha sido emulado por muchos otros estados.
Al principio, el sistema de Florida era más limitado, con varias “becas” respaldadas por el estado dirigidas a grupos específicos, como estudiantes con discapacidades o víctimas de acoso escolar. El dinero provino de donantes corporativos, quienes obtuvieron una exención de impuestos a cambio.
Sin embargo, en 2019, DeSantis firmó una ley que expande el sistema en alrededor de US$200 millones, lo que hace que decenas de miles de ciudadanos de Florida sean elegibles para cupones pagados directamente por el estado. “De verdad creemos que capacitar a los padres para que puedan tener la más amplia variedad de opciones educativas para sus hijos es una receta para el éxito”, declaró en ese momento.
En 2021, los republicanos de Florida ampliaron aún más la elegibilidad y aumentaron la cantidad de dinero que las escuelas reciben por cada alumno y consolidaron las becas que antes estaban destinadas a estudiantes con discapacidades en un programa más amplio.
El resultado es que el programa de cupones de Florida es ahora el quinto distrito escolar más grande del estado, según un superintendente del distrito escolar de Tallahassee, que supuestamente inscribe a 165.000 estudiantes a un costo para el contribuyente de US$1.500 millones.
Step Up For Students, una organización sin fines de lucro que administra muchos de los vales de Florida, dice en sus informes financieros que ha desembolsado alrededor de US$3.200 millones en vales desde 2016, la gran mayoría de los cuales provino de créditos fiscales.
Según Suzanne Eckes, profesora de la Universidad de Wisconsin-Madison que estudia los programas de vales escolares en EE.UU., estas escuelas eluden muchas leyes y reglas contra la discriminación que deben seguir tanto las escuelas públicas como las escuelas chárter.
Al igual que en otros estados, las escuelas de vales de Florida deben cumplir con las leyes federales que prohíben la discriminación por motivos de raza u origen nacional, pero el gobierno de DeSantis ha dicho explícitamente a las escuelas que no sigan las nuevas reglas propuestas por Joe Biden para proteger a los estudiantes LGBT+.
El gobernador DeSantis se pone su “armadura de Dios”
Los partidarios dicen que los vales les permiten a los padres evitar las escuelas públicas deficientes y tener control sobre la educación de sus hijos, lo que extiende el principio de elección de escuela más allá del pequeño número de padres lo bastante ricos como para pagar la matrícula privada.
Algunos van más allá, argumentan que exigir que las escuelas religiosas admitan estudiantes LGBT+ viola su libertad de religión.
“Los estudiantes no necesitan ir a esa escuela si sienten que será un problema para sus familias y su estilo de vida”, dijo la Asociación de Colegios y Escuelas Cristianas de Florida a The Orlando Sentinel en 2020.
Wesley Scott, director ejecutivo de la Alianza Nacional de Escuelas Cristianas, afirmó que la mayoría de las escuelas religiosas preferirían dejar de aceptar vales antes que cambiar sus políticas LGBT+. “Operan bajo su filosofía y sus creencias”.
Step Up For Students también ha afirmado que los estudiantes LGBT+ usaron cupones para escapar del acoso escolar en las escuelas públicas, y en 2020 comentó que no conoce ningún estudiante con cupones que haya sido rechazado de una escuela privada debido a su identidad sexual o de género.
Un legislador republicano en 2020 evadió las preguntas sobre el tema y aseguró que su prioridad era asegurarse de que los estudiantes “que ahora por fin tienen una gran oportunidad” pues gracias a los cupones no son “arrancados de esas escuelas”.
El propio DeSantis, quien en febrero les dijo a los activistas conservadores que debían “ponerse la armadura de Dios para mantenerse firmes contra los esquemas de la izquierda”, no ha reconsiderado su decisión.
“Si el contribuyente pagan por la educación, es educación pública”, declaró en 2019. “En Florida, la educación pública va a tener un significado dirigido por los padres, donde los padres son los conductores porque saben lo que es mejor para sus niños”.
Ese discurso se pronunció en una escuela cristiana cuyo formulario de solicitud de estudiante advirtió que podría rechazar o expulsar a los estudiantes si había una “orientación homosexual [o] transgénero” dentro de su hogar. Aunque la escuela afirmó más tarde que esta política ya no estaba vigente, el formulario todavía está disponible en el sitio web de la escuela y la “declaración de no discriminación” de la escuela omite el género, la orientación sexual y la identidad de género.
Step Up For Students y la Asociación de Escuelas Cristianas de Florida no respondieron a las solicitudes de comentarios.
“Un sistema entero opaco y de basura”
No está claro exactamente cuánto dinero va a las escuelas discriminatorias. Dichos datos parecen no estar disponibles en fuentes oficiales, y Step Up no respondió a la solicitud de The Independent.
Datos más generales publicados por Step Up muestran que hubo 73.338 estudiantes con cupones en el año escolar 2020-2021, de los cuales el 82 por ciento asiste a escuelas religiosas. No todas esas escuelas son discriminatorias, y Eskamani dice que hay muchas en Florida cuyas declaraciones de misión protegen a los alumnos LGBT+.
Los datos del Departamento de Educación de Florida también muestran que el 64 por ciento de las escuelas religiosas que aceptan cupones en el estado no tienen ninguna acreditación independiente.
En cuanto a Grace Christian School, recibió US$630.054 en cupones solo en el año académico 2018-2019. Calvary City Christian Academy, la escuela donde habló DeSantis, recibió casi US$1,9 millones.
Los problemas también van más allá de los estudiantes LGBT, según Billy Townsend, exeditor de un periódico y miembro de la junta escolar en uno de los distritos escolares más grandes de Florida, quien ahora escribe un newsletter donde critica el sistema de vales del estado.
“Tan despreciable como es la discriminación LGBT, la historia de los vales es mucho, mucho más grande y peor que eso”, le dice a The Independent. “Hay una razón por la que estas escuelas no están acreditadas. Hay una razón por la que no hay datos. Hay una razón por la que hay una tasa de abandono escolar del 61 por ciento a los dos años de ingresar. Estas escuelas son basura y si te discriminan [al no admitirte], tienes suerte".
La cifra del 61 por ciento se refiere a un estudio realizado por el Urban Institute, el cual encontró que la mayoría de los estudiantes en el programa de cupones financiado por créditos fiscales de Florida se salieron dentro de dos años. Aunque los investigadores advirtieron que hay muchas razones por las que esto podría suceder (como que los hogares se vuelvan más ricos y, por lo tanto, no sean elegibles), Townsend dice que sugiere que las escuelas no son buenas.
La investigación también encontró que el 57 por ciento de los estudiantes de vales se inscribieron en la universidad, en comparación con el 51 por ciento de los estudiantes de escuelas públicas similares. Pero otro estudio realizado por la Universidad Estatal de Florida no encontró diferencias en el progreso, así como evidencia de que muchas escuelas con un gran número de estudiantes con cupones en realidad tenían peores resultados.
Incluso en 2017, antes de que DeSantis expandiera los cupones de Florida, una investigación de Sentinel descubrió que las escuelas privadas financiadas por los contribuyentes emplean maestros sin certificación o títulos universitarios, contratan maestros a quienes despidieron de otras escuelas por tener pornografía en las computadoras escolares, no pagar el alquiler y enseñar que los dinosaurios y los humanos vivían juntos o que los esclavos cristianos vivían mejor que los paganos libres.
En muchos casos, el gobierno estatal parecía haberse hecho de la vista gorda ante estos problemas y, en un caso, los funcionarios aprobaron una nueva escuela privada cristiana dirigida por un hombre que era investigado por abusar sexualmente de una estudiante de 15 años en su último año.
Al menos 19 escuelas habían presentado documentos engañosos de seguridad contra incendios y salud, a veces falsificaron los nombres de los inspectores y, sin embargo, ocho continuaron recibiendo cupones de dinero.
“Con algunas de estas escuelas de cupones, es como sentarte en el escaparate de un centro comercial y que una persona con con un título de escuela preparatoria te dé un libro de tareas”, dice Hottenstein.
Townsend ha documentado numerosos ejemplos de escuelas de cupones con un puñado de alumnos e instalaciones de mala calidad, describiendo algunas como “ir a la escuela a un 7-Eleven en ruinas”.
Muchas de esas escuelas solo aceptaban estudiantes negros, lo que llevó a Townsend a argumentar que el sistema de cupones de Florida ha empujado a los estudiantes de color a escuelas “estafadoras” deficientes en lo que él llama “Jeb Crow”. “Es un sistema entero opaco y de basura”, dice.
Cómo otros estados podrían seguir el ejemplo de Florida
A pesar de todo esto, el enfoque de Florida hacia la discriminación LGBT+ puede extenderse por todo EE.UU. luego de una fatídica decisión de la Corte Suprema en junio.
En el caso de Carson vs. Makin, seis jueces conservadores, tres de ellos designados por Donald Trump, dictaminaron que el estado de Maine había violado la libertad de religión al limitar sus subsidios de matrícula similares a cupones a escuelas “no religiosas”.
Las dos escuelas religiosas en el centro del caso tenían reglas contra la inscripción de estudiantes LGBT+ y, sin embargo, la Corte sostuvo que Maine no podía excluirlas de la financiación de los contribuyentes.
“Florida es un reflejo absoluto de las tendencias en todo el país", dice Eskamani. “Florida definitivamente no es el único estado que continúa expandiendo, sin responsabilidad, el sistema de vales. Lo que es exclusivo de Florida es la expansión de la homofobia y la transfobia”.
Ella cita la llamada ley estatal “Don’t Say Gay”, la cual prohíbe enseñar a los estudiantes sobre la orientación sexual o la identidad de género, considera que “la retórica y política antiLGBTQ explícita” que se habría considerado inaceptable “incluso hace cinco años” se estaba volviendo normal.
“Me preocupa que otros estados vean que algunas [escuelas] se salen con la suya sin consecuencias, y luego harán lo mismo”, agrega.
Eckes dice que el fallo de la Corte Suprema puede tener el efecto perverso de obligar a los estados demócratas a abandonar por completo sus programas de cupones, o persuadirlos de que no creen uno. La decisión no impidió que los estados hicieran leyes o reglas específicas que retuvieran el dinero de los contribuyentes a las escuelas anti-LGBT+, y algunos estados buscan esa opción.
Pero Eckes argumenta que estas leyes también pueden atraer desafíos legales y aún podrían ser anuladas por la conservadora Corte Suprema actual.
“Esa es una idea radical: que los derechos religiosos, las creencias religiosas, deberían triunfar sobre las leyes seculares”, dice. “Pero parece que nos movemos en esa dirección”.