Diplomáticos estadounidenses habrían sido atacados con microondas en Cuba en 2016
Un estudio concluyó que los síntomas que sufrieron los diplomáticos son consistentes con los provocados por esta energía
Los misteriosos síntomas que sufrieron los diplomáticos en Cuba y China probablemente fueron causados por la energía de microondas, concluyó un comité científico, después de un año y medio de investigar los incidentes aún inexplicables.
Los diplomáticos estadounidenses y canadienses comenzaron a experimentar extrañas condiciones neurológicas (dolores de cabeza intensos, mareos, alteraciones visuales) a finales de 2016, mientras estaban en La Habana.
Las autoridades cubanas siempre negaron con vehemencia que tuvieran algo que ver con lo que inicialmente se denominó como "ataques", que afectaron hasta a 40 personas y, de hecho, el momento del suceso fue extraño, durante el gobierno de Obama, el más comprometido con Cuba en décadas.
Las sospechas recayeron sobre los operativos rusos, pero nunca hubo pruebas.
El nuevo informe de las Academias Nacionales de Ciencias con sede en Washington DC, no concluye que se haya utilizado ningún tipo de arma. Pero plantea la posibilidad.
El doctor David Relman, profesor de medicina, microbiolología e inmunología en Stanford, y Julie Pavlin, médica que dirige la división de salud global de las Academias Nacionales de Ciencias en Washington, descubrieron que nunca antes se había documentado nada parecido.
Encargados de comenzar a investigar en abril de 2019, encontraron problemas de "grave preocupación" en las relaciones internacionales.
"El comité consideró que muchos de los signos, síntomas y observaciones distintivos y agudos informados por los empleados (del gobierno) son consistentes con los efectos de la energía de radiofrecuencia (RF) pulsada y dirigida", escribieron en el informe obtenido por NBC News.
"Los estudios publicados en la literatura hace más de medio siglo y durante las décadas posteriores por fuentes occidentales y soviéticas proporcionan un apoyo circunstancial para este posible mecanismo".
Enfatizaron que había muchas preguntas sin respuesta, pero dijeron: "la mera consideración de tal escenario genera serias preocupaciones sobre un mundo con actores malévolos desinhibidos y nuevas herramientas para causar daño a otros, como si el gobierno de los Estados Unidos no tuviera las manos ocupadas con amenazas de origen natural".
Los misteriosos incidentes continuaron después de que se informaron por primera vez hace cuatro años.
En el último año, agentes de la CIA han informado de varios incidentes nuevos en Europa y Asia, incluido uno que involucró a Marc Polymeropoulos, quien se retiró el año pasado después de una larga y condecorada carrera como oficial de casos.
Polymeropoulos dijo a NBC News que todavía sufre los efectos de lo que cree que fue una lesión cerebral que sufrió en un viaje a Moscú.
Una fuente directamente familiarizada con el asunto afirmó a NBC News que la CIA, utilizando datos de ubicación de teléfonos móviles, había determinado que algunos agentes de inteligencia rusos que habían trabajado en programas de armas de microondas estaban presentes en las mismas ciudades al mismo tiempo que los oficiales de la CIA sufrían síntomas misteriosos.
Los funcionarios de la CIA consideran que es una pista prometedora pero no una prueba concluyente.
El estudio de las Academias Nacionales de Ciencias examinó cuatro posibilidades para explicar los síntomas: infección, sustancias químicas, factores psicológicos y energía de microondas.
"En general, la energía de RF pulsada dirigida... parece ser el mecanismo más posible para explicar estos casos entre los que el comité consideró", escribieron los autores.
"El comité no puede descartar otros posibles mecanismos y considera probable que una multiplicidad de factores explique algunos casos y las diferencias entre otros".
La energía electromagnética, incluidas frecuencias como la de radio y microondas, se ha considerado una posibilidad importante desde los primeros días del misterioso evento.
Al principio, los investigadores también consideraron la posibilidad de que pudieran haber estado involucradas ondas sonoras, toxinas u otros mecanismos, aunque no se sabe que haya surgido ninguna evidencia que apoye esas teorías.
A lo largo de los años, el FBI, la CIA, el ejército de los Estados Unidos, el Servicio de Seguridad Diplomática del Departamento de Estado, los Institutos Nacionales de Salud y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades han investigado los incidentes.
Para algunos de los empleados afectados, esos síntomas se han resuelto y las personas finalmente han podido volver a una vida relativamente normal.
Para otros, los efectos se han prolongado y representan un obstáculo continuo y significativo para su trabajo y bienestar.
Las agencias de inteligencia estadounidenses que investigan los incidentes consideraron a Rusia como el principal sospechoso, según entrevistas con tres funcionarios estadounidenses y otras dos personas informadas sobre la investigación que hablaron con NBC.
Algunos expertos médicos externos no involucrados en la investigación han especulado que los trabajadores podrían haber sufrido simplemente de histeria masiva.
Pero los médicos que evaluaron a los pacientes en la Universidad de Pensilvania encontraron cambios visibles en sus cerebros, lo que parecería descartar la histeria masiva. Los examinados tenían menos materia blanca y conectividad en las áreas que controlan la visión y la audición que personas sanas similares.
El informe recomienda que el Departamento de Estado establezca un mecanismo de respuesta para incidentes similares que permita estudiar nuevos casos de manera más rápida y efectiva.