De Paula cuestiona propiedad privada con muestra en México
El artista brasileño Daniel de Paula cuestiona la propiedad privada y la explotación de los recursos naturales en su primera exposición en México
La propiedad privada y la explotación de los recursos naturales son cuestionadas por el artista brasileño Daniel de Paula en su exposición “inalienable, imprescriptible e inembargable” presentada en la Ciudad de México.
De Paula estudió artes y geografía humana y su muestra combina ambas pasiones.
“Mi interés en la geografía humana es cómo los factores humanos como la política y la economía, los factores sociales, los vectores sociales, construyen el espacio; cómo estas acciones inscriben sentido a la materialidad que nos circunda”, dijo en una entrevista reciente en la galería Labor donde se presenta la muestra integrada por piezas realizadas con materiales industriales y naturales.
La exposición surgió por una investigación de campo que realizó De Paula en la ciudad brasileña de Montezuma en el estado de Minas Gerais. Al principio viajó a ella porque le llamaba la atención su nombre tomado del famoso emperador mexica. Pero se sorprendió al ver la forma brutal en la que los recursos naturales estaban siendo explotados, especialmente con la colocación de numerosas turbinas eólicas.
“Siempre tenemos una mirada positiva de que es una energía sustentable, renovable, verde, pero por detrás de eso, la sombra que se proyecta sobre el paisaje, hay muchos problemas”, dijo el artista. “Como la expulsión de comunidades locales, problemas con la fauna y la flora, se seca el agua del subsuelo, el ruido, hay muchos problemas que no vemos”.
El título de “inalienable, imprescriptible e inembargable” lo tomó De Paula del artículo 74 de la ley agraria mexicana, que señala que las tierras de uso común no se pueden vender o comercializar, excepto si hay un interés del Estado.
En las piezas incluyó residuos y materiales que vienen de la zona de Montezuma. Tiene esculturas articuladas con cilindros de rocas que son muestras del suelo realizadas para determinar el peso que resiste para la construcción de estructuras, incluidas las turbinas eólicas. Estos cilindros están unidos a tubos de latón similares a los de los andamios.
Otras piezas yuxtaponen fulguritas, rocas que son una huella fósil del impacto de los rayos en la tierra, unidas con plástico a cables industriales y metales.
“Para pensar en esta relación del tiempo del capital y el tiempo de la geología”, dijo De Paula. “Los dos son al final no sólo conductores de energía, pero también de poder”.
Una de las piezas se titula “Boris Hirmas” y es una intervención a la luz de la galería. Se trata de un acuerdo vitalicio por el que se vende el derecho de los nombres de la iluminación y de la factura de luz a un coleccionista, Boris Hirmas.
“Por un lado es un homenaje a una persona que apoya y construye el espacio de la galería con sus acciones”, dijo De Paula, "pero por el otro lado es pensar críticamente cómo estamos todos implicados en una infraestructura de extracción de recursos naturales y de generación de energía”.
De Paula incluye tres piezas tituladas “conquest-chasm” por las que vende la titularidad de la sombra de tres montañas relacionadas con la historia del neoliberalismo: Mont Pèlerin en Suiza, Mount Washington en Estados Unidos y el Popocatépetl de México. Las sombras incluyen un certificado de autenticidad de la galería.
“La propiedad es una ideología porque es una abstracción. ¿Cómo puedes ser dueño de una tierra? ¿Qué necesitas para ser dueño? Un papel”, dijo “Pero al final es la edificación de algo que no se puede tener”.
El artista, quien ha sido galardonado con el Mondriaan Funds Proven Talen Award y expuesto en las bienales de Lyon y Sao Paulo, nació en Boston en 1987, pues sus padres habían emigrado ilegalmente a Estados Unidos. Cuando tenía 3 años la familia volvió a Brasil.
De Paula también ofrece la titularidad de su propia sombra e incluyó un video con imágenes de Montezuma proyectado en su propio celular. En el video se pueden ver las sombras de las turbinas eólicas recortadas sobre el paisaje.
“Mi celular se queda acá con mis aplicaciones de banco, con mis redes sociales, es para decir que hay una conexión entre el sujeto, yo Daniel, el artista presente en el mundo, y una estructura mayor”, dijo. El celular está conectado a un cable de corriente eléctrica alimentado por la luz patrocinada por Hirmas.
La exposición se extiende hasta las paredes, que están pintadas en un delicado tono salmón creado con una mezcla de pintura y polvo de la carretera de Montezuma que es levantado por los enormes camiones que transportan las turbinas. El polvo cubre las plantas cercanas, afectando su fotosíntesis, lo que a su vez altera las siembras, dijo De Paula.
“Hay una relación entre la arquitectura, entre el espacio físico, entre la forma con la que organizamos el mundo moderno, con estas violencias que pasan en el campo”, dijo.