Científicos cuestionan teorías de un profesor de Harvard sobre materiales que presuntamente proceden de fuera del Sistema Solar
“Ninguna de las pruebas” presentadas es “suficientemente convincente” para deducir que proceden de fuera del Sistema Solar
Según un grupo de científicos, la reciente afirmación de un científico de Harvard de que se encontraron extraños materiales esféricos de origen interestelar bajo el océano “no es convincente” y de hecho, sigue siendo “incoherente”.
Avi Loeb, astrofísico teórico de la Universidad de Harvard, acaparó titulares recientemente cuando afirmó que unas “esferas” halladas en el fondo marino de la costa de Papúa Nueva Guinea probablemente procedían de fuera del Sistema Solar y fueron transportadas por un objeto interestelar que se estrelló contra la Tierra en 2014.
Incluso afirmó que debido a sus características inusuales, el material podría ser de “origen tecnológico extraterrestre”, como por ejemplo de una nave espacial alienígena.
“Es un descubrimiento histórico porque representa la primera vez que los científicos analizan materiales de un objeto grande que llegó a la Tierra desde fuera del Sistema Solar”, señaló el Dr. Loeb en un comunicado la semana pasada.
Sin embargo, otros científicos han afirmado que dichas interpretaciones de las “esférulas” carecen de pruebas y revisión por pares.
La científica espacial británica, Monica Grady, aclaró que se necesitan pruebas revisadas por pares para aceptar tales interpretaciones.
“Loeb proporcionó un conjunto muy detallado de datos analíticos de 57 esférulas en un artículo enviado a una revista. Pero aún no se ha sometido a la revisión por pares, algo que los académicos exigen antes de aceptar una investigación como legítima”, escribió la Dra. Grady en The Conversation.
No encuentra “ningún problema” en el nuevo análisis, y está de acuerdo en que las “esférulas”, o gotitas fundidas, pueden proceder del exterior de la Tierra debido a la presencia de partículas metálicas inusuales que suelen encontrarse en los meteoritos.
Sin embargo, la Dra. Grady también señaló que las conclusiones extraídas del análisis son “un poco incoherentes”.
El físico de Harvard había bautizado algunos materiales extraños hallados en las esférulas como partículas “BeLaU” por ser ricas en berilio, lantano y uranio.
Descartó que se tratara de material procedente del Sistema Solar debido a su composición de diferentes formas de hierro.
Aunque las “esférulas BeLaU” tienen una composición de hierro muy diferente a la que se encuentra en los cuerpos terrestres y del Sistema Solar, la Dra. Grady escribió que aún “no descarta que procedan” de cuerpos como asteroides que “no han pasado por un proceso de formación planetaria”.
Según ella, la interacción de meteoritos a gran velocidad con el aire atmosférico podría conferir a estas partículas una composición inusual de hierro debido a la fricción que provoca la erosión del material y produce esférulas cósmicas.
“Las esférulas de BeLaU tienen composiciones isotópicas de hierro en el mismo rango que las esférulas cósmicas. Podría implicar que, efectivamente, proceden del Sistema Solar”, escribió la Dra. Grady, conocida por sus trabajos sobre meteoritos.
Basándose en la presencia de materiales BeLaU, la científica de Harvard también argumentó que las esférulas podrían haberse originado en el océano de magma de un cuerpo celeste rico en hierro.
Pero la abundante presencia de estos elementos en las esférulas no proporciona una conclusión “irrefutable” que indique su origen interestelar, según declaró a Nature el cosmoquímico Larry Nittler, de la Universidad Estatal de Arizona.
Las diferentes formas de algunos de los elementos hallados en las esférulas son “muy similares” a las de algunos objetos del Sistema Solar, afirmó.
Aunque la Dra. Grady está de acuerdo en que algunos de los materiales recuperados por el equipo del Dr. Loeb del fondo marino son “interesantes”, afirmó que “ninguna de las pruebas” presentadas hasta ahora es “suficientemente convincente” para inferir que procedan de fuera del Sistema Solar o sean de una nave extraterrestre.
Traducción de Michelle Padilla