Lo bueno, lo malo y las zonas grises del primer borrador del acuerdo de la Cop26
Nuestros corresponsales centrados en el clima analizan la evolución de las negociaciones de Glasgow
La primera iteración de los acuerdos de la Cop26 se publicó a primera hora del miércoles, en la que se estableció una visión de cómo el mundo puede mantener a su alcance la esperanza de limitar el calentamiento global a 35° Fahrenheit (1,5° Celsius) por encima de los niveles preindustriales.
El borrador ofrece una dura evaluación de “alarma y preocupación” por la situación en la que se encuentra el mundo debido al calentamiento global de 34° Fahrenheit (1,1° Celsius), con impactos climáticos que ya se sienten en todas las regiones del mundo.
También señala que el presupuesto de carbono para mantenernos dentro de los límites del Acuerdo de París se está “agotando rápidamente” y reconoce “el importante papel de la sociedad civil, incluidos los jóvenes y los pueblos indígenas, a la hora de abordar y responder al cambio climático, y de destacar la necesidad urgente de actuar”.
Esta no es la última palabra sobre el inminente acuerdo de Glasgow, al que le quedan al menos otras frenéticas 72 horas. Pero esto es lo que está ocurriendo hasta ahora.
Lo bueno
El borrador establece una fecha clara para que todos los países se comprometan a lograr la reducción de emisiones más ambiciosas, conocidas como las “contribuciones determinadas a nivel nacional”. Se “insta” a las partes a que aumenten sus compromisos antes que concluya el 2022, y antes de que se lleve a cabo la Cop27 en Sharm El Sheikh (Egipto).
Yamide Dagnet, directora de negociaciones climáticas del Instituto de Recursos Mundiales, afirmó que el calendario definido habría tomado en cuenta las demandas de los países vulnerables al clima, incluidos los países menos desarrollados y los pequeños estados insulares. No obstante, la directora señaló que también se deseaba que las promesas fueran más firmes (ver “Lo gris”, más abajo).
¿Existen otros aspectos positivos del primer borrador? Se logró la inclusión de un texto sobre los combustibles fósiles por primera vez en el acuerdo sobre el climático mundial, y una mención específica al carbón. El borrador exhorta a los países que “aceleren” la eliminación del carbón y los combustibles fósiles.
Sin embargo, el documento no establece ningún plazo concreto, y se teme que los países con grandes intereses en los combustibles fósiles presionen para que se elimine del texto final cualquier mención a los combustibles fósiles. “La pregunta es si se mantendrá”, según Helen Mountford, vicepresidenta de clima y economía del Instituto de Recursos Mundiales.
En el borrador también se destaca la importancia de las “soluciones basadas en la naturaleza”, incluyendo la conservación y restauración de los ecosistemas para hacer frente a la crisis climática.
En el acuerdo se hace una mención específica a los bosques, haciendo un guiño a la promesa realizada la semana pasada en la que más de 100 líderes mundiales se comprometieron a acabar con la deforestación y revertirla para 2030. Los firmantes representan el 85 por ciento de los bosques del mundo e incluyen a Brasil, Rusia y China. Sin embargo, las ONG han advertido que ya hay “grietas” en el acuerdo.
El borrador también “hace un llamamiento a las partes a considerar otras oportunidades para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero distintos del CO2”.
Aunque no se menciona específicamente en la redacción, el energético más importante aquí es el metano. La reducción de la concentración de este gas de efecto invernadero, más a corto plazo, pero más potente, se considera una de las cosas más cruciales que pueden hacer los gobiernos para mantener la meta de “35° Fahrenheit (1,5° Celsius)”. La semana pasada, más de 100 Estados acordaron reducir las emisiones de metano en un 30 por ciento hacia el 2030.
Lo malo
Varios grupos criticaron la iniciativa por no ir lo suficientemente lejos en cuanto a garantizar la financiación de los países en desarrollo que se enfrentan a los impactos de la crisis climática.
En 2009, los países desarrollados se comprometieron a aportar US$100.000 millones anuales a los países más pobres al 2020, con el fin de ayudar a reducir las emisiones y adaptarse a los crecientes impactos del clima. Sin embargo, este plazo no se cumplió, lo que supone un incómodo precedente para los debates sobre la financiación posteriores al 2025 actualmente en curso en la Cop26.
“El hecho de que no se haya cumplido el plazo de los US$100.000 millones prometidos por los países ricos ni siquiera se menciona. Es una petición específica de los países pobres”, afirmó Mohamed Adow, director del grupo de reflexión sobre energía y clima Power Shift Africa.
Adow añadió que las naciones desarrolladas deben “reconocer el déficit” y “al menos duplicar” el financiamiento ofrecido para ayudar a los países a adaptarse a la crisis climática.
“Hay mucho trabajo por hacer en materia de financiación para los países más pobres”, destacó Kat Kramer, responsable de política climática de Christian Aid. “Hay muy poco sobre cómo hay que apoyar a las naciones vulnerables para que se adapten.”
El borrador “reconoce” que la crisis climática ya está causando “pérdidas y daños”, un término comúnmente utilizado para describir los inevitables costos en vidas del calentamiento, como las muertes por fenómenos meteorológicos extremos más graves.
La iniciativa no llega a proponer una nueva financiación o un proceso claro para ayudar a los países a hacer frente a las pérdidas y los daños, como esperaban algunos grupos.
“Este proyecto de decisión de la Cop es demasiado endeble”, reconoció Tracy Carty, jefa de la delegación de Oxfam en la Cop26.
“Solo quedan dos días para negociar un acuerdo mejor. Uno que se comprometa a aumentar la financiación de la adaptación hasta el 50 por ciento para 2025 [y] que se tome en serio las demandas de los países en desarrollo para financiar las pérdidas y los daños.”
Lo gris
Aunque el borrador reconoce que los países deben ir más allá “en esta década crítica” para lograr contener las temperaturas a 35° Fahrenheit (1,5° Celsius), hay preocupaciones en torno al lenguaje utilizado.
El texto “insta” a los países a “revisar y reforzar” sus compromisos climáticos hacia el 2030. Algunos dicen que este lenguaje no es lo suficientemente “decisivo” o “preciso”.
“‘Instar’, ‘alentar’e ‘invitar’ no es el lenguaje decisivo que requiere este momento”, señaló Walton Webson, presidente de la Alianza de Pequeños Estados Insulares, que representa a 39 pequeños Estados insulares y de baja altitud en las conversaciones de la ONU (Organización de Naciones Unidas) sobre el clima. “Nos queda poco tiempo para hacer las cosas bien en la Cop.”
Un rápido análisis realizado por el Dr. Simon Evans en el sitio web sobre el clima Carbon Brief descubrió que el primer borrador emplea más “exhortaciones” que lenguaje “vinculante”.
“Tiene que haber más ambición y más precisión”, concluyó Bob Ward, director de políticas y comunicaciones del Instituto de Investigación Grantham sobre Cambio Climático y Medio Ambiente de la London School of Economics.
“Necesitamos que los países se pongan de acuerdo para reunirse cada uno o dos años con compromisos más ambiciosos. También necesitamos pruebas más sólidas de la acción para cumplir los compromisos.”