¿El volcán Iztaccíhuatl podría despertar a causa del Popocatépetl?
Pese a ser apodado como “la mujer dormida”, el Iztaccíhuatl es un volcán activo en México; y contrario a lo que se piensa, podría despertar de su gran letargo en cualquier momento
Desde hace varias semanas, el volcán Popocatépetl ha emitido fumarolas y también ha hecho erupción, arrojando material incadescente, lava y mucha ceniza en el ambiente. El coloso ubicado entre los estados de México, Puebla y Morelos se encuentre en Amarillo Fase 3, según elementos de Protección Civil.
La caída de materiales volcánicos obligó a las autoridades a cancelar las clases presenciales en las escuelas del área e, incluso, en algún momento de la semana pasada, provocó que el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México cesara sus operaciones.
Tras los hechos, gran parte de la población mexicana se ha cuestionado si el volcán Iztaccíhuatl, ubicado a un costado del “Popo”, podría hacer erupción en cualquier momento. La respuesta es sí, según expertos.
A pesar de que el “Izta”, como coloquialmente se conoce, no ha tenido actividad volcánica relevante desde 1836, las autoridades en México lo consideran un “volcán sísmicamente activo”.
En 2019, se difundió información donde, presuntamente, afirmaban que el “Izta” tuvo actividad; sin embargo, la noticia fue falsa, según la Coordinación Nacional de Protección Civil.
La leyenda
La historia del volcán Popocatépetl está íntimamente ligada a la del volcán Iztaccíhuatl, su fiel acompañante. Se trata de la segunda y tercera montaña más altas de México, respectivamente; y uno de los paisajes más emblemáticos del país azteca desde las alturas.
Según la leyenda, las dos montañas representan a un par de jóvenes tlaxcaltecas, de nombres Popocatépetl e Iztaccíhuatl que, en náhuatl, significan “montaña que humea” y “mujer dormida”, respectivamente. Iztaccíhuatl era la princesa tlaxcalteca más bella de la región; mientras que Popocatépetl, uno de los guerreros más valientes y bellos de la zona.
Durante la guerra entre tlaxcaltecas y aztecas aseguran que, “Popo” le pidió al cacique del pueblo la mano de su hija, “Izta”. Él la concedió pero sí, y solo sí, regresaba victorioso de la cruenta batalla que estaría por librar. Aceptó.
Luego de un tiempo de batalla, un acérrimo rival de “Popo” le dijo –de forma engañosa– a “Izta” que su amado había muerto en combate. Ella, desconsolada y víctima de la mentira, murió de tristeza, refiere la leyenda.
Popocatépetl dispuesto a desposar a Iztaccíhuatl regresó al pueblo y se enteró que ella ya había fallecido. El hombre, deshecho por la noticia, vagó por toda la demarcación y se propuso erigir una tumba amontonando 10 cerros para levantar una gigantesca montaña.
Una vez que la construyó, reposó el cuerpo de “Izta” sobre la montaña y veló su sueño hasta la eternidad con una antorcha en la mano, según cuentan ancestros. Desde entonces y con el paso de las distintas estaciones del año, la nieve cubrió ambos cuerpos que, al día de hoy, permanecen en la cima de aquellos montículos.