Telescopio James Webb encuentra un planeta sin atmósfera que se cree que tiene agua
El estudio marca la primera detección de cualquier forma de luz emitida por un exoplaneta tan pequeño como los planetas rocosos de nuestro propio sistema solar
Las nuevas observaciones del telescopio espacial James Webb de un sistema solar lejano que se cree que tiene agua descubrieron que su planeta más interno está desprovisto de atmósfera, un avance que podría ayudar a determinar si dichos cuerpos celestes albergan vida.
Un equipo internacional de científicos detrás del descubrimiento explicó que los resultados marcan un paso importante para determinar si los planetas que orbitan estrellas pequeñas activas pueden alimentar las atmósferas necesarias para sustentar la vida.
Los resultados, publicados en la revista Nature, indican que el lado diurno del exoplaneta Trappist-1b, a unos 40 años luz de la Tierra, tiene una temperatura de alrededor de 500 Kelvin, o 450 grados Fahrenheit, y sugiere que no cuenta con una atmósfera significativa.
El estudio también marca la primera detección de cualquier forma de luz emitida por un exoplaneta tan pequeño y frío como los planetas rocosos de nuestro propio sistema solar.
“Estas observaciones realmente aprovechan la capacidad de infrarrojo medio del Webb. Ningún telescopio anterior ha tenido la sensibilidad para medir una luz tan tenue del infrarrojo medio”, explicó el coautor del estudio, Thomas Greene.
Los astrónomos descubrieron el sistema planetario que orbita una estrella enana roja ultrafría (o enana M) en 2017.
Observaciones posteriores revelaron que su planeta más interno, Trappist-1b, tiene una distancia orbital de aproximadamente una centésima parte de la de la Tierra, y recibe aproximadamente cuatro veces la cantidad de energía que la Tierra obtiene del Sol.
Si bien Trappist-1b no se encuentra dentro de la zona habitable del sistema, los investigadores dicen que las observaciones del planeta pueden proporcionar información importante sobre sus planetas hermanos, así como sobre los de otros sistemas de enanas M.
“Es más fácil analizar las características de planetas terrestres alrededor de estrellas más pequeñas y más frías. Si queremos comprender el nivel de habitabilidad en las cercanías de las estrellas M, el sistema Trappist-1 representa un gran laboratorio. Son los mejores objetivos que tenemos para observar las atmósferas de los planetas rocosos”, explicó el Dr. Greene.
Si bien las observaciones anteriores del planeta no encontraron evidencia de una atmósfera espesa, los astrónomos no pudieron descartar una densa.
“Este planeta está limitado por mareas; un lado mira hacia la estrella en todo momento y el otro está en oscuridad permanente. Si tiene atmósfera para circular y redistribuir el calor, el lado diurno será más fresco que en el caso de que no haya atmósfera”, indicó Pierre-Olivier Lagage, otro autor del estudio.
En el nuevo estudio, los investigadores utilizaron un nuevo método para determinar la temperatura del planeta en función del cambio en el brillo cuando Trappist-1b se desplazó detrás de su estrella durante lo que se denomina un eclipse secundario.
Los científicos analizaron datos de cinco observaciones separadas de eclipses secundarios y compararon los resultados con modelos informáticos que predicen cuál debería ser la temperatura en diferentes escenarios.
“Los resultados son casi perfectamente consistentes con un cuerpo negro compuesto de roca desnuda y sin atmósfera que haga circular el calor. Tampoco vimos ninguna señal de que el dióxido de carbono absorbiera la luz, lo cual sería evidente en estas mediciones”, compartió Elsa Ducrot, otra autora del estudio.
En más observaciones, los científicos esperan ver cómo varía la temperatura entre el lado diurno y el lado nocturno del planeta para confirmar si el planeta tiene atmósfera o no.
“Es la primera vez que podemos detectar la emisión de un planeta templado rocoso. Representa un paso realmente importante en la historia del descubrimiento de exoplanetas”, celebró el Dr. Lagage.
Traducción de Michelle Padilla