Sorprende a científicos descubrir que el Sol envejece a algunos asteroides mucho antes de lo que se pensaba
“Nos sorprendió descubrir que el proceso de envejecimiento y meteorización en los asteroides ocurre tan rápido”
Los científicos están “sorprendidos” porque descubrieron que el calor del Sol probablemente fractura las rocas del asteroide Bennu en solo 10.000-100.000 años, un hallazgo que sugiere que las rocas espaciales envejecen más rápidamente de lo que se pensaba.
Los investigadores analizaron imágenes de alta resolución de las fracturas de las rocas del asteroide Bennu tomadas por la nave espacial Osiris-Rex, según el estudio, publicado recientemente en la revista Nature Geoscience.
La nave espacial Osiris-Rex (Orígenes, Interpretación Espectral, Identificación de Recursos, Seguridad y Exploración del Regolito) dejó la órbita de Bennu en mayo de 2021 y se espera que llegue a la Tierra en la segunda mitad de 2023.
Gracias a los datos de la nave, los investigadores, incluidos los del CNRS en Francia, podrán predecir mejor el tiempo que tardan las rocas de los asteroides como Bennu en fragmentarse en trozos más pequeños, algunos de los cuales pueden ser expulsados al espacio mientras que otros pueden permanecer en la superficie del asteroide.
“Nos sorprendió descubrir que el proceso de envejecimiento y meteorización en los asteroides ocurre tan rápidamente, geológicamente hablando... pensábamos que la regeneración de la superficie en los asteroides tardaba unos cuantos millones de años”, dijo en un comunicado el coautor del estudio, Marco Delbo, de la Universidad Côte d'Azur de Francia.
Los investigadores afirman que los deslizamientos de tierra, los volcanes y los terremotos modifican gradualmente la superficie de la Tierra, junto con otras fuerzas como el agua, el viento y los cambios de temperatura que erosionan las capas de roca y crean nuevas superficies durante el transcurso de millones de años.
En el asteroide Bennu, donde el Sol sale cada 4,3 horas, los rápidos cambios de temperatura crean tensiones internas que fracturan y rompen las rocas, de forma similar a como se rompe un vaso frío bajo el flujo de agua caliente.
La nave espacial Osiris-Rex de la NASA detectó grietas en las rocas en sus primeros estudios del asteroide.
Los investigadores afirmaron que las fracturas parecían apuntar en la misma dirección: “una clara señal de que los choques de temperatura entre el día y la noche podrían ser la causa”.
A continuación, los científicos midieron a mano la longitud y los ángulos de más de 1.500 fracturas en las imágenes de Osiris-Rex, algunas más cortas que una raqueta de tenis y otras más largas que una cancha de tenis.
Descubrieron que las fracturas se alinean predominantemente en la dirección noroeste-sureste, lo que significa que probablemente fueron causadas por el Sol, que podría ser la fuerza principal que cambia el paisaje de Bennu, señala el estudio.
“Si los deslizamientos de tierra o los impactos movieran las rocas más rápido de lo que se agrietan, las fracturas apuntarían en direcciones aleatorias”, dijo el Dr. Delbo.
Los investigadores utilizaron un modelo informático para calcular el plazo de 10.000 a 100.000 años para que las fracturas térmicas se propagaran y partieran las rocas del asteoride.
“Las fracturas térmicas de Bennu son bastante similares a las que encontramos en la Tierra y en Marte en cuanto a su formación”.
“Es fascinante ver que pueden existir y son similares en condiciones físicas muy ‘exóticas’ [baja gravedad, sin atmósfera], incluso comparadas con las de Marte”, dijo Christophe Matonti, otro coautor del estudio.
Aunque la topografía de Bennu es joven, los investigadores destacan que las rocas de los asteroides aún tienen miles de millones de años y “guardan valiosa información sobre el inicio del sistema solar”.
Los científicos esperan que cuando el asteroide Osiris-Rex devuelva una muestra de Bennu a la Tierra en 2023, puedan aprender más sobre la edad de la superficie y cómo ha evolucionado la roca espacial.
Los científicos habían calculado anteriormente que el asteroide de 500 metros de largo podría acercarse a la Tierra en 2135.
Si Bennu chocara con la Tierra, no acabaría con la vida, sino que crearía un cráter de entre 10 y 20 veces el tamaño del asteroide, según declaró el año pasado Lindley Johnson, responsable de defensa planetaria de la NASA.