‘Succession’, repaso del episodio 9: Un final extraordinario que te hace gritar “¡Dios mío!” a la televisión
Después de una semana de especulaciones sobre la muerte de la familia Roy, así como una entrevista de Jeremy Strong que se volvió viral de forma confusa, la tercera temporada finalmente llegó a su asombroso final
Desde The Great Gatsby no se había analizado tan a fondo una escena en la que un hombre rico acaba boca abajo en una alberca. La negativa de HBO de proporcionar a la prensa una copia previa al lanzamiento del episodio final de la tercera temporada de Succession significó dos cosas: una, que me levanté al amanecer de esta llovizna de lunes por la mañana y he tomado café para resumir este resumen; y dos, que todo el mundo ha especulado que este podría ser el episodio en el que muere Kendall. Hace varios días, un perfil del actor Jeremy Strong en The New Yorker se volvió viral de forma arrasadora cuando los fans de Succession lo leyeron como hojas de té (pare predecir cosas) en busca de nuevas pistas sobre el destino del niño número uno. Su gran revelación, en donde el hombre responsable de una de las actuaciones más matizadas, reales en sufrimiento y desconfianza en la televisión es un poco intensa, envió al internet lo bastante loco como para que Anne Hathaway, de todas las personas, se apresurara en defensa de Strong con un publicación de tributo en blanco y negro que lo hacía parecer menos como si se revelara que fue un poco extraño en el lugar de trabajo en lugar de si lo hubieran asesinado. Ha sido una semana extraña, dicho y hecho. De todos modos, para parafrasear a Roman en el episodio de la semana pasada: solo, aquí está mi resumen, supongo.
Hans Christian Andersen jodi*****os
Nunca se diga que los escritores de Succession no saben cómo burlarse de nosotros. La primera toma del episodio de esta semana muestra a Logan sentado junto a la piscina con el brazo alrededor de su nieto, un dulce momento de felicidad doméstica que debemos intuir de forma instantánea que no sucedería a menos que algo bastante terrible le hubiera sucedido a Kendall. Peor aún: le lee al niño Goodbye Mog, el libro en el que Mog, ahora anciano, acaba tan muerto como el gato invisible del episodio cinco. Antes de que tengamos tiempo para sentir miedo, Logan sugiere que su asistente traiga otro libro más adulto “con más acción”, un meta asentimiento a la audiencia de que este final no será sobre una muerte, una muerte literal, en ningún caso, pero sobre el movimiento, la tensión, la toma de decisiones con el corazón en la boca, etc. Efectivamente, pronto se puede ver a los otros Roys involucrados en un juego de Monopoly, y se revela que a pesar de que Kendall termina inconsciente en esa alberca, sobrevivió y está bien.
Por otra parte: no sé si “bien” sería la mejor palabra para describir su vibra cuando entra, y aunque diría que sobrevivió físicamente, no estoy seguro de poder rechazar por completo la noción de que alguna parte de él está perdido. Jeremy Strong, que hizo un trabajo tan bueno esta semana que, en lo que a mí respecta, puede saltar de tantos escenarios y esconderse en silencio en tantos trailers de maquillaje como quiera, continúa dándole un aire fantasmal, una cualidad de estar a medias que se nota no solo en la laxitud de su boca y el vacío de sus ojos, sino en su lenguaje corporal encorvado. El programa, como mencioné la semana pasada, a menudo usa la muerte misma como algo abstracto, frases como “matar a papá” o “tratar de asesinar a papá” no son literales, sino que equiparan la muerte con la impotencia, la debilidad o el fracaso. Kendall, en este sentido, está muerto. “Tomé demasiados limoncellos [licor italiano], no es gran cosa”, dice de manera poco convincente, antes de anunciar que planea poner todo su papeleo y correspondencia de los últimos cinco años en Instagram en nombre de la responsabilidad y la transparencia. También sugiere que podría terminar obteniendo un perfil de Vanity Fair, en el que se presume que el periodista responsable de perfilarlo implicará que es extremadamente serio, determinado hasta el punto de casi trastornarse y convencido de que el rap ‘L to the OG’ que una vez interpretó para Logan era digno de Raskolnikov.
El propio OG (original gangster), al enterarse de que Lukas Mattsson de GoJo se reunió una vez más con la competencia, decide renunciar a decodificar sus textos cargados de emojis para ir a visitarlo en persona. Después de negarse al inicio a traer a Roman, sugiere que debería “quedarse aquí y jugar con su [pi*o]”, cede y dice que ambos deberían ir a ver a “Hans Christian Anderf ** k” y hablar con él sobre sus “cuentos de hadas”. (Por cierto, estaba tan conmocionado por la vista de la foto del pi*o de Roman la semana pasada, que dije incorrectamente que se la había enviado a todos en la sala de juntas, cuando de hecho creo que solo fue para Logan. Estoy seguro de que “solo” enviar una fotografía de tu pene a tu padre es una situación mejor, para ser honesta, pero es... diferente, supongo. “Entonces, ¿qué es, hijo?”, pregunta Logan a Roman en un momento de este episodio, tal vez mientras pensaba treinta y tantos años demasiado tarde que es hora de que tengan La Charla. “¿Le tienes miedo a la co****a? ¿Es todo pantallas y por el c**o contigo, o qué?”) Después de una conversación aterradora e instructiva sobre algún consejo que Mark Zuckerberg le dio una vez sobre el tema de nunca permitir que las personas oprimidas y desesperadas midan cuánto superan en número al poderoso uno por ciento, Mattsson sugiere que aunque al inicio había estado interesado en una fusión total, lo que quiere ahora es comprar Waystar Royco. “No puedes convertirte en un jugador tecnológico porque tú y tu negocio son demasiado viejos”, le dice a Logan, con “respeto”. “¿Así que quieres que vaya a tu sauna y te diga qué lindo pi*o tienes?” Logan le pregunta, lo que al instante ayuda a demostrar de dónde lo saca Roman.
Cuando Mattsson pregunta si Logan alguna vez se siente de verdad emocionado por las perspectivas futuras, es un espejo interesante para la escena de la fiesta de Kendall donde Tom lamenta el hecho de que a pesar de estar tan alto como una cometa, en realidad no puede sentirse feliz. Si Kendall ahora usa su casi total desconexión con la realidad en su rostro y en los movimientos de su cuerpo, todos los miembros de la familia tienen un aire similar de vacío, incluso si ese aire a menudo está cubierto conla palabra “jo****o” y bravuconería. “América, no lo sé”, dice Logan, más tranquilo de lo habitual. “Cuando llegué, estaban estos gentiles gigantes que olían a oro y leche. Podían hacer cualquier cosa. Ahora míralos. Gordos como una mi***a. Flaco o con metanfetamina o yoga. Lo arruinaron todo”. Por mucho que parezca enojarse con la oferta de Mattsson, no la rechaza tan estridentemente como podría haberlo hecho hace una semana o dos, y vemos que algo se le cae encima que no es del todo resignación, sino cansancio: una admisión momentánea a sí mismo que tiene 83 años, y tantas veces como se le describe como “a prueba de balas” o “indestructible”, no todas las muertes son abstractas. Envía a Roman lejos, de regreso a la boda de Caroline, pero permanece con Mattesson para discutir el asunto más a fondo. “Mi mamá se va a casar de nuevo con un plato de avena y todo es terriblemente conmovedor”, asiente Roman, trata de no parecer sospechoso mientras regresa al bote.
Un gato atigrado fuera de un baño
El amor nunca ocupó un lugar destacado en el menú en lo que a Succession se refiere, pero esta semana parece abundar en diversas formas, algunas muy reales y otras muy perversas. En la boda, mientras su madre camina por el pasillo, Shiv le dice a Roman que debería interrumpir la ceremonia. “Imagínate lo romántico que sería, si pudieras casarte con mamá el día de su boda”, bromea. “O diles la razón por la que no pueden casarse, porque ella es la única que hace que el pipí de su hijo haga boom-boom”. Más tarde, cuando Shiv hace un brindis y le dice a su madre que espera que su matrimonio con Peter Timothy Mungo Munions (no preguntes) sea tan “rico, feliz, gratificante y satisfactorio” como su matrimonio con Tom Wambsgans, se siente como si ella nivelara una maldición. “¿Sabes por qué te hace esperar [para tener un bebé], verdad” Roman le pregunta a Tom más tarde, mientras las arremetidas y las humillaciones dan vueltas. “Ella va a hacer que lo tengas. Vas a tener que sacar tu propio bebé y luego exprimir la leche de tus pequeñas t***s de Tommy para obtener leche de hombre”. Cuando Willa, finalmente acepta la propuesta de Connor, lo hace con la frase “¿Qué tan malo puede ser?” Basta decir que Succession no ofrece argumentos convincentes a favor del matrimonio, la maternidad, el núcleo familiar o, en general, la confianza o el cuidado de un solo ser humano.
Excepto que de alguna manera, esta semana, el amor real se muestra eventualmente, aunque en un contexto que es casi triste de forma insoportable. Los hermanos Roy comienzan a mostrar signos de atención familiar real cuando Shiv, Roman y Connor intentan montar una especie de intervención en su frágil y angustiado hermano Kendall, de quien sospechan que intentó suicidarse en esa alberca. “Siento que todo lo que he hecho es con buenas intenciones”, dice Kendall con suavidad. “Si tuvieras alguna idea de lo que es que te prometan algo y luego, ya sabes, solo hacerlo. Soy el hijo mayor”, “¡Soy el hijo mayor!” Connor “primer panqueque”, exclama Roy, y repite la frase una y otra vez como si alguno de nosotros fuera a recordar una vez que termine su monólogo. Al atacar, les dice, a sus hermanos que los ama, pero también los etiqueta de “imbéciles”, Connor se levanta de la mesa y coloca su frente contra la de Kendall, un pequeño movimiento que Alan Ruck hace amenazante y tierno. y frustrado al mismo tiempo. Es la primera vez en mucho tiempo que puedo recordar a un Roy actuar como si sintieran algún amor por otro miembro de la familia inmediata, y eso me tomó por sorpresa.
Aún más sorprendente: más tarde, cuando todos los hermanos Roy se movilizan después de descubrir que Logan puede, de hecho, considerar vender Waystar Royco a sus espaldas después de todo, Roman, Shiv y Kendall comparten un momento de genuina dulzura entre hermanos bajo el circunstancias más espantosas imaginables. Cuando Shiv se acerca a Kendall para instarlo a que los ayude a rechazar el trato de su padre, él le dice que no quiere participar en él, y mientras ella lo sigue para tratar de convencerlo, de repente se derrumba en el suelo. “No estoy aquí”, le dice, con la respiración entrecortada por la emoción. “Hay algo muy mal conmigo, Shiv. No sé qué diablos me pasa. No me siento muy conectado con mis hijos o mis esfuerzos en este momento, y no puedo hacer bien una cosa con otra, ¿sabes?... no soy una buena persona”. Cuando Roman intenta rechazar esta sugerencia, Kendall por fin dice la verdad. “Maté a un niño”, murmura en voz baja. “¿Es en serio?” susurra Shiv. “Es jo***o y solitario”, solloza Kendall mientras confiesa. “Estoy hecho pedazos”.
Es Roman, de todas las personas, quien viene al rescate de su hermano mayor, a su manera más genuina. Mientras Kendall cuenta la historia del accidente automovilístico en la boda de Shiv e insiste en que intentó más de una vez rescatar al joven meseri del automóvil accidentado en el río antes de que por fin huyera y lo dejara ahogarse, Roman se lanza a lo que solo se puede describir como una rutina de comedia. “Esto me suena a la historia de un héroe, porque habría salido directo del agua como un gato atigrado de un baño”, dice inexpresivo. “No eres un asesino, en el peor de los casos eres un irresponsable. Solo te engrandeces”. La forma en que Kendall lloriquea y dice “no, hombre”, mientras se ríe entre dientes contra sus mejores instintos, es una interpretación tan hermosa de la dinámica muy particular entre alguien que está molesto y alguien que los ama lo suficiente como para hacer cualquier cosa para hacerlos esbozar una sonrisa. Es casi suficiente para hacernos olvidar que de lo que bromean es de un empleado muerto. “Sabes, un mesero menos, eso tiene sentido, me tomó una eternidad conseguir una maldita bebida en su boda”, agrega Roman. “Supongo que solo trato de decir quién es la verdadera víctima aquí, porque esperé tres cuartos de hora por un gin tonic”. Sí, la implicación te hace estremecer, pero el momento también casi me hace llorar.
Por fin, entonces, los tres deciden unirse para poner fin a la oferta de Logan de vender la empresa. “Creo que incluso si esto me da ganas de vomitar, y sale mal, y quiero matarlos a ambos todos los días, creo que podríamos hacer un buen equipo”, suspira Roman. (Ignoremos por ahora el hecho de que tuvo que fingir un sonido de vómito para superar una declaración tan sincera; después de todo, es Roman Roy). Sus respectivas participaciones en Waystar Royco, obsequiadas como una condición del divorcio de Logan y Caroline, tienen la capacidad de destronar a Logan. Shiv, llama a Tom desde el automóvil mientras conducen para enfrentarse a su padre, sugiere que usen las noticias de ATN de la misma manera que lo hicieron para destituir al actual presidente de EE.UU. a principios de esta temporada, al sembrar citas sobre la mala salud de su padre. Por un momento, parece que el programa por fin podría darnos todo lo que ha estado colgando frente a nosotros desde 2018, al enviar a Logan al cementerio y reparar la relación entre sus hijos hasta que tengan la oportunidad (imposible) para convertirse en seres humanos razonables. “¿Estás listo para esto?” Shiv le pregunta a Kendall, quien parece hace poco revitalizado por la oportunidad de reiniciar su tan deseado golpe. “Básicamente lo he planeado desde que tenía cuatro años”, gruñe.
Eggwatch, o: The Top of the Bottoms
Tú sabes y yo sé, por supuesto, que nada bueno perdura en el universo de Succession, así que pasemos un momento con nuestro momento favorito para recuperar el aliento. En la boda, Greg todavía hace malabarismos con dos mujeres, sentadas entre las dos en la ceremonia y luciendo como un chicle largo y blanco en su esmoquin. Él le dice a Tom que la influencer Contessa-slash-gut-yogur es la octava en la fila para el trono de Luxemburgo. “¡Octava en la fila!” Tom exclama. “¡Greg, si te casas con ella, estás a un accidente de avión de convertirte en el rey más extraño de Europa! ¡Te encargas de un par de hemofílicos y eres el rey de Luxemburgo!”. Hay un revés momentáneo cuando la influencer-Contessa menciona donar una parte de su herencia a una organización benéfica ambiental (”¿qué organización benéfica?” pregunta Greg Hirsch nervioso, que demandó a Greenpeace) pero al final se llevan bien y dejan a Greg en la recepción.
“Ella tiene una crisis existencial sobre su marca personal”, le dice a Tom, encantado, “y yo estoy allí para engatusarla”. Tom, que acaba de colgar el teléfono después de discutir el intento de golpe de estado de los niños Roy con Shiv, tiene otras cosas en mente. Al pedirle a Greg que tome asiento, procede con lo que, extrañamente, es la única obertura de verdad romántica en el episodio, a pesar de toda la acción que se desarrolla en una boda y de que dos personas se han comprometido. “Las cosas pueden estar en movimiento”, pregunta con cuidado, “así que... ¿quieres venir conmigo, Sporus?” “¿Puedo pedir más información?” Greg presiona. “No”, dice Tom, sonriendo. “No lo creo”. Lo que Tom puede ofrecer es una oportunidad para que Greg se mueva “lejos del medio infinito y hacia la parte inferior de la parte superior”. (Las bromas, honestamente, se escriben solas). “¿Quién te ha cuidado en esta maldita familia?” le pregunta a Greg, y Greg no puede responder. “¿Puedo conseguir el mío propio...?” comienza, y Tom interviene: “¿Tu propio Greg? Puedes tener veinte”. “¿Qué voy a hacer con un alma, de todos modos?” Greg decide, al ir con todo con Tom para intentar ser el mejor de todos los pasivos. “Las almas son aburridas, de todos modos”.
¿Qué tengo en mi mano? ¿No lo sé, amor?
Cuando Roman, Shiv y Kendall aparecen listos para asaltar lo que en efecto es el dormitorio de su padre, con un guardia pesado de rostro pétreo, el espectáculo se siente tan shakesperiano como siempre. También se siente shakesperiano que su padre los espere. Hay una breve lucha por el poder en la que accede a compartir su plan con Roman y Shiv siempre y cuando Kendall salga de la habitación, el primero de los muchos intentos de abrir una brecha entre ellos. Declinan, presentan un frente unido. Con calma, Logan, que está sentado con Frank, Karl y Gerri, resolviendo los problemas, les informa que el trato está más o menos cerrado y que se vende por US$5 mil millones. “¿Qué vas a hacer con el billete de cinco”, pregunta Kendall, “ponerlo en la pila con todos tus otros billetes?” “Tal vez, sí”, Logan se encoge de hombros, sugiere que sus hijos deberían “hacer su propia maldita factura” en lugar de contar con la compañía para las donaciones.
“Necesitas una supermayoría”, dice Shiv, “y podemos detenerlo”. Brian Cox, de alguna manera más aterrador aquí que cuando fue el primer hombre en interpretar a Hannibal Lecter, arremete, Logan ladra como un perro de ataque babeante: “¡Los tengo venvidos, idiotas!” ruge, antes de imitar a Shiv con una cruel voz de bebé. Él tiene a su madre al teléfono, revela casualmente, y han reorganizado los detalles de su acuerdo de divorcio, de modo que los niños Roy ya no ejercen el poder que alguna vez tuvieron y, por lo tanto, no pueden hacer nada para evitar la venta. “¿Qué tienes en su mano?” Logan pregunta triunfante. Roman, al recordar el mensaje de voz que le dejó a su padre después de la fiesta de Logan, dice: “No sé, ¿amor de mi***a?” Quizás por primera vez en el programa, los ojos de Roman se llenan de lágrimas, una vista muy conmovedora que, en última instancia, no tiene ningún impacto en su padre. “Vienen aquí, con todo”, sisea Logan, “y ahora se convirtieron en jo****s salchichas, ¿hablas de amor? Yo. Gané. Ca***o.”
Roman, el Roy más joven y quizá el perro metafórico al que Logan ha pasado más tiempo pateando e intimidando a lo largo de los años, apela a Gerri después de que Logan se ha ido. “No está bien”, implora. “Puedes ayudarnos, ¿verdad? Puedes detenerlo”. “¿Cómo sirve a mis intereses?” pregunta ella con frialdad. Por completo jo***o por sus dos madres de la manera opuesta a la que él esperaba, Roman se arruga al igual que Kendall al principio del episodio, luciendo igual, con los ojos vacíos y sin vida. Es en este momento que Tom, vestido con un traje blanco que antes lo hacía parecer El Hombre de Del Monte pero que ahora lo hace parecerse a un cruel mafioso, aparece en la puerta y recibe una palmada en el hombro de Logan, no el beso de papá que todo el mundo espera exactamente, aunque es claro que Tom le ha dado su propio beso de Judas, el cual fue objeto de burlas en el episodio cuatro. Fue en este punto que me di cuenta de que gritaba “oh Dios mío” en voz alta, mi voz crecía cuando Tom entra en la habitación y consuela a Shiv, que empieza a darse cuenta de las cosas, como si nada malo hubiera pasado. Qué espectáculo y qué episodio final; qué mano tan extraordinariamente lenta han jugado con el patético y engañado Tom y su amado esposa eunuco Greg Hirsch. No tengo idea de cómo alguien regresa de esto, pero claro regresaré para averiguarlo.
'Succession' está disponible para ver en Sky y NOW