Palabras inscritas en una mano de bronce reescriben el pasado de la lengua vasca
El descubrimiento de cinco palabras inscritas en una mano de bronce de hace 2.000 años podría reescribir la historia de la lengua vasca, uno de los idiomas más misteriosos de Europa
El descubrimiento de cinco palabras inscritas en una mano de bronce de hace 2.000 años podría reescribir la historia de la lengua vasca, uno de los idiomas más misteriosos de Europa.
Investigadores en el norte de España dijeron esta semana que descubrieron lo que consideran el registro escrito más antiguo de una lengua precursora del vasco moderno, que se remonta al siglo I a.C.
El instituto de investigaciones vasco Sociedad de Ciencias Aranzadi dijo que se descubrió la inscripción en una pieza plana de bronce con forma de mano humana desenterrada por los arqueólogos el año pasado. Los investigadores creen que es la prueba más antigua conocida de un lenguaje vascón escrito, un precursor del vasco que aún se habla en partes del norte de España y el suroeste de Francia.
El descubrimiento podría poner en tela de juicio la convicción generalizada de los lingüistas de que los vascones, una tribu de la Edad de Hierro asentada en un territorio que constituye la actual región española de Navarra, solo empezaron a escribir en su idioma cuando llegaron los invasores romanos con su latín escrito.
“Esta pieza pone patas arriba lo que hasta ahora pensábamos de los vascones y la escritura", dijo Joaquín Gorrochategui, profesor de lingüística indoeuropea en la Universidad del País Vasco. "Estábamos casi convencidos de que los vascones eran analfabetos en la antigüedad y no hacían uso de la escritura, nada más que para acuñar alguna moneda”.
Los arqueólogos creen que la pieza que llaman “la mano de Irulegi”, por el sitio donde la hallaron al pie de un castillo medieval, pendía de una puerta como un amuleto protector.
Hasta ahora los lingüistas han logrado traducir una de las palabras: “sorioneku”, que se corresponde con la palabra vasca “zorioneku”, afortunado.
El vasco sobrevive a pesar de haber cedido terreno al español y el francés. Se calcula que varios cientos de miles de personas hablan euskara en el País Vasco y la región de Navarra, en España, y al otro lado de los Pirineos, en una pequeña zona de Francia.
Los lingüistas lo consideran una “lengua aislada”, o sea que no tiene parentesco conocido con otras lenguas.