‘WeCrashed’: Jared Leto y Anne Hathaway aportan una alquimia especial a una historia de amor improbable
Aunque se siente demasiado larga y demasiado literal, esta nueva serie de Apple TV+ sabe que es probable que su audiencia simpatice con la fantasía de la cultura del ajetreo
La secuencia inicial de la nueva superproducción de Apple+, WeCrashed, muestra a un desolado unicornio caminando por las bulliciosas salas de un espacio de trabajo comunitario. Si no logras entender la importancia de estas imágenes, tampoco entenderás la mayor parte de este show, que requiere un grado de alfabetización en LinkedIn (y una tolerancia a él) para poder abordarlo. El unicornio, un irritante término empresarial para una start-up valuado en más de US$1 mil millones, es WeWork, la empresa de espacios de trabajo, con cerveza de barril y ping pong, que alcanzó una valoración de US$47 mil millones en apenas unos años y luego, como adelanta de alguna manera el título de la serie, se derrumbó.
El fundador y director general de WeWork era Adam Neumann, un exoficial naval israelí, interpretado con un fanatismo hipnótico por Jared Leto. El actor retrata a Neumann desde finales de sus veinte años hasta la actualidad, una proeza de vampirismo atemporal para la que Leto, de 50 años, está perfectamente preparado. Neumann (quien se describe a sí mismo constantemente como un “emprendedor serial”, con tal intensidad que uno se pregunta qué otras cosas habrá hecho serialmente...) tiene la visión de WeWork, y a diferencia de muchas historias de éxito emprendedor, menos ética laboral y más complejo de mesías. “¿Sí sabes que no eres Dios?”, le pregunta su cofundador Miguel McKelvey (KyleMarvin). “Tienes que admitir que me parezco un poco a él”, responde Adam.
Pero, en lo que respecta al ego, su esposa, Rebekah, una actriz, exmaestra de yoga y prima hermana de Gwyneth Paltrow, cuyo frágil perfeccionismo cobra vida, con deleite, Anne Hathaway, lo iguala perfectamente. Cuando Leto y Hathaway aparecen juntos en pantalla (y eso es gran parte de la serie, cuyo eslogan es “Una historia de amor con valor de US$47 mil millones”), vemos esa alquimia especial que shows como Big Little Lies y True Detective logran: estrellas de cine ganadoras del Oscar que pueden trascender la contracción de su formato. Hathaway, en particular, tiene una calidad de estrella tan luminosa que estoy seguro de que quedaría paralizado al verla leer la guía telefónica en la pantalla de mi Apple Watch.
Y el poder de las estrellas es algo que gobierna a esta pareja New Age. “Eres una supernova”, es el estribillo de mamá tigre de Rebekah, que lanza tanto cuando Adam compra sus primeras propiedades, como cuando lo despiden como director general. A pesar de todo el carisma de líder de culto de Adam, ella es la que mueve los hilos, o mueve otras cosas, mientras lo motiva a hacer una nueva inversión masturbándolo en un almacén abandonado. En su boda, Rebekah se refiere a ellos como “dos viajeros cósmicos”; una ceremonia que solo sucede después de que ella lo obliga a físicamente a adoptar una posición para proponerle matrimonio. “Te manifesté”, le dice ella después.
Al igual que muchos de los dramas de nuevas empresas tecnológicas que han seguido a The Social Network, de David Fincher, WeCrashed es demasiado largo y demasiado literal. El problema es, quizás, que al mismo tiempo que es una parábola sobre las trampas del despilfarro (”En algún momento de la vida tienes que preguntarte a ti mismo: ¿cuánto es suficiente?”, le pregunta un inversor a Neumann en cierto punto, lo que es, como diría Shakespeare, el problema), los creadores de WeCrashed saben que es probable que su audiencia sienta cierta simpatía por la fantasía de la cultura del ajetreo. ¿Por qué otra razón veríamos una serie de ocho partes que le da a las presentaciones de negocios y a los planos la seriedad que normalmente se le otorga a las grandes obras de arte? A pesar del hecho de que Neumann es retratado como mitad Tommy Wiseau de The Room y mitad Viktor Navorski de The Terminal (incluso dice “algo para comer”, lo que hará que los fanáticos de The Terminal celebren), WeCrashed utiliza su sátira muy a la ligera.
En última instancia, la historia del declive y la caída (parcial) de WeWork no es tan interesante. No tiene la tensión de las consecuencias de los fundadores en Facebook o los fuegos artificiales de autocombustión en Theranos. Entonces, el corazón de WeCrashed se convierte, en cambio, en esta historia de amor extrañamente simpática (las personalidades desagradables se atraen, se podría decir) entre Adam y Rebekah. A pesar de todo lo que se habla de unicornios y arrendamientos de alquiler y OPI, el verdadero drama es humano. El lema que frecuentemente repetía Neumann para WeWork era “No es lo que puedes ver, sino quién puede verte”. Para usar casi sus mismas palabras, WeCrashed no se trata de lo que estás viendo, sino de a quiénes estás viendo hacerlo.