Argentinos presienten la gloria en Qatar
Los argentinos despiertan listos para mirar el encuentro en que su selección nacional buscaba en Qatar el tercer título de su historia en la Copa del Mundo —primero desde México 1986—, con un sentimiento de unidad y alegría, raro en un país sumido en crisis económicas durante años y que padece una de las peores tasas inflacionarias del mundo, de casi 100% al año
Zeyda Cipra ha estado muy nerviosa en los días previos a la final mundialista del domingo, entre Argentina y Francia. Su ansiedad ha sido tanta que debió compartirla con su psicóloga.
“Me dijo que ella está igual que yo con el tema del Mundial”, dijo entre risas la estudiante argentina de economía, de 35 años, quien despacha además en una tienda de mascotas en Buenos Aires. “Estoy muy emocionada y tengo una ansiedad terrible”.
Los argentinos despertaron el domingo listos para mirar el encuentro en que su selección nacional buscaba en Qatar el tercer título de su historia en la Copa del Mundo —primero desde México 1986.
Lo hicieron con un sentimiento de unidad y alegría, raro en un país sumido en crisis económicas durante años, que padece una de las peores tasas inflacionarias del mundo, de casi 100% al año, y donde casi cuatro de cada 10 argentinos viven en condiciones de pobreza.
“La gente está con una alegría muy, muy intensa todo el tiempo, los autos andan con la bandera. Toda la ciudad está como vestida con la bandera”, dijo Guillermo Ortiz, podólogo de 52 años. "Lo loco es que estamos todos unidos y decimos que queremos lo mejor, que generalmente no pasa en este país. Como que el fútbol hace un círculo y nos mete a todos”.
Argentina no llegaba hasta la final de una Copa del Mundo desde 2014, cuando cayó ante Alemania. Muchos argentinos consideran que la expectación para el encuentro de este domingo era incluso mayor que en el certamen de hace ocho años en Brasil.
“Esto tiene algo particular por la situación del país, la verdad es que la estamos pasando muy, muy mal y estamos esperando esa alegría", comentó Martín Ferreyra, plomero de 46 años. "Estamos disfrutando un respiro como sociedad”.