¿Quién es Lucy Letby? Enfermera en Inglaterra acusada de asesinar a siete bebés en sus cunas de hospital
La mujer de 33 años envenenó a las víctimas recién nacidas con insulina, las sobrealimentó con leche y les inyectó aire en el hospital Countess of Chester, según se escuchó en el juicio
La enfermera Lucy Letby fue declarada culpable del asesinato de siete recién nacidos en la unidad de neonatos de un hospital, lo que la convierte en una de las asesinas en serie de niños más prolíficas de Gran Bretaña.
Tras un juicio de 10 meses en el que los miembros del jurado del Tribunal de la Corona de Manchester escucharon a más de 240 testigos, Letby fue declarada culpable de siete cargos de asesinato e intento de asesinato de otros seis.
Letby, de 33 años, inyectó aire deliberadamente a los bebés o los envenenó con insulina entre junio de 2015 y 2016, mientras trabajaba en el hospital Countess of Chester, en el noroeste del país. Otros bebés, que habían nacido de forma prematura o tenían necesidades vulnerables específicas, sufrieron daños al ser alimentados con cantidades excesivas de leche, mientras que uno sufrió agresiones físicas.
Letby no estuvo en el banquillo de acusados cuando el jurado emitió su veredicto final el viernes tras 22 días y más de 100 horas de deliberación. Sus padres también estuvieron ausentes del tribunal, pero las familias de las víctimas se encontraban en la tribuna del público.
El jurado emitió los veredictos sobre 16 de los 22 cargos a los que se enfrentaba en días anteriores, pero no pudieron ser comunicados hasta ahora. El jurado no pudo llegar a un veredicto sobre seis cargos de intento de asesinato, lo que llevó a los familiares de uno de los bebés a salir enfurecidos del tribunal. El 8 de agosto, cuando se emitieron los dos primeros veredictos de culpabilidad por dos intentos de asesinato, Letby contuvo las lágrimas en el banquillo de los acusados y abandonó la sala llorando.
La policía de Cheshire dice que sigue revisando los registros de cuidado de unos 4.000 bebés que fueron ingresados en el Countess of Chester —y también en el Liverpool Women’s Hospital, donde Letby realizó dos prácticas— durante su empleo a partir de 2012.
También se anunció que se llevará a cabo una investigación independiente sobre el caso para examinar “las circunstancias que rodearon las muertes y los incidentes, incluida la forma en que se abordaron las preocupaciones planteadas por los médicos”, dijo el Departamento de Salud.
Ante la sentencia de Letby el próximo lunes, repasamos cómo se desarrolló su horrible matanza.
Letby era “una presencia malévola constante”
El juicio escuchó que Letby era la “presencia malévola constante” cuando las cosas tomaron un giro para peor para sus víctimas, con bebés aparentemente sanos que con frecuencia se deterioraban drásticamente bajo su cuidado.
Las preocupaciones se plantearon por primera vez en junio de 2015 después de que tres bebés murieran en un periodo de dos semanas, y el nombre de Letby surgió por primera vez entre un grupo de consultores.
A pesar de ello, siguió trabajando en la unidad durante otros 12 meses hasta que fue trasladada a tareas administrativas en julio de 2016.
El tribunal escuchó que en una ocasión, un médico entró en la habitación mientras se sospechaba que ella estaba en el proceso de tratar de matar a un bebé prematuro en febrero de 2016.
Tras establecer la relación entre las muertes, los colapsos y la presencia de Letby, el Dr. Ravi Jayaram declaró ante el jurado que se sintió “extremadamente incómodo” al dejarla a solas con el bebé, y al llegar descubrió que el tubo de respiración del bebé se había desprendido.
Tras la muerte de dos trillizos varones en junio de 2016, Letby fue señalada como el “denominador común” y se convirtió en objeto de una revisión hospitalaria. A mediados de 2017 contactaron a la policía de Cheshire para que colaborara en la investigación y, tras obtener el asesoramiento de expertos, la arrestaron.
Al abrir el caso de la fiscalía en octubre pasado, Nick Johnson K.C. dijo: “Es un hospital como tantos otros en el Reino Unido, pero a diferencia de muchos otros hospitales en el Reino Unido y a diferencia de muchas otras unidades neonatales en el Reino Unido, dentro de la unidad neonatal del Hospital Countess of Chester trabajaba una envenenadora”.
“Bebés que no habían estado inestables en absoluto se deterioraban de repente. A veces, bebés que habían estado enfermos pero se habían recuperado, de repente se deterioraban sin motivo aparente”.
“Después de buscar una causa, que no pudieron encontrar, los asesores se dieron cuenta de que los inexplicables colapsos y muertes tenían un denominador común. La presencia de una de las enfermeras de neonatología y esa enfermera era Lucy Letby”.
Tras su condena, la fiscal de la Corona Pascale Jones dijo de Letby: “Los padres estuvieron expuestos a su curiosidad morbosa y a su falsa compasión”.
“Demasiados de ellos volvieron a casa con una habitaciones para bebé sin ocupar. Muchos niños supervivientes viven con las consecuencias permanentes de sus ataques a sus vidas”.
“Sus ataques fueron una completa traición a la confianza depositada en ella”.
Al igual que los padres de cientos de bebés que Lucy Letby atendió, una madre de gemelos recién nacidos confió “completamente” en la enfermera.
Letby, de 33 años, asesinó al hijo de la mujer, el niño E, con una inyección mortal de aire en el torrente sanguíneo y al día siguiente intentó matar a su hermano gemelo, el niño F, envenenándolo con insulina.
En el juicio celebrado en el Tribunal de la Corona de Manchester, la mujer declaró haber oído gritos mientras caminaba por el pasillo principal hacia la sala de cuidados intensivos. “Era un sonido que no debería provenir de un bebé tan pequeño”, dijo. “No puedo explicar qué sonido fue. Fue horrible. Más un grito que un llanto”.
Las condenatorias notas de “Yo lo hice”
Al principio del juicio, se informó al tribunal de un inquietante descubrimiento en su casa.
En un cateo de la propiedad en Chester se encontraron varias notas adhesivas escritas a mano en las que había escrito: “Los maté a propósito porque no soy lo bastante buena”, “Soy una persona horrible” y “SOY MALA, YO LO HICE”.
Otras notas garabateadas incluían las palabras “Mátame”, “Ayúdame” y “No puedo seguir haciendo esto”. La policía también descubrió 257 notas que contenían detalles médicos de sus víctimas, incluyendo cuántas dosis de adrenalina se le había dado a un niño durante su colapso.
Ben Myers K.C., defensor de Letby, había insistido en que las notas mostraban la “angustia, no la culpabilidad” de su cliente, aleganto ante el jurado que eran “el desahogo de una mujer joven cuando se enteró de que estaba siendo acusada de matar a niños, a los que había hecho todo lo posible por cuidar”.
Entre los objetos encontrados bajo la cama de Letby figuraba una nota con los medicamentos administrados a un bebé cuando luchaba contra la muerte. El registro de los medicamentos de urgencia suministrados al bebé se escribió en una toalla de papel durante los 30 minutos que duró la reanimación, mientras ella le administraba respiraciones artificiales de rescate. Antes había inyectado aire en el torrente sanguíneo del niño M y también había envenenado a su hermano gemelo, el niño L, con insulina.
El análisis de los dispositivos de Letby reveló que había realizado varias búsquedas en Facebook de los familiares de sus víctimas y que se había “obsesionado” con una madre, a la que buscó en varias ocasiones, incluido el día de Navidad.
Con una bebé, conocida como niña I, Letby intentó asesinarla en cuatro ocasiones inyectándole aire en el estómago y en el torrente sanguíneo. Descrita como “calculadora” y “despiadada”, Letby envió a sus padres una tarjeta de pésame tras la muerte de la niña el 23 de octubre y tenía guardada una foto de ella en su teléfono móvil.
Letby negó los cargos, y su abogado defensor afirmó que la “atención deficiente” en el Countess of Chester había sido un factor importante, y acusó a los jefes del hospital de una “conspiración” para encubrir las deficiencias de la sala de neonatos.
Tras los veredictos, la abogada Pascale Jones, de la CPS (Fiscalía de la Corona), señaló que Letby les “lavó el cerebro” a sus colegas del hospital para que pensaran que no ocurría nada siniestro en la unidad neonatal.
La “simpática” enfermera que se convirtió en una asesina de niños a la vista de todos
La “simpática Lucy”, como la llamó un asesor, nació en Hereford en enero de 1990, hija única de John y Susan Letby, que asistieron al juicio de su hija.
Tras una infancia anodina llena de vacaciones en Devon, asistió a la escuela local antes de graduarse en enfermería en la Universidad de Chester, a 160 kilómetros de casa.
Uno de los escasos momentos de emoción durante los diez meses de juicio se produjo cuando se mostraron a los miembros del jurado fotografías de su dormitorio en Hereford, lo que provocó que Letby se derrumbara en el banquillo de los acusados.
La desordenada habitación daba una impresión infantil de la asesina en serie, con dos osos de peluche colocados sobre una funda nórdica con la frase “Dulces sueños” en inglés (Sweet Dreams).
En las paredes de la habitación había cuadros enmarcados con los lemas “Brilla como un diamante” (Shine Bright Like A Diamond) y “Deja destellos dondequiera que vayas” (Leave Sparkles Wherever You Go), mientras que en la puerta colgaba una mullida bata de lunares rosas y blancos.
Durante su época universitaria en Chester, se la veía como una alumna estudiosa que nunca salía a divertirse en las noches mientras trabajaba para alcanzar su meta.
De hecho, tras obtener el reconocimiento de enfermera titulada del NHS (Servicio Nacional de Salud del Reino Unido) en 2011, Letby se labró una reputación entre sus colegas de fiable, trabajadora y digna de confianza.
Pero el exterior inocente enmascaraba una verdad aterradora, se escuchó en su juicio.
“Lucy Letby operaba a la vista de todos”, dijo Nicola Evans, oficial superior de investigación adjunta. “Abusó de la confianza de las personas que la rodeaban, no solo de los padres que le habían confiado sus bebés, sino también de los enfermeros con las que trabajaba, de las personas a las que consideraba amigas”.
Tras los veredictos, Evans dijo: “Describiría a Lucy Letby desde mi propia experiencia en esta investigación como beige. No hay nada excepcional o escandaloso que hayamos encontrado en ella como persona. Y creo que eso se ha visto durante el juicio, que era una enfermera normal, una veinteañera normal...”.
“Pero está claro que había otra cara que nadie vio —una mentira masiva— y que desentrañamos durante esta investigación y durante el juicio”.
El Dr. Dominic Willmott, profesor titular de criminología en la Universidad de Loughborough, dijo que Letby podría haber estado motivada por un “deseo patológico de atención y simpatía”.
Sin embargo, los detectives afirman que es posible que nunca se conozca la razón por la que Letby se lanzó a la matanza. Al hablar después del caso, el detective superintendente Paul Hughes dijo: “En última instancia, la única persona que puede responder a la pregunta ‘¿por qué?’ es la propia Lucy Letby. No creo que lo sepamos nunca a menos que ella decida decírnoslo”.
Respuesta sin emociones en el banquillo
Durante los meses que duró el juicio, Letby se mostró huraña y melancólica en el banquillo de los acusados. En el estrado, lloraba puntualmente para su abogado, pero se mostraba casi beligerante cuando la interrogaba la fiscalía.
Al fiscal Johnson no se le escapó que afirmó no recordar a algunas de sus víctimas. También señaló que no derramó lágrimas por ninguno de los bebés. Estas, recalcó, estaban reservadas exclusivamente para Lucy Letby.
Al oír que había sido declarada culpable de los cuatro primeros asesinatos y cuatro intentos de asesinato, Letby permaneció impasible con la cabeza gacha.
Se oyó a su madre gritar “Esto no puede estar bien, esto no puede estar bien” y sollozar desconsoladamente, antes de que su marido la escoltara fuera de la sala.
Letby, finalmente declarada culpable tras un largo juicio, ingresará en prisión preventiva y será sentenciada a su debido tiempo.
Se une así a la lista de los peores asesinos de niños de Gran Bretaña, junto con Myra Hindley y su compañero Ian Bradley. Los asesinos de los páramos mataron a cinco niños en Manchester y sus alrededores en la década de 1960.
La enfermera Beverley Allitt fue sentenciada por matar a cuatro niños en la década de 1990, administrándoles grandes dosis de insulina en el hospital general del distrito de Grantham y Kesteven, en Lincolnshire.
Por sus horribles crímenes, Letby solo puede recibir una cadena perpetua obligatoria y probablemente pasará la mayor parte de su vida tras las rejas.
Infame en todo el país, es probable que sea internada en HMP Low Newton, una prisión de máxima seguridad que alberga a muchas de las asesinas más mortíferas de la historia reciente.
Tras los veredictos, las familias de las víctimas del caso de Lucy Letby expresaron su “extremo dolor, rabia y angustia”. Janet Moore, coordinadora de enlace con las familias de la policía de Cheshire, leyó una declaración conjunta en nombre de las familias en la que se decía: “Tenemos el corazón roto, estamos devastados, enfadados y aturdidos. Puede que nunca sepamos realmente por qué ocurrió esto”.
Traducción de Michelle Padilla