¿Por qué los ataques de AMLO contra el periodista Loret de Mola violan la Constitución?
Al divulgar la información sobre los ingresos de Carlos Loret, el presidente de México incurrió en un grave abuso de poder y violó los derechos humanos del comunicador
Los ataques del presidente Andrés Manuel López Obrador contra el periodista Carlos Loret de Mola representan, hasta ahora, no solo el mayor escándalo político de la llamada 4T, sino un acto ilegal por las graves violaciones a la Constitución en las que ha incurrido el primer mandatario.
El hecho de que durante sus mañaneras AMLO se haya dedicado por horas a linchar a Loret de Mola y dar a conocer sus ingresos viola los derechos humanos del periodista quien, como cualquier otro ciudadano, tiene derecho a la protección de su información privada.
La decisión de difundir el salario del comunicador es un claro abuso del poder del presidente porque utilizó todos los recursos del Estado para obtener información que pone en peligro la vida de Loret de Mola. En una columna publicada en el diario Washington Post, el periodista señala: “En lo personal, el presidente puso a mi familia y a mí a merced del crimen organizado: en México las leyes mantienen en privado esos datos para no despertar el apetito de la delincuencia”.
Aunque Loret de Mola siempre ha sido denostado por López Obrador por sus posturas críticas hacia la 4T, la furia del mandatario contra el comunicador se intensificó a raíz de que éste revelara que José Ramón López Beltrán, hijo de AMLO, habitó una mansión en Houston, propiedad de un contratista de Pemex. El hecho podría constituir un grave conflicto de interés porque el hijo del presidente y su familia ocuparon la vivienda un mes antes de que la paraestatal le otorgara al empresario un jugoso contrato por 85 millones de dólares.
Esta revelación le ha dado la vuelta al mundo y le ha causado un enorme malestar al mandatario porque le ha quitado credibilidad a su discurso favorito: el combate a la corrupción, a los conflictos de interés y la defensa de la austeridad en todas sus formas.
¿Con qué cara podrá ahora López Obrador decirle a los mexicanos que basta con que tengan un par de zapatos, que no deben ser materialistas ni “aspiracionistas”, que el desear tener más es propio de la gente egoísta que quiere pisotear a los de abajo y que su gobierno “es diferente” porque no hay nepotismo, ni privilegios, ni derroches?
El proceder de López Obrador contra Loret de Mola deja en claro que la investigación sobre su hijo lo ha dejado muy mal parado y que está dispuesto a vengarse hasta las últimas consecuencias.
Rosario de fallas legales
Pese a que muchos expertos en derecho, como el catedrático Everardo Moreno de la UNAM, han señalado que los ataques contra el periodista representan un rosario de fallas legales, entre ellas la violación al artículo 108 de la Constitución, al artículo 210 del Código Penal y al artículo 69 del Código Fiscal, el presidente no ha retrocedido ni un ápice en su postura beligerante.
Tal parece que está decidido a seguir adelante con sus ataques, no sólo contra Loret de Mola sino contra todos los periodistas, académicos e intelectuales que le señalan errores en su gobierno, desde el mal manejo de la pandemia hasta la falta de resultados en materia económica y en el combate a la corrupción y al crimen organizado.
Los ataques de López Obrador contra la prensa se dan, además, en un contexto de grave inseguridad para los comunicadores. México se ha convertido en el país más peligroso del mundo para ejercer el periodismo.
Tan solo en lo que va de este año han sido asesinados ya seis periodistas, por lo que incluso dos senadores de Estados Unidos le enviaron una carta al secretario de Estado, Anthony Blinken, para que le exprese al gobierno de México la preocupación de Washington por el ambiente de hostilidad que atenta contra la libertad de expresión en ese país.
Condena a los ataques contra la prensa
Diversas organizaciones e instituciones como Human Rights Watch, Reporters Without Borders, la Asociación Interamericana de Prensa y el Comité para Proteger a Periodistas, se han unido a esta preocupación por la seguridad de los comunicadores. El fin de semana, Leopoldo Maldonado, director para México y Centroamérica de Artículo 19, manifestó que “los ataques a la prensa son una irresponsabilidad política enorme, cuando se tiene la obligación de llamar a la paz y encontrar soluciones para que cesen los ataques contra los periodistas”.
Los comunicadores críticos del gobierno, por otra parte, no solo tienen que soportar los insultos de López Obrador quien los llama, “mercenarios”, “golpeadores”, “corruptos”, “reaccionarios” y “enemigos de la 4T” sino la andanada de amenazas en las redes sociales de quienes son afines al presidente.
Este clima de confrontación se ha traducido en acoso, intimidación, amenazas de muerte e incluso ataques físicos contra decenas de comunicadores. De 2000 a la fecha, Article 19 ha documentado 150 asesinatos de periodistas en México, sin que en la mayoría de los casos se haya detenido a los responsables. Durante el gobierno de Enrique Peña Nieto se cometieron 47 asesinatos y 53 en lo que va de la administración de López Obrador, según Alejandro Encinas, subsecretario de Derechos Humanos, Población y Migración.
En este contexto, desde esta columna, expreso mi solidaridad irrestricta hacia Loret de Mola y todos los periodistas mexicanos que, solo por cumplir con su trabajo, son objeto de persecución por parte del gobierno de López Obrador. El presidente ha fallado de manera flagrante en su obligación de generar las condiciones necesarias para la práctica del periodismo, el respeto a la libertad de expresión y el derecho de la sociedad a estar informada, lo que pone en grave peligro a la democracia en México.