Presidente bielorruso niega represión a un año de elecciones
El presidente autoritario de Bielorrusia rechaza que su gobierno hubiera emprendido una dura represión contra los disidentes luego de que su reelección el año pasado provocó una ola de protestas masivas durante un mes
El presidente autoritario de Bielorrusia rechazó el lunes que su gobierno hubiera emprendido una dura represión contra los disidentes luego de que su reelección el año pasado provocó una ola de protestas masivas durante un mes. El mandatario también prometió que dejará el cargo “muy pronto”, pero no especificó cuándo.
Mientras tanto, su principal rival en esas elecciones le recordó a la comunidad internacional que Bielorrusia sigue necesitando su apoyo.
El presidente Alexander Lukashenko realizó su conferencia de prensa anual en el primer aniversario de las elecciones que le dieron un sexto periodo en el cargo, pero las cuales fueron criticadas por la oposición y por países del Occidente quienes señalan que estuvieron amañadas.
En sus primeras declaraciones, Lukashenko defendió las elecciones y acusó a la oposición de preparar un golpe de Estado.
"En aquel entonces, llevamos a cabo la preparación de las elecciones y las propias elecciones en condiciones de total transparencia y democratización de la vida política”, dijo Lukashenko. “La diferencia era sólo que algunos se preparaban para unas elecciones justas, y otros que llamaban a criticar a las autoridades, (se preparaban) para un golpe de Estado”.
Bielorrusia se vio sacudida por meses de protestas provocadas por la reelección de Lukashenko incluso una que atrajo hasta 200.000 personas. Las autoridades bielorrusas respondieron a las protestas con una represión despiadada que vio a más de 35.000 personas detenidas y a miles que fueron golpeadas por la policía. Las principales figuras de oposición han sido encarceladas o se han visto obligadas a abandonar el país.
Lukashenko, quien ha gobernado Bielorrusia con puño de hierro durante 27 años, tilda a sus adversarios de títeres extranjeros y acusa a Estados Unidos y a sus aliados de conspirar para derrocar a su gobierno.