¿Monedas de oro contendrán inflación desbocada en Zimbabue?
Una inflación del 257% en julio hace que asome el fantasma de otro período de hiperinflación desenfrenada como el que sufrió Zimbabue en el 2008
Después de terminar su turno como guardia nocturno en una iglesia de un barrio pobre de Harare, Jeffrey Carlos regresa apurado a su casa para ayudar a su esposa a sacar agua para vender.
Una prolongada escasez de agua hace que la mayoría de los 2,4 millones de residentes de la capital de Zimbabue deban procurarse agua por su cuenta. Carlos tiene suerte porque la vivienda que alquila tiene un pozo y su familia puede extraer agua para vender a los vecinos.
“Es nuestro oro”, dice, en alusión al pozo. “Si tenemos suerte, vendemos hasta 12 baldes por día por 2 dólares”, agregó Carlos, de 50 años y quien tiene tres hijos. Indicó que eso le permite comprar la comida del día.
Un aumento de los precios acompañado de una rápida devaluación de la moneda tienen a la gente al borde del abismo en Zimbabue. Y le recuerdan la inflación de 5.000 millones % que registró el país en el 2008, la más alta de la historia. La inflación subió de un 191% en junio a un 257% en julio y la población teme que se avecine otro período de hiperinflación.
Para evitar un nuevo desastre, el gobierno del presidente Emmerson Mnangagwa tomó el mes pasado una medida sin precedentes y declaró que las monedas de oro podían ser usadas como unidad monetaria. El banco central dijo que, dado que el valor de la moneda de 28 gramos y 22 quilates lo fijan los precios internacionales del oro, ayudará a contener la inflación desbocada y a estabilizar la moneda nacional.
El grueso de la población no tiene acceso a las monedas de oro, que cuestan casi 2.000 dólares cada una, por lo que esta medida le resulta irrelevante. Pero el gobernador del banco central John Mangudya dijo que el impacto de las monedas lo sentirá también la población en general.
“Todos se beneficiarán de la estabilidad que generarán las monedas de oro”, expresó Mangudya. “Donde hay estabilidad, hay estabilidad de precios y en la divisa”.
Agregó que el gobierno se propone lanzar monedas de oro de menor valor en noviembre para que la gente de menos recursos también la pueda usar para ahorrar.
Gente como Carlos, sin embargo, dice que apenas pueden reunir dinero para comer y que no tienen la menor posibilidad de ahorrar.
“¿De dónde sacaremos el dinero para comprar monedas de oro? Esto es para ellos, para los ricos. Para los pobres como yo, no cambia nada. Todo seguirá siendo muy duro”, declaró Carlos a la Associated Press entre viaje y viaje al pozo para sacar agua.
“Las monedas de oro son una artimaña para los ricos. Los ricos se hacen más ricos y los pobres más pobres”, sostuvo Gift Mugano, un profesor de economía, durante debate online.
Pocos creen que las monedas de oro vayan a ayudar a los pobres.
“La gente la pasa mal. Sobreviven con lo justo y la mayoría no podrán ahorrar nada. La gente solo aspira a sobrevivir debido a la inflación”, expresó Prosper Chitambara, un economista de Harare.
Para salir a flote, mucha gente tiene varios trabajos. Carlos dice que cobra unos 100 dólares mensuales como guardia de una iglesia y de un bar pegado al templo. Eso no le alcanza para el alquiler, los gastos de la escuela de sus hijos y otras necesidades básicas. A veces cambia agua por comida.
“Si saco agua para alguien que no tiene dinero, me dan tomates, vegetales, frijoles o maíz. Así conseguimos nuestra comida”, relató.
Su esposa Christwish, de 43 años, prepara la cena --maíz y vegetales del pequeño jardín que tienen en la casa-- usando fuego de leña. Debido a los prolongados cortes de luz, sus hijos hacen las tareas escolares usando velas, aunque sus padres les piden que las empleen el menor tiempo posible.
“Un dólar paga por un pequeño atado de leña que da para una sola comida. Las velas también son caras”, se lamentó Christwish, quien trabaja como empleada doméstica de familias ricas a cambio de dinero o alimentos.
Cosas que antes eran cotidianas ahora tienen un costo prohibitivo, indicó.
“La última vez que comimos pan con margarina fue en la Navidad”, expresó. “Ahora vemos estas cosas en los negocios, pero no las tocamos”.