La guerra santa de Michael Flynn
Michael Flynn, ex asesor de seguridad nacional de Donald Trump, promueve un movimiento centrado en un nacionalismo cristiano, un sistema autoritario en el que solo ciertas personas pueden ejercer el poder, según una investigación de la Associated Press y “Frontline”, de la cadena PBS
La multitud estaba de pie, agitando sus brazos, mientras sonaba “We’re Not Gonna Take It”, de Twisted Sister. Hubo una ovación cuando Michael Flynn subió al escenario, bailoteando y sonriendo, cantando micrófono en mano y alentando a la gente a que le hiciese de coro con ese himno transgresor del rock.
“Vamos a luchar contra el poder/No elijas nuestro destino/porque tú no nos conoces, no eres de los nuestros”.
El maestro de ceremonias lo presentó como “El General de Estados Unidos”. Para los presentes, sin embargo, Flynn es mucho más que eso: Un mártir, un héroe, un líder, un patriota, un guerrero.
Teniente general retirado, ex asesor de seguridad nacional, otrora luchador antiterrorista, Flynn está creando un movimiento basado en ideas nacionalistas cristianas, en el que el cristianismo es el eje de la vida y las instituciones.
Flynn llevó el mes pasado su campaña --una empresa política y espiritual-- a una iglesia de Batavia, en el estado de Nueva York, donde miles de personas pagaron desde unos pocos dólares hasta 500 dólares para escucharlo y asimilar su prédica en el sentido de que Estados Unidos enfrenta una amenaza existencial y que, para salvar la nación, hay que actuar.
Flynn, de 63 años, moviliza votantes con sus presentaciones y apoya candidatos con el fin de crear alianzas y redes de organizaciones sin fines de lucro, una de las cuales piensa invertir 50 millones de dólares, para dar impulso a su movimiento, según una investigación de la Associated Press y del programa “Frontline” de la cadena PBS. Atrae a gente que insiste en que le robaron las elecciones a Trump, que se niega a vacunarse contra el COVID-19 y a usar barbijos, a insurrectos, a los Proud Boys y a funcionarios y dirigentes republicanos. En su campaña, según documentaron la AP y “Frontline”, Flynn y su gente ganaron cientos de miles de dólares.
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Esta nota es parte de una investigación de la Associated Press y “Frontline” que incluye un documental de próxima presentación, “Michael Flynn’s Holy War” (La guerra santa de Michael Flynn), a ser estrenado el 18 de octubre en PBS y online.
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La AP y “Frontline” hablaron con más de 60 personas, incluidos familiares de Flynn, amigos, rivales y colegas para este despacho.
También revisaron documentos sobre la financiación de la campaña, donaciones, publicaciones en las redes sociales y otra información disponible, al tiempo que asistieron a varios actos públicos en los que se presentó Flynn. Los periodistas analizaron decenas de discursos de Flynn, entrevistas y presentaciones públicas. El propio Flynn se prestó a una entrevista frente a las cámaras con lo que llama la prensa dominante.
“Ni sé por qué hablo con ustedes, para ser honesto”, dijo Flynn al inicio de la entrevista.
Entre el 2021 y el 2022, Flynn pronunció más de 60 discursos en 24 estados, de acuerdo con un recuento de la AP y “Frontline”. Cuando habla, el ex asesor de seguridad nacional de Donald Trump propaga teorías conspirativas sin fundamento, generando temor y alimentando el malestar, divisiones y reclamos.
Flynn “es uno de los individuos más peligrosos que hay en Estados Unidos”, afirmó Ruth Ben-Ghiat, historiadora experta en el autoritarismo y el fascismo, autora del libro “Strongmen: Mussolini to the Present” (Hombres fuertes: De Mussolini al presente).
“Encabeza el ataque a nuestra democracia, proveniente de distintos sectores, y está afiliado a varios de estos sectores, desde los militares hasta el nacionalismo cristiano, los negacionistas de la derrota de Trump en las elecciones y grupos extremistas”, manifestó. “Todo esto representa una amenaza muy real. Y él está en el centro de todo”.
Flynn brinda su apoyo a determinados candidatos en todo el país y dice que su meta inmediata es incidir en las elecciones de mitad de término de noviembre.
En Sarasota (Florida), donde vive, colabora con miembros de la organización extremista Proud Boys para influir en la política local. Sus candidatos ganaron unas elecciones en agosto y asumieron el control de la junta escolar del condado.
“Las acciones a nivel local tienen un impacto nacional”, dice Flynn. “Tenemos que recuperar el país, una localidad a la vez, un condado a la vez, un estado a la vez, si eso es necesario”, afirmó ante una audiencia en Salt Lake City.
UN HOMBRE DEL SISTEMA
Flynn no es el único que disemina falsedades y teorías conspirativas en un país como Estados Unidos, donde últimamente se presta poca atención a los hechos. Lo que lo distingue de los demás es su pedigrí. Su condición de militar y sus contactos entre gente poderosa de Washington. Es un general de tres estrellas que dos décadas atrás elaboró estrategias para combatir a los insurgentes en Irak y Afganistán.
Fue el primer asesor de seguridad nacional que tuvo Trump en la presidencia, aunque no duró mucho en ese puesto.
Cuando se metió en líos legales por sospecharse que le había mentido al FBI en relación con sus conversaciones con el embajador ruso en Estados Unidos, cooperó con el mismo establishment que ahora combate y se declaró culpable.
En las semanas siguientes a las elecciones del 2020 recibió un perdón presidencial emitido por Trump y de inmediato se sumó a la campaña “Stop the Steal” (Impidan el Robo), diseminando falsedades acerca de una supuesta interferencia extranjera y manipulación de votos, sin aportar evidencia creíble. Su condición de militar retirado y alto funcionario del aparato de inteligencia, sin embargo, le dieron peso a sus afirmaciones en ciertos sectores.
Dijo que Trump había ganado, que la elección era parte de “un golpe en marcha”; planteó que Trump debería confiscar el equipo usado para votar y que podía movilizar a los militares en ciertos estados y hacer que se repitiesen las elecciones. En diciembre del 2020 llegó incluso a la Oficina Oval de la Casa Blanca para hablar en persona con Trump.
Llamado a declarar ante una comisión legislativa que investigó la insurrección del 6 de enero del 2021, Flynn se negó a decir si creía que la violencia había estado justificada o si pensaba que era posible una transferencia pacífica del poder. Invocó la Quinta Enmienda, que permite a una persona negarse a declarar si piensa que ello puede crearle problemas.
El general de brigada retirado Steven M. Anderson, que sirvió en Irak con Flynn, opinó que las ideas de Flynn van en contra de los valores básicos de los militares estadounidenses y de la propia patria.
Anderson cree que Flynn es “un ejemplo para miles y miles y miles de soldados y ex soldados” y que sus ideas pueden alentarlos a hacer cosas perjudiciales para el país.
“Tenemos un (general de) tres estrellas, ex asesor de seguridad nacional, que dice que podemos desconocer una elección y usar a los militares”, expresó Anderson. Esto, acotó, puede envalentonar a mucha gente a sumarse a los Proud Boys.
Flynn usa sus tres estrellas como un símbolo que le deja saber a la gente que ha estado en los niveles más altos de las estructuras del poder y que sabe cómo funcionan las cosas en Washington y en el mundo en general.
“Es una verdadera lástima que se haya convertido en la persona que es hoy”, dijo Anderson, quien describió a su antiguo colega como “un bufón servil que se ha olvidado del juramento que hizo”.